THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

¿Qué sería de Marlaska en Europa?

«Sería un ministro insoportable política y éticamente en cualquier gobierno respetuoso con el estado de derecho»

Opinión
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¿Qué sería de Marlaska en Europa?

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. | Fernando Villar (EFE)

Si don Fernando Grande-Marlaska fuera ministro de Interior en cualquier país europeo democrático hubiera sido obligado a dimitir en cinco o seis ocasiones y cesado en tres o cuatro. Sería un ministro insoportable política y éticamente en cualquier gobierno respetuoso con el estado de derecho o en un sistema político democrático con sentido de estado en el que la responsabilidad política estuviera vigente.

Si don Fernando Grande-Marlaska tuviera algún tipo de sentido ético habría dimitido este fin de semana por la indefensión en que ha dejado a las fuerzas de seguridad en la lucha contra el narcotráfico. Qué nadie se confunda. Los asesinos de los dos guardias civiles en Barbate han sido los narcotraficantes que campan a sus anchas por todo el Estrecho. Y los narcotraficantes campan a sus anchas gracias a que don Fernando Grande-Marlaska en septiembre de 2022 desactivó de manera sorprendente para todos, incluso para los narcos, el OCON SUR, el Órgano de Coordinación contra el Narcotráfico en Andalucía, que estaba formado por casi 150 agentes especializados en la lucha contra el tráfico de drogas y que estaban activos las 24 horas los siete días de la semana. Su trabajo y conocimiento de los clanes permitieron trasladar sus éxitos en la lucha también contra el blanqueo de capitales, el crimen organizado y la corrupción.

Don Fernando Grande-Marlaska desactivó el grupo que había batido récords en Europa en la lucha contra el narco. Ellos conocían perfectamente todos los clanes que operan en el Estrecho. Prueba de ello es que han sido algunos exmiembros de este OCON los que precisamente han tardado menos de 24 horas en detener a 8 personas, entre ellas a los 5 tripulantes y al piloto que iban en la narcolancha que embistió y asesinó a los guardias civiles en Barbate que se encontraron totalmente vendidos en una pequeña Zodiac porque las cinco embarcaciones adecuadas estaban todas estropeadas.

¿Por qué Grande-Marlaska desactivó a este grupo que era referencia europea en la lucha contra el narco? Nadie lo sabe. Sus explicaciones han sido siempre confusas. Lo cierto es que con ello ha permitido que el narcotráfico crezca. Los mayores beneficiados: los productores de marihuana de Marruecos. Esta decisión de septiembre del 2022 es casualmente cercana al giro del gobierno de Sánchez con Marruecos en marzo del mismo año. Todo muy raro y oscuro. 

Si don Fernando Grande-Marlaska perteneciera a un gobierno con sentido ético hubiera sido cesado por sus errores en la lucha contra la inmigración. No es la primera vez que Grande-Marlaska tiene que hacer frente a una crisis política que le relaciona con Marruecos. Unos meses antes de desactivar el grupo especializado contra el narcotráfico en Andalucía, en junio también del 2022, se produjo la tragedia de la frontera entre Nador y Melilla en la que murieron al menos 23 inmigrantes que intentaban saltar la valla. Nunca Marlaska, ni por supuesto el autor del giro promarroquí, el propio presidente Sánchez, efectuaron ningún reproche a Marruecos por la terrible matanza.

Si don Fernando Grande-Marlaska, magistrado y político tuviera sentido de la responsabilidad podría también haber dimitido por los varapalos judiciales del mismísimo Tribunal Supremo por la devolución ilegal a Marruecos, otra vez Marruecos, de los menores llegados a Ceuta en agosto de 2021. Tampoco ha sido un ejemplo de eficacia en las crisis de hacinamiento de solicitantes de asilo procedentes de Marruecos, siempre en la línea aérea Royal Air Maroc, sí, otra vez Marruecos, en el aeropuerto de Madrid-Barajas. 

Si don Fernando Grande-Marlaska tuviera sentido de estado debería haber explicado porque puso a España al borde de ser el único país de Europa que no firmaba el acuerdo de colaboración con Frontex y que hizo que el despliegue de esta fuerza de la UE se retirara del Estrecho y del Mar de Alborán y también de Canarias. Al parecer Marlaska no quería ceder los datos recogidos en las operaciones realizadas contra la inmigración irregular procedente de Marruecos, cómo no, Mauritania y Senegal.

¿Por qué Marlaska quería que España fuera el único país europeo en no ceder los datos de operaciones, muchas de ellas procedentes de Marruecos? Tampoco se sabe, lo que si se conoce es que ponía en riesgo el despliegue de Frontex justo cuando el 2023 se cerró con 55.000 inmigrantes ilegales llegados a costas españolas.

Don Fernando Grande-Marlaska hubiera debido ser cesado al conocerse en un auto judicial que la izquierda abertzale tenía hilo directo con la cúpula del Ministerio del Interior. Cómo desvelara The Objective, el actual secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, se escribía mensajes con las organizaciones de apoyo a presos etarras como Sare, Foro Social o Etxerrat, con información confidencial sobre acercamientos, progresiones de grado de los etarras. La irresponsabilidad e inmoralidad, y puede que algo más, llegó hasta el extremo de informar sobre la estrategia procesal de las víctimas antes del traspaso de competencias de Sánchez al gobierno vasco en pago a sus apoyos en el Congreso al gobierno.

Sería injusto decir de don Fernando Grande-Marlaska que es un desastre en todo. Pocos han mostrado tanta eficacia y entusiasmo con el traslado total de presos etarras a cárceles del País Vasco. También sería injusto calificarle de soberbio y altanero. A veces ha sido muy comprensivo. Por ejemplo, con la expulsión de la Guardia Civil de Tráfico de Navarra o con las decisiones penitenciarias del gobierno vasco con sus presos etarras en la concesión de ventajas de tercer grado y regímenes de semilibertad a muchos que incumplen las condiciones.

Ocasiones para su cese y dimisión de don Fernando Grande-Marlaska las ha habido desde el principio de su mandato. Por ejemplo, cuando desde el Ministerio de Interior se generaron informes policiales falsos que negaban agresiones a políticos de Ciudadanos en la Manifestación del Orgullo en 2019. O cuando destituyó al coronel Diego Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de Madrid por negarse a facilitarle a él datos reservados en una investigación de su unidad en la que estaban actuando como Policía Judicial. Y en la que, para que no hubiera dudas, la magistrada que llevaba la instrucción, Carmen Rodríguez-Medel, había dado instrucciones concretas de que solo se la informara a ella. Pudo dimitir, aunque solo fuera por vergüenza torera, cuando el Tribunal Supremo le daba el enésimo varapalo al anular el veto que había ordenado al ascenso a general del propio Pérez de los Cobos. 

Nunca un magistrado en su actividad política ha sido dejado tantas veces en evidencia por la propia justicia. Si don Fernando Grande-Marlaska mantuviera en su proyecto político algo del sentido ético propio de un magistrado, hubiera dimitido al ver las tropelías del gobierno del que forma parte contra el Código Civil. Ni la derogación del delito de sedición, ni la rebaja de la pena del delito de malversación le ha hecho dudar de su entusiasmo al cargo de ministro. Su actual defensa del proyecto de la ley de amnistía demuestra que, como su presidente, son capaces de todo lo que haga falta por seguir en el poder, hasta de amnistiar al terrorismo.

En la Europa democrática el nefasto don Fernando Grande-Marlaska no sería ministro. Ni político. Ni magistrado. Pero cada vez estamos más lejos de esos criterios europeos.

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