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Tadeu

El menú infinito de Puigdemont

«La amnistía sería máximamente lacerante para los policías y guardias civiles hoy por hoy encausados, que tienen todas las de perder»

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El menú infinito de Puigdemont

Carles Puigdemont.

Como un hambriento de película de Berlanga invitado a un festín de ricachones, Puigdemont, rey por un día, ha empezado a desgranar los hitos que irán jalonando el supuesto viacrucis del Partido Socialista, que, en aras de obtener los votos de Junts para reeditar el gobierno Frankenstein, se dolerá con cada concesión. 

De hecho, ya han empezado los pages, lambanes, guerras y felipes a rasgarse (a medias) las vestiduras, una especialidad de la Casa de los Trágalas (¡cuánta razón Andrés Trapiello ayer: si están en desacuerdo están con la vecina que se atormenta, que rasguen, pero no a medias, su carné de afiliado en la plaza pública y mediática).

Puigdemont, menos pánfilo que el posibilista Junqueras, quiere cobrar por adelantado; primero, para poner la mesa (del Congreso) el documento de registro de entrada de la petición de que las lenguas regionales sean oficiales en la UE (veremos o no qué estados miembros ponen pie en pared) y la instalación de cabinas permanentes de interpretación en la carrera de San Jerónimo (predestinato, ¡el patrón de los traductores!); para poner los cubiertos, una proposición de ley exprés de amnistía. Y luego a negociar, que son dos meses.

Detengámonos en la amnistía, la llamen como la llamen: si su alcance es el que pide el desafuerado, toda pendencia que, de lejos o de cerca, tenga que ver, desde 2014, con la independencia (incluidos los contratos fragmentados de la ex presidenta del Parlament Laura Borràs a su amiguete), todo, todo, habrá sido perdonado; y  más lo mortal: todo lo que los jueces y fiscales hubieran hecho habría estado guiado por el irrefrenable deseo de un régimen, el de 78, empeñado aplastar a un colectivo oprimido en busca de su merecida y autodeterminada libertad. La medida abarcaría tanto a condenados e indultados como a procesados y profugados. ¡Hasta Marta Rovira podría volver a la cubana, y Anna Gabriel a su flequillo batasuno! 

155 mensajes en dirección a las instituciones europeas, que acabarán por no entender nada. O demasiado.

No descarten, tampoco, que Junqueras y los demás expresos (de medianoche) reclamen resarcimiento por daños y perjuicios y por los kilos (en el doble sentido) perdidos en las celdas y cantinas de la cárcel, respectivamente.

Con ser una indecencia histórica, y sin precedentes en la Europa civilizada del último medio siglo, esta amnistía sería máximamente lacerante para los policías y guardias civiles hoy por hoy encausados (por supuestos malos tratos o agresiones a la grey indepe oprimida y siempre sonriente), que tienen todas las de perder: si se les amnistía también, se entenderá que cometieron, como lo otros, delitos; si se les excluye del manto absolutorio, deberán dar cuenta de sus delitos. En todo caso, ellos nunca lo podrán volver a hacer.

 Y como la historia trágica cuando se repite lo hace en clave farsa, según Marx, el «Libertad, Amnistía y Estatut de Autonomía» del 76 volverá a sobrevolar nuestro presente este 11 de septiembre, para solaz de Don José Montilla, que por fin obtendrá su parte de absolución histórica.

P.D. Y la amnistía para Otegi y los de la banda, ¿para cuándo?

Coda 1) Llegar o no llegar. Yolanda Díaz, poli mala del poli bueno, pasó, en su calidad de líder de Sumar, tres largas horas el lunes negociando en la sede del Parlamento de Bruselas la media hora del discurso de Puigdemont del día siguiente. Cuando volvió el jueves al mismo Parlamento Europeo, en calidad de vicepresidenta,  Puigdemont le mandó a su edecán Comín (mensaje subliminal: «A mí me importa un ‘comino’ tu acto de la presidencia española, por eso te mando un ‘Comín’»).  Este apareció a los postres, y tras dos apasionados besos, le soltó un «he llegado al final», que ella culminó con un «pero has llegado». Menos mal que no hablaron en inglés, dos rombos.

Coda 2) Encajador. Feijóo, a la espera de la investiblanda, (gracias CAT) que él quisiera en sueños, investiblandibú, vuelve a hablar del dichoso «encaje de Cataluña», esa serpiente no ya de verano sino de las cuatro estaciones. Cree el expresidente gallego que para resolverlo, con calzador, bastará ir haciendo una labor de encajera, y que, con encaje y simpatía, la región indómita irá encontrado acomodo en el Estado. Craso error.  El modus vivendi et operandi de los nacionalcatalanes es reclamar desde el victimismo aquello que en el fondo no desean ni de coña. Por algo La Caixa sigue en Alicante.

Coda 3) Lo de Allende. Se cumplirán el lunes 50 años del golpe de Estado  de Pinochet contra el gobierno de Allende. El doctor José Miguel Gaona estaba allí, y desde lo alto de sus años mozos (tenía 15 años) lo narra,  muy lúcida heterodoxamente, en la «tertulia de chicos» de Cristina López (desde el minuto 41). Y es que la Historia siempre tiene varias historias.

Coda 4) Colaterales. Jorge Vilda en su hora de la verdad, cayó con dignidad. Pero otro hombre muerto.

Coda 5) Un refugiado de izquierdas. Ha muerto Jacques Julliard, uno de los últimos intelectuales franceses que quedaban de su generación. Que es como decir, casi la última. Se refugió, como otros, en el diario Le Figaro, lo que ya basta para dar cuenta de cómo está el mundo y… Le Monde.  Una gran necro, en español exprés.

Coda 6) Descuartizadores. ¿Qué habrían dicho los voceros del PSOE y del Gobierno, que se ha bajado su escudo antiopas, de haberse producido la entrada a saco saudí  en Telefónica bajo un gobierno del PP? Ah, un consejo: mejor que no negocien nada en Turquía.

Coda 7 ) Revisionismo. El Mundo saca un florilegio de libros de texto opinativos (hasta en la benemérita editorial Vicens Vives, ¡si Vicens levantara cabeza!) con varias perlitas cultivadas pro nacionalistas catalanes y antipepé. Los mensaje sub y, sobre todo, liminales, reman en el sentido del progreismo (© Barbat, inminente lanzamiento de su  Contra el Feminismo, que se prepare el cocodrilo…).  La Alta Inspección nunca voló tan bajo.

¡Se hace saber…!: Francisco Rosell dirigirá Vózpopuli. Se da por hecho que con la calidad del papel.

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