MyTO

Sánchez en el enfermo límite de sí mismo

«En este momento Sánchez no tiene otra ideología que su yo al cubo. Sánchez destruye al PSOE de siempre para crear el PSS, Partido Sanchista Socialista»

Opinión

Carles Puigdemont y Pedro Sánchez. | Alejandra Svriz

  • Nacido en Madrid en octubre de 1951, Luis Antonio de Villena es licenciado en Filología Románica. Su obra creativa —en verso o prosa— ha sido traducida, individualmente o en antologías, a muchas lenguas, entre ellas, alemán, japonés, italiano, francés, inglés, portugués o húngaro. Ha recibido el Premio Nacional de la Crítica (1981) —poesía— el Premio Azorín de novela (1995), el Premio Internacional Ciudad de Melilla de poesía (1997), el Premio Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999) y el Premio Internacional de Poesía Generación del 27 (2004). En octubre de 2007 recibió el II Premio Internacional de Poesía «Viaje del Parnaso». Desde noviembre de 2004 es doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Lille (Francia).

Estos últimos días hemos oído hablar mucho a favor o en contra (más en contra) de la amnistía a Puigdemont y los suyos por siete votos. Y yo me digo que no es tan importante la amnistía en sí -estando en contra- sino lo que eso significa obviando a la mayoría de los españoles y en el camino de lo único que importa a Junts, a Esquerra, a Bildu o al PNV: la independencia. Sánchez les da igual, será -está siendo- el tonto útil (que decían los marxistas) alguien que, por apego y desmedida ambición de poder, lo cede todo. Presidente de una nación que él mismo hace por fragmentar y rebajar. Bochorno. Y no es una operación de agrupación de la izquierda, pues Sánchez pacta ahora mismo con la derecha independentista. ¿O es que el PNV es marxista, leninista y romano? 

Unos recuerdos: En 1976 (iniciándose la Transición, que Sánchez desmantela) el independentismo apenas existía. Esa gran, multitudinaria Díada de septiembre del 76, por supuesto no pedía independencia, sino -asómbrese alguno- Estatuto de Autonomía. Poco después -ya en el 77- Jordi Pujol, un banquero con trampas (asunto Banca Catalana) ferozmente independentista y de derechas, pero que sabía que en ese momento los independentistas existían apenas, va a La Moncloa a entrevistarse con Suárez -que no siempre acertó, muy sobrevalorado- a pedirle la autonomía para Cataluña. Tan cauto era el artero Pujol que lo que pide a Suárez es que se reponga la Autonomía de 1932, muy moderada y que consagraba el bilingüismo. En los tranvías de Barcelona, digamos, cualquier aviso oficial iba por ley en las dos lenguas. Pero Suárez (primer error) dio a Pujol mucho más de lo que pedía.

Y Jordi pudo decir a los suyos no sólo que había ganado, sino que los independentistas -muchos- no nacen, se fabrican. Basta hacer del victimismo una ley, disfrazar el complejo de inferioridad en su contrario y por supuesto -odio- evitar la voz España, se impone Estado español, e ir lenta pero incansablemente atacando, mermando y persiguiendo el idioma español, el tercero más hablado del mundo y vehículo de una importantísima cultura que rebasa los límites peninsulares. En el País Vasco se hace lo propio, pero el salvajismo de ETA, sus matanzas, en algunos momentos actúan, paradójicamente, contra la meta independentista. Jordi Pujol es el constructor del independentismo catalán y es un millonario totalmente de derechas.

«Puigdemont no da las gracias a la rendición de Sánchez, sino que lo amenaza: Sánchez -acaba de decir- tendrá que ganarse nuestro apoyo día a día»

Sánchez dice que pacta (más bien se entrega) al separatismo catalán (prefiere separatismo a independentismo, aunque sean lo mismo) por el bien de España, por progresismo (¿?) y para sellar un reencuentro con Cataluña. No hace falta ser demasiado inteligente o iluminado para saber que ese discurso es una pura paparrucha. Es imposible dejar de ver que Sánchez actúa por enfermiza megalomanía monclovita y que sólo le importa él mismo. En este momento Sánchez no tiene otra ideología que su yo al cubo. Sánchez destruye al PSOE de siempre (el de González o Guerra, digamos) para crear, entre acólitos palmeros, el PSS, Partido Sanchista Socialista. ¿Qué más pediría un egomaníaco?

