Ciudadanos desaparece y Juan Marín queda a expensas de lo que pueda regalarle Moreno
Los votantes andaluces no dan ningún escaño a Cs y abocan a la dimisión del líder naranja en la región
Ciudadanos ha desaparecido de Andalucía. La región en la que tocó poder autonómico por primera vez a finales de 2018 ha certificado este 19-J la hecatombe ya vivida por la formación naranja en los últimos años. Cero escaños cuando venía del umbral de 21 cosechado hace cuatro años y a pesar de que en los últimos días se había instalado la creencia de que varios diputados estaban al alcance en el Parlamento andaluz. Puro espejismo. Al final, Juan Marín perdió el flotador y se hundió con sus compañeros en las aguas del Guadalquivir. Tras el naufragio, anunció su dimisión de todos los cargos orgánicos de Cs.
«No me queráis tanto y votadme un poquito más», rogó Marín en el cierre de campaña ante lo que se avecinaba. Pero los votantes de Ciudadanos se pasaron en masa al Partido Popular como ocurrió hace un año en la Comunidad de Madrid y casi el pasado 13-F en Castilla y León, donde Francisco Igea salvó la honrilla con su escaño por Valladolid.
Si en 2018 Ciudadanos llegó como un cohete a los 661.371 votos (el 18,2% del escrutinio) para exigir un gobierno de coalición casi paritario con el PP de Juanma Moreno Bonilla, ahora se ha quedado en las 120.000 papeletas con apenas el 3,2% de sufragios. Una hemorragia por las ocho provincias sin excepción. En Cádiz fue donde más se acercaron al ansiado escaño cuando Marín se presentaba por Sevilla.
La campaña electoral fue un calvario para el candidato de Ciudadanos, con numerosas deserciones desde el mismo día que se convocaron los comicios en abril y a medida que pasaban las semanas, en una metáfora de aquellos que saltan por la borda cuando el barco comienza a hundirse y que el propio Marín sintetizó con un flotador al cuello en una entrevista en El Mundo.
Dirigentes de Cs dieron la espalda a Marín
Figuras importantes del partido en la región como Sergio Romero o Fran Carrillo le dieron la espalda y con ellos se fueron muchos dirigentes más. El que fuera su portavoz parlamentario durante la mayor parte de la legislatura llegó a pedir el voto para el PP en la recta final de la campaña.
El candidato de Cs empezó con la bandera del andalucismo y cortejó a los antiguos votantes del Partido Andalucista, pero luego Inés Arrimadas dio un volantazo al reclamar la modificación del artículo de la Constitución que distingue entre nacionalidades históricas y regiones para equiparar a todas por igual. Un planteamiento más propio de Vox que dejó mudo a Marín, quien no volvió a sacar la bandera del andalucismo en sus discursos.
Otro escollo en el camino fue la ruptura del precontrato por parte de la consultora Rebellious para que la compañía del periodista Santiago Martínez-Vares se encargase de la estrategia de comunicación de Ciudadanos Andalucía. La empresa pidió tener el control de la estrategia sin interferencias de terceras personas, una posibilidad que el vicepresidente de la Junta se resistió a ceder.
La formación naranja pasaba ya en aquel momento por momentos difíciles en Andalucía, donde los sondeos situaban a Ciudadanos al borde la desaparición. La última encuesta del Centro de Estudios Andaluces (Centra) vaticinó en abril dos escaños para los de Marín. Fue el peor resultado que ha dado el CIS andaluz a Cs en toda la legislatura.
Marín se había quedado en diciembre sin su jefa de prensa, Celia Díaz, y desde entonces se dejó guiar en el terreno de la estrategia política por Rosa Hernández, delegada de Turismo en la provincia de Sevilla, pese a que formalmente había un nuevo director de comunicación, Alberto Cabello. Marín fue advertido tras la salida de Rebellious que podría haber dimisiones de dirigentes y asesores que le habían acompañado en los últimos años, así que prefirió pisar el freno con Hernández y la relegó a un segundo plano. Pero fue un aviso de lo extendida que estaba la crisis interna.
Otro síntoma de la soledad en la que estaba Marín es que el partido eligió al histórico dirigente madrileño Miguel Gutiérrez como coordinador de campaña, según desveló THE OBJECTIVE después de que este diario tuviese acceso a una fotografía en la que el diputado nacional aparecía reunido en Sevilla con la cabeza de lista por Cádiz, Rocío Ruiz.
No fue el único revés para Marín en aquellos días. Su candidata para las primarias por Málaga, Teresa Pardo, perdió de forma inesperada -y abultada- contra su rival en liza, Nuria Rodríguez, delegada de Turismo de la Junta de Andalucía en esa provincia. La vencedora cosechó 156 votos de los afiliados malagueños (el 76,5%), mientras que la sucesora de Romero en el Parlamento se quedó en 39 apoyos (el 19,1%).
El candidato de Ciudadanos dio buenas sensaciones en los dos debates televisivos de la campaña y su broma sobre las torrijas con Macarena Olona (Vox) levantó los ánimos naranjas. Durante varios días no se habló de otra cosa en las tertulias y en el equipo de Arrimadas creyeron que atraería a un número importante del 16% de indecisos que había en ese momento. Pero, al final, los votantes dieron la espalda a la formación centrista.
En todo caso, Moreno garantizó a su ‘número dos’ en el Ejecutivo autonómico un cargo público durante la próxima legislatura dentro de la Administración si el líder de Ciudadanos en la región se deba un batacazo y no obtenía escaño este 19-J. La primera opción que se ha barajado, según las fuentes consultadas por este diario, es la presidencia de una de las autoridades portuarias que dirige la Junta.
La de Sevilla, que dirige Rafael Carmona, encajaría como anillo al dedo en la mano del líder de Cs Andalucía, ya que las actuaciones de esta entidad pública cubren toda la zona de Doñana y las costas gaditanas de su localidad natal de Sanlúcar de Barrameda. También existe la posibilidad de que Marín pase a dirigir el Puerto de Cádiz, pero en ese caso habría que encontrar acomodo a Teófila Martínez. Una tercera opción sería colocarle al frente de alguna empresa pública de turismo, un área que ha gestionado en la legislatura recién concluida.