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Los autores del ataque de Barbate cegaron con un láser a los guardias antes de arrollarlos

Los tripulantes usaron constantemente un puntero de luz para identificar y seguir los desplazamientos de los agentes

Los autores del ataque de Barbate cegaron con un láser a los guardias antes de arrollarlos

Los autores del ataque emplearon un puntero láser. | TO

Los autores de la embestida mortal en el puerto de Barbate utilizaron un «puntero láser de color azul» contra la patrullera de la Guardia Civil para identificar y seguir sus desplazamientos en la oscuridad, cegar a los agentes con la luz y ejecutar así las seis ofensivas contra la zódiac del instituto armado. Es lo que se desprende de un informe recién incorporado a la causa y que ha sido elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) y la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Algeciras a partir de distintos vídeos del recinto portuario y de la cámara GoPro que portaba uno de los agentes fallecidos. 

El minucioso análisis de estos archivos ha permitido a la Guardia Civil reconstruir los dos minutos y medio en los que narcolancha, ante la presencia de la neumática oficial, comenzó a virar hacia su posición, se dirigió hacia ella, la estuvo rodeando cada vez más cerca y, finalmente, la embistió en varias ocasiones, causando la muerte instantánea de las dos víctimas. Para ello, dice el citado informe, los tripulantes de la narcolancha se valieron continuamente de un puntero láser. «Inmediatamente después de la ofensiva, mientras se dirige a la bocana, vuelve a hacer uso del láser contra la patrullera (…) hace un viraje para cambiar el sentido y se dirige de nuevo hacia la patrullera», señalan los expertos del cuerpo. 

«Desaparece tan solo tres segundos en los que —aun así— se percibe como no deja de hacer uso del citado láser azul, regresando nuevamente. Durante ese tiempo, la patrullera sigue sufriendo los haces de luz de un láser azul de la narcolancha, la única que hace uso de este artilugio contra la patrullera desde el primer momento», señala el documento. Según las fuentes consultadas por este periódico, este hecho demuestra también la premeditación con la que actuaron los autores del ataque, que querían acabar con la vida de los agentes de la embarcación del instituto armado fijando continuamente su objetivo. Todo pese a que los guardias civiles advirtieron a la narcolancha con luces blancas e incluso disparado al aire sus armas. No sirvió de nada.

Los seis encarcelados no eran los autores

Esta información, en cualquier caso, está ligada a otra revelación en las pesquisas de la UCO: que los seis investigados por el presunto asesinato, todos ellos en prisión provisional, no fueron los autores del crimen. Una conclusión a la que llegado los investigadores en otro informe, fechado el 7 de mayo, tras examinar un vídeo, aportado por la defensa de uno de los investigados, Jose Antonio G.C, que sitúa a los imputados por el asesinato a unos 600 metros de donde se produjo la embestida, y que supuso un giro de 180 grados en el caso, tal como contó este periódico el pasado mes de marzo. La Guardia Civil mantiene ahora que la narcolancha que arrolló a los agentes iba tripulada por al menos tres personas, tenía cuatro motores y una antena.

Los agentes sitúan el origen de «esta relevante información» en lo declarado en sede judicial por José Antonio G.C., quien, tal como adelantó THE OBJECTIVE, afirmó haber grabado lo que ocurrió el pasado 9 de febrero de 2024 en el puerto de Barbate (Cádiz), mientras se encontraba a bordo de una narcolancha distinta a la autora, ubicada al pairo en la bocana del citado recinto portuario, «siendo coincidente este emplazamiento con la perspectiva desde la cual parece realizarse la grabación». Un lugar, apunta el estudio, «compatible a su vez con la embarcación de cuatro motores advertida en la reconstrucción de los movimientos registrados por la narcolancha que embiste a la embarcación de la Guardia Civil».

Nuevos datos de la narcolancha

De este modo, concluyen los investigadores, «solo una embarcación de cuatro motores y una antena ocupada por al menos tres tripulantes y reseñada en el citado informe como narcolancha dubitada 1, habría llevado a cabo un total de seis ofensivas contra los agentes, siendo al última de ellas mortal para dos de los seis tripulantes de la embarcación oficial de la Guardia Civil». En los informes, por otro lado, los investigadores también han logrado obtener otras características de la embarcación ilegal:  «Tenía color negro en su lateral; la parte superior de color blanca, detalles de color blanco en la popa y otro del mismo tono en el motor más a babor».

También se hace referencia a sus ocupantes. Sin embargo, solo ha podido acreditar que vestían prendas superiores de color «azul, verde y naranja». La realidad es que, más allá de los ocho detenidos iniciales, la Guardia Civil no detalló nunca quienes eran los ocupantes de las otras cinco narcolanchas que se refugiaron el día de los hechos en el puerto de Barbate. Y no será fácil hacerlo ahora, cuando se cumplen tres meses del trágico suceso.

En Chiclana

Los investigadores han puesto el foco ahora en otra embarcación: una narcolancha de cuatro motores y una antena que apareció varada y visiblemente golpeada al día siguiente de la tragedia, el 10 de febrero, en la playa de Chiclana de la Frontera (Cádiz), a unos 30 kilómetros del recinto portuario y cuyos ocupantes nunca fueron identificados por la Guardia Civil. Esa misma mañana, de hecho, el instituto armado detuvo a Kiko El Cabra y a otros dos investigados en la playa de la Hacienda, en la Línea de la Concepción. Y horas antes, durante la madrugada, a los otros tres supuestos implicados, en la costa de Sotogrande.

Todos ellos están investigados por los delitos de asesinato y atentado agravado y su futuro judicial dependerá ahora del titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barbate, que dirige el caso. La Fiscalía de Cádiz, sin embargo, ha señalado que mantendrá la petición de prisión cautelar contra los seis pese al giro de la investigación. El Ministerio Público defendió este jueves que se les pueden imputar los delitos de contrabando y pertenencia a organización criminal, delitos que pueden ser castigados con penas que pueden alcanzar los siete años de prisión, por lo que no se deben variar a su juicio las medidas cautelares adoptadas. En cualquier caso, la principal incógnita por despejar ahora es quiénes eran los tres tripulantes de la embarcación que arrolló a los guardias civiles.

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