Carmen Calvo, en la diana de las feministas socialistas por su «traición» al apoyar la 'ley trans'
Según fuentes socialistas, el clamor contra Calvo es notable: «Hace meses, instó a asociaciones feministas a hacer un ‘rodea el Congreso’ para parar la ‘ley trans’»
Caricatura de Carmen Calvo
El feminismo socialista está de luto. Lo que ha encendido la llama es la aprobación de la ley trans en los términos en los que salió del Consejo de Ministros y el rechazo a la enmienda del PSOE que pretendía dotar de mayor seguridad jurídica los aspectos relacionados con los menores de 16 años. Esto ha sumido en la «desolación» a muchos y muchas socialistas, entre ellos diputados del Congreso e históricos dirigentes que veían con recelo un texto con el que «el PSOE se ha sometido al ideario de Podemos». También ha dividido y vilipendiado a una parte del feminismo, por lo cual deseaban en silencio que la norma no viera la luz. Algunas de estas veteranas socialistas lo explican a THE OBJECTIVE: «El PSOE tiene un problema. Presentó una enmienda para proteger a los menores que, sin duda, están ahora en riesgo. ¿Va a votar la Ley el PSOE a sabiendas de que los menores están en riesgo?».
Una pregunta retórica que contestan en privado múltiples fuentes socialistas que no esperan «ningún acto de heroísmo» en sus filas, sobre todo porque, aseguran que «estamos ante un mandato directo del presidente del Gobierno», una «ofuscación personal» de Pedro Sánchez que responde a dos motivos: «La simbiosis del presidente con el ideario de Podemos y la cuita personal con las feministas del partido porque son díscolas, no se pliegan a sus designios y nos hemos resistido a él desde el principio. Por eso está dispuesto a guillotinar el background del feminismo socialista».
La brecha interna en el PSOE es total. Frente al feminismo clásico, respaldado por veteranas del partido y ministras y cargos ‘tapados’, están las juventudes socialistas, «absolutamente tomadas por la comunidad LGTBI». Las primeras se quejan de que se ignoran las críticas internas, se silencia a las mujeres socialistas que han defendido sus derechos y que se han visto forzadas a organizarse en asociaciones al margen de la actividad del partido, como la Asociación Femes o Contra el Borrado Jurídico de la Mujer. «Es como si se pusieran orejeras, como si se negaran a ver. Como si despreciaran lo que dicen las mujeres de este partido. Tendrán encuestas que les dicen que no es tan importante el voto de la mujer… Pero, a veces hay encuestas subterráneas y esto tendrá consecuencias».
No habrá heroínas en el Congreso
Esta es un advertencia que, sin embargo, no contempla fisuras en el terreno parlamentario: «No hay ninguna posibilidad» de que se pueda enmendar el texto de aquí el día 22 en que se aprueba definitivamente la ley trans en el pleno del Congreso. Sin embargo, las feministas históricas socialistas consideran que «si le queda un mínimo de decencia, Carmen Calvo debería votar en contra». La actual presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso es el blanco de la diana de las feministas clásicas que hablan abiertamente de «traición».
«Carmen nos ha engañado. Nos dio su palabra de que no se aprobaría la ley trans y solo ha utilizado esta ley para tratar de reforzarse y de victimizarse con su cese, asegurando que su rechazo frontal a este proyecto fue lo que la hizo caer», denuncian las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE. Y adelantan un dato no menor: hace varios meses la ex vicepresidenta primera del Congreso y exministra de Igualdad se reunió con varias asociaciones de mujeres en su despacho en el Congreso y «les alentó a montar un ‘rodea el Congreso’ para parar la tramitación de la ley trans». Algo que llamó poderosamente la atención de las asistentes por tratarse de la presidenta de una comisión parlamentaria, aunque lo enmarcaron en su compromiso para paralizar la norma. Es más: «Nos prometió que la ley trans no vería la luz». Una promesa que también generó recelos en la receptoras del mensaje dado que la profería alguien que no decide el contenido de la norma.
Hoy el desengaño de este colectivo es total con Calvo: «Ha ido alentando en esos circuitos de mujeres. Ha ido enarbolando una bandera que, a la hora de la verdad, no puede sujetar». Su voto a favor este lunes al dictamen de la Ley en el Congreso es solo un aperitivo de lo que se espera para el día 22, aunque la propia Calvo evitaba concretar el sentido de su voto este lunes en la cadena SER.
«Vuelve a marear la perdiz. No sabe por dónde salir. Ha querido ser la adalid de este asunto y si fuera coherente debería no votar esa Ley. Igual que Carmen Calvo deberían votar en contra todas las mujeres que han tenido responsabilidades orgánicas en materia de Igualdad pero Carlotas Bustelos ya no quedan», explican en referencia a la histórica del feminismo y el socialismo, diputada en las cortes constituyentes y una de las mayores influencias para la aprobación de la primera Ley del Aborto de Felipe González.
La crítica hacia Calvo se desató desde el primer momento de la aprobación de la ponencia en la comisión de justicia el lunes por la noche. La plataforma Contra el Borrado de las Mujeres publicó una caricatura con su cara en las redes sociales denunciando su voto a favor de «una ley con artículos contrarios a la ley de Igualdad y que permite que cualquiera pueda decidir, solo con su deseo, qué sexo pondrá en su DNI. ¿Cómo te quedas?».
La efervescencia y beligerancia de la respuestas en la red social Twitter dan buena cuenta del sentir de este colectivo que augura que «Calvo era la supuesta representante del feminismo razonable del PSOE, pero ya ha perdido esa condición. Muchos ya advertíamos de que nos la iba a jugar desde que instó a las asociaciones a presentar listas de expertos comparecientes en el Congreso y luego votó en contra de las comparecencias de expertos. No vamos a tolerar que sea la embajadora de todas nosotras».
Desde Femes y Contra el Borrado prometen que «las asociaciones de mujeres no van a permitir que se olvide esto» y han convocado una concentración contra la ley trans el próximo 16 de diciembre frente al Congreso, «pero una concentración legal y ordenada, no como el ‘rodea al Congreso’ al que nos animó Calvo. Seremos duras en el tono pero nunca conflictivas» y desde la convicción de que esta Ley «terminará cayendo, antes o después, en un año, dos o tres, o cuando haya habido ya actuaciones irreversibles contra menores y mujeres, pero caerá».
