THE OBJECTIVE
Victoria Carvajal

Las credenciales de Calviño

«El informe del Banco Europeo de Inversiones constata que el clima político y regulatorio es el responsable de haber frenado la inversión en nuestro país»

Opinión
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Las credenciales de Calviño

Ilustración de Alejandra Svriz.

No ha debido ser un trago agradable. El Banco Europeo de Inversiones (BEI) publicaba la semana pasada los informes de inversión anuales de los 27 países miembros de la Unión Europea. Recién llegada a su nuevo puesto como presidenta de la entidad, Nadia Calviño, encajaba los resultados de la rigurosa encuesta que desde 2016 hace cada año el BEI a 13.000 empresas europeas y alguna estadounidense. En el referido a España, las conclusiones no han debido de gustar mucho a quien hasta hace seis semanas era la poderosa primera vicepresidenta económica en el Gobierno de Pedro Sánchez y por tanto responsable de generar un clima inversor favorable. El estudio, elaborado en 2023, constata que el clima político y regulatorio es el responsable de haber frenado la inversión en nuestro país.

Son los datos obtenidos a partir de la consulta hecha a grandes, medianas y pequeñas empresas de los sectores manufacturero, construcción infraestructuras y servicios principalmente. Las compañías consultadas son más negativas que positivas sobre la estabilidad política, la seguridad jurídica y el acceso a la financiación externa en España. Es un resultado preocupante teniendo en cuenta que la falta de inversión sigue siendo el gran talón de Aquiles de la economía española. El total de la inversión real a finales de 2023 era aún un 5% inferior a los niveles prepandemia. El dato es aún peor en lo que se refiere a la inversión productiva (maquinaria, bienes de equipo…). A finales de 2023 estaba un 10% por debajo de los niveles de 2019. Un déficit que limita la capacidad de crecimiento futuro.

El PIB español avanzó con más vigor que sus competidores europeos en 2023. Un 2,5% frente al 0,5% de la media europea. Aunque también España tenía más terreno que recorrer para poder recuperar el PIB prepandemia. De hecho, ha sido de las últimas economías en el euro en hacerlo. Al cierre de 2023 el PIB conseguía situarlo por fin un 3% más alto que en 2019. Una buena noticia sin duda. Pero el motor de ese crecimiento se ha apoyado principalmente el consumo público. Apenas en el gasto de los hogares. Según el INE las familias gastaron un 0,1% menos en el último trimestre de 2023 frente a 2019, antes de la pandemia. 

La vigorosa tasa de crecimiento de la economía española y el aumento del empleo fueron algunas de las credenciales que presentó Nadia Calviño para ganarse la confianza de sus socios y acceder a su nuevo puesto. Un puesto por el que Calviño percibe un salario base de 381.397 euros, 4,5 veces más que los 84.600 euros que percibía en su cargo de vicepresidenta. Y ahora la primera publicación sobre España que hace la institución que preside contradice en parte esa versión triunfalista.

El BEI es por cierto la entidad financiera multilateral más grande del mundo. Sus accionistas son los 27 países miembros de la UE con aportaciones al capital proporcionales al peso de sus respectivos PIB. Alemania, Francia e Italia son los mayores accionistas. España el cuarto más importante. Sus áreas de inversión son: cambio climático, cohesión, innovación, pymes, energías sostenibles y recursos naturales. Y ahora, tras el desafío de la invasión rusa de Ucrania, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que invierta también en la defensa común.

«El 73% dice que la regulación laboral entorpece su inversión frente al 60% del conjunto de la UE»

En la encuesta, España sale entre las peor paradas entre sus socios en casi todos los temas que preocupan a las empresas. Por ejemplo, el 73% dice que la regulación laboral entorpece su inversión frente al 60% del conjunto de la UE. Señalan los constantes cambios en el mercado de trabajo como un factor desincentivador: la reforma de la reforma laboral, las repetidas subidas del SMI, las subidas de las cotizaciones sociales para financiar las pensiones o la próxima reforma del subsidio de desempleo.

Tampoco parece que las medidas extraordinarias para frenar los costes de la energía hayan tenido el efecto deseado. El 79% de las empresas que operan en el país dice haber sufrido un aumento del 25% en sus costes energéticos, por encima del 69% de media en la UE. Y al 73% le preocupa los precios de la energía y la incertidumbre. La media de la UE es un 59%. Otro gran impedimento a la inversión son regulación empresarial (las dificultades para conseguir licencias, permisos, etc…), los impuestos y la fragmentación del mercado interior, con distintas regulaciones por Comunidades Autónomas.

Basta, por ejemplo, comparar las conclusiones del informe sobre España con las de Grecia, un país que fue intervenido en la anterior crisis financiera de 2008-13, para intuir que algo no se está haciendo bien a la hora de generar un entorno que favorezca la inversión. El 23% de las empresas que operan en el país heleno creen que aumentarán sus inversiones, muy por encima del 14% de media de la UE. Son más optimistas que la mayoría también en las condiciones de inversión para 2024, con un porcentaje muy por encima de la media en los que se refiere a las perspectivas de negocio, el clima regulatorio y el entorno económico.

«¿Le ayudará el regreso a las instituciones europeas a sacudirse el populismo económico?»

El estudio debería servir para identificar las prioridades de las empresas y tratar de solventar los obstáculos que frenan la inversión. Pero teniendo en cuenta que este último informe revela que España es uno de los países donde las ganas de invertir de las empresas más han retrocedido. Y Nadia Calviño, la flamante nueva presidenta del BEI, responsable de la política económica de España hasta antes de ayer no parece haber ayudado mucho a mejorar ese clima. Baste recordar el ataque feroz de Calviño a Ferrovial cuando su presidente anunció en marzo pasado su intención de trasladar su sede fuera de España

¿Quién podía adivinar entonces que la vicepresidenta Nadia Calviño, leal mano derecha del conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker durante su presidencia de la Comisión Europea entre 2014 y 2019, se rebelaría contra de uno de los pilares fundacionales del mercado común? La libertad de establecimiento y la libre prestación de servicios que garantizan la movilidad de las empresas y profesionales en la Unión Europea. ¿Le ayudará el regreso a las instituciones europeas a sacudirse el populismo económico que la contagió al poco de llegar al Gobierno de coalición PSOE-UP y que a tantos sorprendió y decepcionó? Quizás no sea descartable una nueva mutación de Calviño. 

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