Sánchez confía en que el Rey será rápido y le encargará la investidura antes del 4 de octubre
El Gobierno corrige a Iceta y desmiente a Junqueras: habrá amnistía pero ni está cerrada ni ha comenzado la negociación
Tras una semana de enfriamiento estratégico de la negociación, el Ejecutivo cerró ayer la sesión del Congreso destilando optimismo. No sólo el Gobierno, también sus socios potenciales dieron señales inequívocas de que la primera votación parlamentaria tras la constitución de la mesa del Congreso no puede ser causalidad. «Estamos muy contentos», admiten desde Junts per Cataluña, valorando positivamente el «esfuerzo» de un Ejecutivo que «cumple».
Son muchos los que recuerdan las diferencias de trato con una formación política que estaba «en el monte» en la anterior legislatura y que ahora «está bajando» a la realidad para hacer política. Y esto es lo que permite al Gobierno mantener su moderado optimismo de cara a la formación de un futuro Gobierno y hacer planes sobre la investidura. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, Pedro Sánchez confía en que, una vez que fracase el intento del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, el próximo 29 de septiembre, se aceleren los pasos para presentarse como candidato.
Las fuentes gubernamentales consultadas por este periódico confían en que el rey Felipe VI «sea rápido» y convoque con diligencia la siguiente ronda de consultas con los grupos parlamentarios. De hecho, el entorno de Pedro Sánchez espera que el monarca llame a los portavoces parlamentarios al Palacio de la Zarzuela en el primer día hábil, el lunes 2 de octubre, que se prolongaría hasta el martes 3 de octubre. En Moncloa descuentan que el Rey tendrá que regirse con los mismos plazos que los utilizados con Feijóo, quien recibió el encargó el mismo día en que acudió a Zarzuela, el 22 de agosto. Es decir, que Pedro Sánchez espera recibir el encargo de Felipe VI antes del 4 de octubre.
El Gobierno desmiente a Junqueras
Para esa fecha, el equipo negociador del Gobierno espera haber avanzado en una negociación que «no está cerrada». Las fuentes gubernamentales consultadas explican que «formalmente no ha comenzado ni lo hará hasta que fracase Feijóo». Sí ha habido conversaciones, pero «no intercambio de papeles sobre los términos de una amnistía», explican miembros relevantes del Consejo de Ministros, desmintiendo que la amnistía se cerrara en las conversaciones para la constitución de las Cortes, durante el mes de agosto, como este martes aseveró Oriol Junqueras a las puertas del Congreso.
En el Gobierno explican que no estaba cerrada entonces porque tampoco lo está ahora, y añaden que, aunque son optimistas, «no estuvo encima de la mesa» porque una de las reglas de la negociación es ir «paso a paso», permitiendo a Junts ganar tiempo para que Puigdemont se haya «bajado de sus posiciones maximalistas», en las que aún sigue. En Moncloa no dudan de que «habrá investidura» porque «Junts no quiere elecciones», pero son conscientes de que la pugna entre ERC y Junts «distorsiona» e impide avances en el corto plazo.
Puigdemont aprueba a Sánchez
Esta es una «competición por la hegemonía en Cataluña» en la que ayer tocó intercambio de roles. ERC jugó al poli malo, deslizando en privado que «el PSOE es especialista en alargar las negociaciones, pero no siempre le salen bien». Entretanto, Puigdemont se encargó de agradecer públicamente a Sánchez desde Bruselas sus esfuerzos para conseguir la investidura: «Nunca habíamos llegado tan lejos», dijo en la red social X en relación a las gestiones del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, para elevar la discusión del uso del catalán en Europa ante el Consejo de Asuntos Generales de la UE. Sin embargo, también advirtió que «estaremos muy atentos» y que el camino para conseguirlo «debería ser irreversible».
Su portavoz en el Congreso, Miriam Nogueras, también transmitió optimismo en los pasillos del Congreso: «Reconocemos el esfuerzo que se ha hecho. (…) Veremos cuál es la capacidad del PSOE de cumplir los acuerdos a los que llega». Palabras que satisfacen en Moncloa, donde vuelven a esgrimir el cumplimiento de su hoja de ruta: «Las piezas empiezan a encajar». El complicado puzzle de la gobernabilidad permite mostrar la imagen de un futuro acuerdo, aunque todavía haya espacios en blanco que encajar de aquí a la investidura: «En los primeros días de octubre se decidirá todo».