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Yolanda Díaz imputa a Iglesias generar un ruido que dificulta la creación de su plataforma

El círculo de la ministra muestra irritación hacia el ex líder de Podemos. Asegura que el proyecto de Díaz sigue en marcha y que la gira arrancará pronto

Yolanda Díaz imputa a Iglesias generar un ruido que dificulta la creación de su plataforma

La ministra Yolanda Díaz respira e intenta no perder la paciencia. Desde septiembre, ella y sus asesores lidian con polémicas generadas por los socios de Podemos. Desde la reforma laboral hasta el pacto con PSOE y PP para la renovación del Tribunal Constitucional, pasando por un posible adelanto electoral o las presiones sobre energía, vivienda y las armas a Ucrania… Casi no hay semanas sin que Díaz tenga que rebajar la tensión. Los afines de la gallega hablan de una estrategia dirigida a «desgastar» y debilitar el liderazgo de la gallega, y empiezan a señalar directamente a Pablo Iglesias.

No hay intervención de Iglesias en radio, prensa o televisión que no genere algún tipo de impacto mediático que no sacuda las débiles costuras de Unidas Podemos. La última polémica atañe directamente al método de designación de su sucesora. Un dedazo que Iglesias acabó cuestionando en la presentación de su libro.

Pudo ser la gota que colmara el vaso. Esta vez Díaz y personas de su entorno asumieron que el ruido generado por el exvicepresidente era demasiado. El lunes, en la rueda de prensa después de la reunión de la ejecutiva, los portavoces del partido buscaron la manera de enfriar la polémica. «Cizañas» y «falsedades» de los periodistas, dijeron para hablar de una mala «interpretación» de las palabras del ex líder máximo.

«Quizás me equivoqué»

Lo cierto es que Iglesias no dejó mucho margen para la interpretación. Entrevistado por la periodista Gemma Nierga, afirmó: «No tengo claro que fuera lo correcto. Quizás lo que tendría que haber hecho era dejar en manos de los partidos para que organizaran unas primarias, quizás hubiera sido mucho más previsible y democrático que dar mi opinión, que decir ‘creo que esta compañera si ella lo decide debe estar al frente’. Quizás me equivoqué y quizás eso no fue un acierto».

El corte de la entrevista circuló rápidamente en los chats de los miembros y dirigentes de Podemos. Hasta llegar a los móviles de los periodistas, con las lecturas que cada uno daba de lo ocurrido. En general, muchos veían un dardo contra la gallega. Incluso una manera de humillarla, o de reivindicar el control sobre Podemos en un momento de cambio que algunos ya califican según el lema lampedusiano de «cambiarlo todo para que no nada cambie».

Pero Díaz no es de Sicilia, sino gallega, y los suyos aseguran que su compromiso está con un cambio real del proyecto político. Quiere incluir a nuevos dirigentes (se buscan en el sindicato, como desveló este diario) y un discurso renovado que recupere la «ilusión» del primer Podemos. Se prevé que la gira por los territorios aplazadas por las elecciones en Castilla y León y la guerra en Ucrania arranque en los próximos meses. Muy probablemente después de los comicios en Andalucía si se adelantan a junio.

Recuperar la ilusión

El problema es que la paciencia se agota. Y este es el mensaje que empiezan a trasladar miembros cercanos a la ministra para definir el papel que está desempeñando Iglesias en los últimos meses. No hay lunes que los miembros del equipo de Díaz no tengan que escuchar las indirectas en la Cadena Ser. Ese es el principal foro de sus anatemas. Aunque el ex líder morado a veces prefiere la forma escrita. Algunas columnas también generaron ruido que Díaz y sus acólitos tuvieron que apagar rápidamente. La estrategia que propone Díaz es no entrar o comentar nada. Dejar pasar y centrarse en las tareas del Gobierno, que es donde se puede lucir.

La estrategia de Iglesias es, por otro lado, inteligente. Cuanto más ruido hace, más atención logra sobre él. Pero si públicamente la ministra hace oído sordo a las «provocaciones», esto no significa que internamente no manifieste su malestar. La relación de sus subordinados con los cuadros de Podemos es buena, y con Ione Belarra «sigue hablando» porque, como desvelaba este diario, «es la secretaria general de Podemos». Enrique Santiago, otro hombre fuerte del entorno de Iglesias, también trabaja para el entendimiento. «Juega a dos bandas», sostienen en el sector de Díaz.

Pero con Iglesias la relación personal se ha enfriado. Y algo parecido ocurre con Irene Montero. Iglesias posee un indudable instinto político y sus defensores creen que la estela de la ministra se está apagando. En el entorno de Díaz algunos lo admiten: «La guerra es el peor escenario posible». Pero la ministra no cede. O al menos eso traslada públicamente.

Entre ella e Iglesias, al fin y al cabo, muchos saben que el estilo es muy diferente. Iglesias solía adelantarse al choque para crear el «marco» en el que desarrollar el conflicto. Díaz actúa de una forma opuesta. Espera con paciencia. Y confía en que quien lanza el primer ataque se queme. Es el estilo gallego, sin por ello perder de vista la máxima siciliano: tomar nota y esperar la hora de la venganza.

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