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El ADN del jersey de Helena Jubany no es del primer investigado por el asesinato

El ADN del jersey de Helena Jubany no es del primer investigado por el asesinato

Juzgados. | Europa Press

El juez del Juzgado de Primera Instancia 2 de Sabadell (Barcelona) ha confirmado que las pruebas de ADN que comparaban el perfil genético de Santi L. –primer investigado por el asesinato– con el ADN encontrado en el jersey que llevaba Helena Jubany cuando murió en 2001 han dado negativo.

En una providencia, consultada por Europa Press este martes, el magistrado, una vez practicades todas las diligencias acordadas, da traslado a las partes por si consideran necesaria la práctica de alguna diligencia más.

Santi L. fue el principal investigado en la primera causa por el asesinato de Jubany, que quedó archivada en 2005 sin resolverse y que este juzgado reabrió en 2020 tras recibir nuevas pruebas aportadas por la familia.

Un caso con demasiadas incógnitas

Dos notas anónimas, un zumo de melocotón, una horchata y somníferos. Esas son las pruebas con las que se contaba en la investigación de la muerte de Helena Jubany en el año 2001. Tenía 27 años y su cuerpo apareció en el patio interior de un edificio de Sabadell con una gran cantidad de somníferos, quemaduras y sin ropa.

En octubre de 2005, casi cuatro años después de que se cometiera el crimen, el caso fue archivado, y tuvieron que pasar otros 14 años para que el juez decidiera reabrir el caso tras la presentación de nuevas pruebas.

Fue en 2017 la primera vez que se volvió a sacar a la luz el caso, cuando dos estudiantes de Periodismo, Yago García y Anna Prats, repasaron los hechos en su trabajo de fin de grado. Un año después, Catalunya Radio le dedicó uno de sus programas y finalmente, en pleno confinamiento en 2020, TV3 emitió dos reportajes relacionados con el caso en Crims, un programa de sucesos. Este último ha despertado la memoria de algunos testigos y aportado nuevos indicios que llevaron al juez a reabrir la causa.

La desaparición

El 1 de diciembre de 2001, Helena había quedado con su padre, pero no apareció, algo que, según su familia, no era habitual en ella. El hombre fue a buscarla a su piso y no la encontró, pero prefirió esperar un día para dar la voz de alarma. Al día siguiente, faltó a una cita con una amiga y en el trabajo les confirmaron que no había acudido a trabajar el viernes 30 de noviembre.

Tras tres días desaparecida, el padre decidió finalmente acudir a la comisaría, donde confirmaron sus peores temores: el cuerpo de Helena había sido encontrado sin vida la mañana del 2 de diciembre en el patio interior de un edificio tras el aviso de un vecino.

Descartado el suicidio

La primera hipótesis cuando apareció el cuerpo de Helena fue que la joven se había suicidado. Sin embargo, los agentes dudaron pronto de esta posibilidad. El cuerpo apareció desnudo, con trozos del pelo quemados y en la terraza se encontró su ropa, con la ropa interior también quemada. Además, la joven cayó casi rozando el edificio, por lo que se dedujo que no se había impulsado para lanzarse, y tampoco puso las manos para protegerse en el último momento, un acto reflejo de muchas personas que se suicidan.

Poco después, una autopsia preliminar confirmó las sospechas de los investigadores: Helena tenía en la sangre 35 veces la dosis normal de benzodiacepina, una clase de somnífero, por lo que antes de caer se encontraba inconsciente y, por tanto, no pudo saltar ella misma al vacío.

Notas anónimas, horchata y un zumo

Las pruebas recogidas en el piso de Helena llevaron la investigación a los tres meses anteriores a su muerte.

«Helena, sorpresa, pasábamos por aquí y hemos dicho: a ver la Helena qué se cuenta. ¿Somos? Te llamaremos, a comérselo todo». Eso decía la nota anónima que encontró en la puerta de su casa junto a una horchata, un detalle que hizo suponer que quien se la dejó conocía bien sus gustos.

Tres semanas después, Helena recibió una segunda nota anónima. «Helena, antes de todo, esperamos que te tomes esto con el mismo sentido del humor que nosotros, a la tercera te destaparemos el misterio. Seguro que te reirás bastante. Nos gustaría mucho volver a coincidir en la UES (Unión Excursionista de Sabadell), ya lo hablaremos», decía esta segunda nota, que en esta ocasión iba acompañada de un zumo de melocotón.

Helena obedeció a la nota, que pedía que no les hiciera «un feo» y se lo bebiera. Al poco, empezó a encontrarse mal y fue incapaz de volver a casa, por lo que tuvo que ser atendida por una pareja de amigos. A la mañana siguiente no recordaba nada, por lo que mandó a analizar el zumo y los resultados mostraron que contenía somníferos.

Sospechosos, detenciones y un suicidio

La segunda nota llevó a los investigadores hacia las cinco personas que terminaron siendo los principales sospechosos del crimen: Montserrat C., Ana E., Xavi J., Jaume S. y Santiago L. Además, Montse Careta vivía en el número 48 de la calle Calvet d’Estrella, donde fue encontrada muerta Helena, y en su casa había medicamentos con el somnífero que se encontró en la sangre de la joven.

El juez decidió comparar la caligrafía de las notas solo con las de las dos mujeres. La primera prueba determinó que la caligrafía de ambas encajaba con parte de las notas, por lo que ingresaron en prisión provisional.

De poco sirvió esto, ya que Ana E. fue puesta en libertad. Por su parte, Montserrat Careta se suicidó en prisión el 8 de mayo de 2002, y dejó una nota en su celda en la que aseguraba que era inocente y que «para ser homicida hay que ser el autor material». La familia de Helena Jubany está convencida de que, aunque podía Montserrat estar por allí, no fue ella quien tiró a la joven por la terraza, así como tampoco cree que Ana formara parte del crimen.

En cuanto a los hombres del grupo, tras escuchar sus declaraciones, aunque al principio no concordaban entre ellas, se decidió dar por buenas sus coartadas. Sin embargo, Santi Laiglesia, pareja de Montse Careta y que se cree que vivía con ella, es el principal sospechoso en la actualidad, después de que las nuevas pruebas hayan descartado su coartada.

Tras la muerte de Montserrat, se organizó un careo entre Jaume y Xavi para que aclararan sus contradicciones sobre sus coartadas, pero finalmente se pusieron de acuerdo y lograron convencer al juez. Además, los tres informes caligráficos se seguían contradiciendo entre sí.

Así, en octubre de 2005 un nuevo juez instructor decretó el sobreseimiento provisional de la causa, aunque apuntó a «indicios evidentes» del crimen y dejó la puerta abierta a nuevas pruebas para celebrar un juicio.

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