El Gobierno ultima un giro histórico en las relaciones de España con Kosovo
El Ejecutivo de Pedro Sánchez prepara un anuncio que implicará el primer reconocimiento de facto de este territorio balcánico
El Gobierno de Pedro Sánchez prepara un giro histórico en la posición de España sobre Kosovo con un anuncio que implicará el primer reconocimiento de facto de este territorio balcánico desde su independencia unilateral de Serbia en 2008.
Fuentes diplomáticas aseguran a THE OBJECTIVE que podría tratarse de la apertura de una oficina comercial o cultural en la capital kosovar como ocurrió durante el franquismo con la URSS y otros países comunistas, sin que ello implicase un reconocimiento pleno, pero desde la Oficina de Información Diplomática (OID) se replica a este medio que estas opciones no están por el momento sobre la mesa y que se están estudiando otras.
El secretario de Estado para la Unión Europea, Juan González-Barba, dejó claro este viernes en un coloquio del Real Instituto Elcano sobre los procesos de ampliación en los Balcanes que España no reconocerá diplomáticamente a Kosovo mientras no haya un acuerdo bilateral entre Pristina y Belgrado, pero por primera vez abrió la puerta a tener un gesto con las autoridades kosovares.
En este sentido, el número tres de Exteriores hizo hincapié en que España quiere estar «más implicada» en la región y que esa estrategia quedaría coja si se sigue obviando «completamente» a Kosovo. «Tiene que haber un cierto acuerdo de compromiso y estamos revisando en estos momentos diferentes modalidades sin reconocer a Estados miembros», dijo refiriéndose a Kosovo y midiendo cada una de sus palabras ante un auditorio con diplomáticos y embajadores balcánicos.
González-Barba subrayó que esta decisión española «se tomará pronto y será anunciada», dando a entender que el paso diplomático es inminente. «Por supuesto, vamos a intentar cuadrar el círculo. Queremos que la decisión sea entendida por Serbia, nuestro socio principal en los Balcanes Occidentales», añadió a continuación a sabiendas de lo espinoso que es este asunto en Belgrado.
«Queremos contribuir a los esfuerzos de todos los Estados miembro y el enviado del alto representante -el exministro de Exteriores eslovaco, Miroslav Lajcak– para llegar a acuerdos entre Belgrado y Pristina, y esperamos que nuestro esfuerzo sea reconocido y apreciado por los restantes países balcánicos», concluyó.
España, en un reducido grupo de la UE
España es uno de los cinco países de la UE -junto con Grecia, Eslovaquia, Chipre y Rumanía- que no reconocen la independencia de la antigua provincia serbia. Precisamente, el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, pidió la semana pasada a Sánchez que España reconozca a Kosovo como país tras su independencia de Serbia. «Reconozcan de una vez a Kosovo, si incluso se han enfrentado a ella en el fútbol», le insistió Esteban al jefe del Ejecutivo en el pleno en el que se debatió la última cumbre UE-Balcanes Occidentales que se celebró en Eslovenia el pasado 6 de octubre.
Sánchez fue el primer presidente español en sentarse en una cumbre presencial frente a un dirigente kosovar, pese a que no hubo banderas ni símbolos. Mariano Rajoy abandonó una cumbre similar en Bulgaria en 2018 para evitar el encuentro con el líder kosovar en plena crisis catalana, mientras que la anterior cita con los Balcanes en 2020 se celebró por videoconferencia por la expansión del coronavirus.
El Gobierno actual da por superada esa situación, después de apoyar el diálogo entre Serbia y Kosovo, con el que la UE aspira a la normalización de las relaciones, y de que se hayan producido hasta choques deportivos, como partidos de fútbol en el marco de la clasificación para el Mundial de Qatar de 2022. Por ello, desde Madrid se exhibe mayor pragmatismo con Kosovo, si bien se defendió que la participación española en la cumbre UE-Balcanes no implicaba reconocimiento oficial.
Diálogo con Serbia
Abrir una oficina económica o cultural en Kosovo permitiría –aunque sea solo el primer paso– un desembarco de los primeros diplomáticos españoles en el territorio. Kosovo representa un centro neurálgico para el desarrollo de las políticas europeas en los Balcanes, y en la zona se mantienen activas tropas y mandos de la OTAN. Es, por ello, que para España entrar en la región tiene un doble valor con respecto a su peso en la política exterior europea y sus relaciones con Estados Unidos.
Otros países pueden ver con buenos ojos la entrada en la zona de un aliado interesado en reforzar la colaboración europea, según ha podido saber este diario de fuentes diplomáticas. Aunque el Gobierno también tendrá que resolver el escollo serbio. España mantiene históricamente buenas relaciones con Serbia, y su Gobierno insiste en que sus aliados rechacen un reconocimiento formal del nuevo Estado tras el conflicto que sacudió la región a finales de los noventa. Mientras, en clave interna, los partidos nacionalistas vascos y catalanes siempre han criticado al Gobierno por negarse a reconocer Kosovo.
Además, queda la cuestión económica. Los Balcanes son una región que atrae inversiones de los países europeos más cercanos, pero el Gobierno puede aprovechar su giro diplomático para afianzar la actividad de las empresas españolas. Recientemente, por ejemplo, la aerolínea alemana Eurowings anunció que a partir de febrero de 2022 abrirá las primeras rutas entre Madrid y Pristina.