THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

Hamás y el secuestro del relato

«Es intolerable que la prensa occidental tome por cierta la información que le proporciona Hamás, totalmente exagerada por motivos propagandísticos»

Opinión
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Hamás y el secuestro del relato

Ilustración de Alejandra Svriz.

No hay un día sin su manipulación o noticia incompleta. A veces no hace falta mentir, solo no contarlo todo. Por ejemplo, el otro día el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo varios comentarios bastante sensatos sobre Israel y Gaza. Su posición era bastante moderada y ortodoxa: la respuesta israelí a los horribles crímenes de Hamás debía ser proporcionada. Los medios anunciaron que ante esas palabras, Israel pidió la dimisión del secretario general. Muchos no dieron importancia a la frase de Guterres que realmente indignó a Israel: «Es importante reconocer también que los ataques de Hamás no ocurrieron de la nada. El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante». Es una frase desafortunada. Es cierto que los ataques de Hamás ocurren en un contexto de ocupación; también es cierto que no hay ninguna injusticia que justifique o sirva para racionalizar el asesinato sistemático de civiles, la tortura y el secuestro.

Además, esas acciones de Hamás no son un ejemplo de resistencia palestina. Como ha dicho el politólogo Robert Misik, «presentar el fanatismo islamista de Hamás –sus leyes radicalmente conservadoras de ‘pureza’, su mundo maniqueo de amigos y enemigos– y sus consiguientes crímenes de guerra como algo comparable a los movimientos de liberación nacional de épocas pasadas es, aparte de todo lo demás, un insulto a la gran mayoría de esos movimientos de liberación». Algo parecido piensa el pensador Paul Berman, que dice que «la ideología de Hamás es, en esencia, una doctrina preisraelí. Es una causa de la violencia, no una respuesta a ella. Los 850.000 judíos del mundo árabe y musulmán que han huido a Israel han huido precisamente de esta doctrina». Por eso es importante demostrar que no hay una causalidad directa entre la ocupación y la lucha de Hamás. Hamás atacaría con la misma brutalidad a Israel si este país no cometiera injusticias contra los palestinos. 

«Hamás no se contentaría con un Estado palestino, sino que su islamismo es global»

Además, el gran problema del conflicto en los últimos años ha sido el expansionismo israelí en Cisjordania, los asentamientos ilegales en tierra palestina. Allí Hamás no tiene nada que ver, ya que gobierna en Gaza y ha sido un enemigo histórico de Fatah, el partido que gobierna en Cisjordania. También es importante recordar que Hamás no se contentaría con un Estado palestino (ni siquiera con un Estado palestino en todo el territorio, sin ningún judío), sino que su islamismo es global.

Hamás no solo tiene secuestrados a cientos de rehenes israelíes, también tiene secuestrado el relato sobre la resistencia palestina. Es intolerable que la prensa occidental tome por cierta la información que le proporciona constantemente Hamás, totalmente distorsionada y exagerada por motivos propagandísticos (los medios hablan de «autoridades gazatíes», que es como decir «las autoridades del Estado Islámico»). Israel, en cambio, ha mostrado a cientos de periodistas imágenes de la masacre del 7 de octubre para que no existan dudas sobre su brutalidad. Convertir a Hamás en una fuente fiable hace un flaco favor a la causa palestina, quizá una de las más legítimas de la política internacional desde hace décadas.

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