Rodríguez 'Pam', la errejonista conversa que entró en la corte de Irene Montero
La actual secretaria de Estado de Igualdad actuó como miembro de la corriente errejonista hasta pasar al bando pablista para ascender en Podemos
Corría el año 2016 cuando la actual secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam, aspiraba a liderar Podemos Galicia. Nacida en Pontevedra en 1989, la flamante diputada elegida en esa misma circunscripción se presentó en las primarias del partido morado para la secretaría regional. Era un momento de eclosión y euforia en la formación que lideraban Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Rodríguez Pam se alineaba a la corriente del ex número dos, y perdió las primarias de aquel año por sorpresa ante Carmen Santos. A partir de ese momento, hizo de todo para conseguir la benevolencia del grupo pablista.
El periplo político de Rodríguez Pam cambió a raíz de aquella derrota en las primarias de 2016. Se acercó a Antón Gómez-Reino, que ejercía de vicario de Iglesias en la región, y asimismo a la que actuaba en la sombra como responsable regional de Izquierda Unida, Yolanda Díaz. Galicia era un territorio dividido entre errejonistas y pablistas, aunque ninguno de los dos quería un enfrentamiento directo parecido al madrileño. La presencia y fuerza de las listas municipalistas de las mareas y las alianzas cruzadas con segmentos nacionalistas impidió que la lucha trascendiera a nivel nacional, al menos hasta que Carolina Bescansa perdió unas dudosas primarias por las que había luchado.
La actual secretaria de Estado de Igualdad se ha convertido en una de las figuras más conocidas del Gobierno de Pedro Sánchez en los últimos meses por sus declaraciones polémicas sobre la reducción de penas a agresores sexuales tras la aprobación de la ley del solo sí es sí. En un reciente acto público, Rodríguez Pam ironizó sobre dichas rebajas. «De los creadores de ‘las personas van a ir al registro a cambiarse de sexo todas las mañanas’ llega… ‘¡Los violadores a la calle!‘», dijo en un acto público del Ministerio. Después habló de bulos de los medios y acabó disculpándose. Los socialistas consideran «bochornosas» las declaraciones de Rodríguez Pam y también su actuación posterior, pero la cercanía a Irene Montero la hace casi intocable.
Polémicas gallegas
Aun así, pocos saben que Rodríguez Pam no ejerció siempre de pablista convencida. Empezó su experiencia política en Podemos del lado errejonista, para después dar un giro de 180 grados tras la derrota de Errejón en el congreso de Vistalegre II (2017). Entonces, Rodríguez Pam buscó la amistad de Irene Montero, a pesar de ser conocida ya por algunas polémicas y exabruptos. En Galicia, por ejemplo, descalificó e insultó a compañeros de partido en los chats internos durante las primarias, lo que generó un notable revuelo interno. Después, cuando se pasó al bando pablista, «traicionó a amigos y compañeros», sostienen en el partido morado.
Rodríguez Pam tuvo la suerte que Irene Montero entendió que no podía haber dirigente más fiel que un convertido. Y eso coincidió en un momento en que la número dos del partido quiso rodearse de personas de máxima confianza «que no le hicieran sombra» cuando estalló la polémica del chalet de Galapagar (2018). Montero ya aspiraba a dar el relevo a Pablo Iglesias, pero el adelanto electoral de 2019 frenó la operación. A partir de ese momento, Montero empujó -al igual que Iglesias- para que Podemos entrara en el Ejecutivo. Su deseo era liderar una cartera centrada en el feminismo, porque así veía factible construir un liderazgo dificilmente cuestionable incluso para la derecha.
Las purgas de los barones territoriales y después del equipo legal de Gloria Elizo reforzaron la búsqueda por parte de Montero de un equipo que ejecutara sus órdenes sin rechistar. Y Rodríguez Pam ascendió así hasta el Ministerio, donde trabajó con otros miembros para alejar a Noelia Vera, que controlaba la secretaría de Estado que después ella heredaría, adelantándose también a Vicky Rosell. La guerra entre Montero y Yolanda Díaz favoreció ese movimiento.
Purgas
La conducta de Rodríguez Pam a lo largo de la legislatura se ha centrado en reivindicar su fidelidad a Irene Montero. Esa es, según las fuentes consultadas, el principal activo de la gallega. Es por ello por lo que la ministra la protege a toda costa. Las únicas dudas se manifestaron durante los días más duros de la aprobación de la ley del solo sí es sí, cuando en Podemos se comentaba la posibilidad de que Montero prescindiera de algunos de sus pesos pesados para enterrar la polémica de las rebajas de penas a los agresores y evitar que le salpicaran.
En esos días caóticos de noviembre, Vox atacó en el Congreso a Montero por su relación personal con Iglesias y permitió a los morados desviar todo tipo de crítica. Montero se sintió «blindada», y como ella, todo su núcleo duro. A tal punto que Rodríguez Pam no tardó ni un mes en mofarse de aquella polémica. Las frases pronunciadas el pasado 12 de enero han puesto al Ministerio de Igualdad una vez más bajo los focos de la polémica. Sus propios compañeros la señalan como una dirigente poco preparada y sustancialmente incapacitada para el cargo. Pero lo hacen con la boca pequeña y guardando el anonimato.
En el PSOE también creen que los errores del equipo de Montero afectan a la imagen del Ejecutivo. Pero todos saben que el equilibrio del Ejecutivo es frágil y que solo Sánchez puede desafiar a Montero pidiéndole el cese de una dirigente que, a pesar de su pasado y sus polémicas, forma parte de su sanedrín. Máxime porque Podemos vive un contexto de guerra con Yolanda Díaz y en el partido saben que «Irene está buscando tropas, y necesita solo a personas de máxima confianza».