Para peor, Puigdemont y su tropa no dan las gracias a la rendición de Sánchez, sino que lo amenazan: Sánchez -acaban de decir- tendrá que ganarse nuestro apoyo día a día. O sea, dando siempre lo que le pidan. El necio y peronista papa Francisco, aplaudirá que sea la catedral de Girona la primada de España -poco antes de la independencia- mientras Toledo quede en anécdota. ¿Es esto construir un país? Todo eso ni es «construir» ni siquiera es «izquierda». Lo dije otra vez: ¿Qué pensaría Tierno Galván o Gregorio Peces Barba, socialistas de pro, hombres muy cultos y uno de ellos marxista, de las salidas de pata de banco, llenas de ignorancia, de la lideresa comunista Yolanda Díaz? No les llega ni a la suela del zapato política ni intelectualmente. Ni se les acerca tampoco Irene Montero ni su Pablo Iglesias, que prefieren el grito al razonamiento, ni por supuesto los alcanza Sánchez. 

¿Será Pedro Sánchez capaz de decirle al Rey (al que pone en un momento delicado, pero tampoco le importa) que todo su laborioso y servil proceso de investidura es sólo por el bien de España?  Si Sánchez es investido con los apoyos independentistas, de derechas o de extrema izquierda es lo mismo, nos esperan años convulsos, pero también al mismo Sánchez a quien todo se le hará cada vez más cuesta arriba. Sánchez acaba de llegar al enfermizo borde de sí mismo. Todo vale a mayor gloria de Sánchez azulito. ¿Lo resistirá él mismo? ¿Caerá el presidente en una figura retórica llamada histerología, y hablo en símbolo, cuyo ejemplo socorrido es la frase virgiliana «Muramos y lancémonos en medio del combate»? 

15 comentarios
  1. vilasanche

    No cuela, habil sofista.
    No es Sanchez, el todo el Psoe desde Zapatero.
    Sanchez esta desarrollando el programa de Zapatero, guerra civil, separatismo y multiculturalidad (destruccion del cristianismo cultural) ….
    Debe ser dificil ver como se transforma ese objeto de su afecto, LA PSOE

  2. jorgeplaza

    Decía que la psicología de Sánchez es irrelevante. Si los resultados de las elecciones del 23-J hubieran dado unos resultados algo distintos, tampoco mucho, las consecuencias habrían sido muy distintas con independencia de cómo sea el señor Sánchez. Unos pocos escaños más para la derecha y habría habido gobierno derecha-ultraderecha. Unos pocos más para la izquierda y al menos una parte de los separatistas no habrían jugado ningún papel.
    De Sánchez se puede decir con toda razón que tiene una gran ambición de poder, pero eso se puede decir de cualquier político relevante, ¿o es que Aznar se conformó con ser Inspector de Hacienda?; o que tiene pocos escrúpulos, pero eso tampoco lo diferencia de sus colegas: ¿tuvo escrúpulos Aznar mintiendo a la ONU, a los directores de periódico y a la ciudadania sobre la autoría real de los atentados del 11-M? La diferencia real que crispa a la derecha es que, teniendo tan pocos escrúpulos y tanta ambición como Feijoo o Casado, es mucho más hábil jugando sus bazas. Sánchez es a la derecha un poco como el Milán de Sacchi, que jugando a la contra le calzó 4-0 al «Dream Team» de Cruyff en una final de Champions.

  3. Fredo

    Excelente artículo, dice muchas verdades, visto el punto al que hemos llegado, pienso que fuimos muy ingenuos en los albores de la transición, la ilusión nos pudo, de allí parte el problema que nos ha creado Sánchez, entonces, los políticos dejaron muchas puertas abiertas en la Constitución, por las que se colaron los que querían destruirla, los políticos de entonces legislaron para usar el poder a su antojo, la partitocracia campó a sus anchas a lo largo de muchos años, no sé si tendrá arreglo en un futuro más o menos próximo, difícil va ser, pero, mientras no le exijamos a los políticos que cedan poder, dejándolo en su mínima expresión, volverán a las andadas, es casi un sueño, pero, por ahí debería ir el ánimo ciudadano, exigirles que aparten sus manos de lo sucio.

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