El discrepante del extrarradio
«Los dos únicos objetivos del Partido Socialista en este momento son la defensa numantina del jefe supremo y el ataque sistemático a la derecha»
El debate y la controversia dentro de PSOE son ya cosa del pasado. Desde que Pedro Sánchez se hizo con la secretaría general del Partido Socialista, hay que seguir la linde. Se impone el aplauso unánime y el prieta las filas, que viene la derecha. El no pasarán y el aquí no se mueve nadie. Sólo Emiliano García-Page, con una mayoría absoluta labrada precisamente en la discrepancia con Sánchez, se atreve a cuestionar algunas decisiones del Gobierno de su partido. Aquellas que afectan a la solidaridad interterritorial y a la defensa de la igualdad de todos los españoles ante la Ley.
Lo único que hace García-Page es recordar el Artículo 14 de la Constitución: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social». El problema es que Page lo recuerda en público, aunque luego rectifique y se retracte. El problema, como ha dicho la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, es que el presidente de Castilla-La Mancha les critica a la luz del día, incluso bromeando con algunos presidentes autonómicos del Partido Popular.
El mensaje es claro. Se puede vivir en «el extrarradio», pero a la sombra, no delante de las cámaras. Lo que más ha molestado a los fieles escuderos de Sánchez —entre los que se encuentran su expeditivo mozo de espadas, Óscar Puente— es que Page aparezca en la foto de FITUR departiendo amigablemente con sus homólogos en otras comunidades autónomas gobernadas por el PP. Su traición radica en considerar a esos dirigentes como adversarios y no como enemigos. A tal grado de sectarismo y polarización hemos llegado.
La incomodidad del presidente castellanomanchego con la dirección nacional de su partido viene de largo. La única diferencia es que otros socialistas la ocultan o la manifiestan en privado porque de ese ocultamiento depende su continuidad en el escaño o en la canonjía que les haya concedido quien controla de manera férrea los designios de un partido político cuyos dos únicos objetivos en este momento son la defensa numantina del jefe supremo y el ataque sistemático a la derecha.
En lugar de quejarse de la concesión de la amnistía a quienes atentaron en 2017 contra la soberanía del pueblo español; en lugar de cuestionar la financiación autonómica y la original interpretación del terrorismo que hace Félix Bolaños —«hay un terrorismo respetuoso con los derechos humamos»—, lo que tiene que hacer Page es coger una espada toledana y subirse a lo alto de la muralla para impedir el peligroso avance de la derecha en España. Así de claro.
«Con Sánchez, las líneas rojas están para saltárselas»
La deriva que ha tomado este Gobierno, con Sánchez acorralado por sus propias mentiras y sus ambiciones desproporcionadas, provoca situaciones realmente rocambolescas. Ahora resulta que el único dirigente socialista que puede presumir de haber obtenido mayoría absoluta en las elecciones autonómicas es un traidor residente en el extrarradio, y el fugado Puigdemont un leal servidor de la España democrática. Con Sánchez, las líneas rojas están para saltárselas. Mientras unos hacen cábalas sobre la extradición y depuración de Page, otros trabajan denodadamente para la repatriación del prófugo de Waterloo, al precio que sea y cambiando las leyes que haga falta.
Mucho se le ha criticado a Page que tire la piedra y esconda la mano. Está tan mal visto que alguien discrepe o confiese en público los reparos que otros muchos socialistas también expresan en privado que el propio presidente castellanomanchego ha tenido que matizar y suavizar con frecuencia sus críticas. En Toledo y en el resto de Castilla-La Mancha dirigentes del PP le han afeado esa conducta.
Pero no es fácil, por mucho que se le pida a Page más actuar y menos lamentarse, recriminarle a Sánchez desde dentro que está a punto de colocarse en el extrarradio de la Constitución. La prueba de ello está en la reacción inmediata de sus perros de presa —Puente y Cerdán—, indicándole al discrepante cual es el camino. La puerta de salida. O estás con nosotros o estás con el PP.
Así de reduccionista y de pobre está resultando el debate interno en el Partido Socialista, en la actual encrucijada.
En este momento político, tan crucial para la convivencia y la estabilidad de nuestro sistema democrático.