Albares confirma al embajador en Marruecos pese a llevar más de ocho años en Rabat
El diplomático Ricardo Díez-Hochleitner sigue en este delicado puesto pese a que en junio superó la edad de jubilación
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha confirmado en su puesto al embajador en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner, pese a llevar ocho años y medio en su destino de Rabat, según adelantó el diario Melilla Hoy y ha podido confirmar THE OBJECTIVE en fuentes diplomáticas.
La confirmación de Díaz-Hochleinter es atípica pues este veterano diplomático, quien durante muchos años fue el número dos de la Casa de Su Majestad el Rey, alcanzó el pasado 30 de junio los 70 años, la edad de jubilación que tienen los miembros de la carrera diplomática en su condición de funcionarios y que conlleva su cese automático en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se encontraba en funciones en aquel momento y le mantuvo en el puesto, al no poder nombrar un sustituto en un puesto tan delicado como es Rabat.
Su caso no era el único. En el Congo y Etiopía ocurrió lo mismo con los embajadores Carlos Robles y Manuel Salazar, quienes también llegaron a los 70 años con el Gobierno en funciones. Pero este martes ambos fueron relevados en sus respectivos puestos… sin que Díaz-Hochleitner apareciese en la referencia del Consejo de Ministros.
El Ejecutivo ya decidió hace un año extender su mandato con el fin de afianzar la nueva etapa en las relaciones bilaterales tras el final de la crisis. El embajador fue nombrado para este puesto en mayo de 2015 por el entonces Gobierno de Mariano Rajoy. Normalmente, los diplomáticos están una media de cuatro años al frente de una embajada, así que en Exteriores se daba como posible su relevo en el segundo semestre de 2020, pero la posterior crisis entre ambos países desaconsejó por completo su salida de Rabat a instancias del ministro Albares.
Un caso con escasísimas excepciones
El hecho de que un embajador continúe en el puesto más allá de los 70 años con el Gobierno en plenas funciones tiene escasísimas excepciones. La última de ellas se produjo con Carlos Bastarreche al frente de la embajada en el Reino Unido. El Gobierno mantuvo al embajador dos meses adicionales en Londres hasta que pasó el Brexit.
Desde la Oficina de Información Diplomática (OID) siempre se ha subrayado que los nombramientos de embajadores son una «facultad discrecional» del Ejecutivo, vía decisión del Consejo de Ministros, y sobre los que «no existe a priori plazo de permanencia más allá de lo que decida el Gobierno».
Arancha González Laya fue la primera en prorrogar el mandato del embajador Díez-Hochleitner a mediados de 2020, en un momento de fuerte presión migratoria desde las costas marroquíes. Además, el contencioso del Sáhara había entrado en un nuevo escenario, tras la denuncia por parte del Frente Polisario del fin del alto el fuego con Marruecos a raíz de un incidente en el paso fronterizo de Guerguerat.
Sánchez buscó en aquel momento un complejo equilibrio diplomático con Marruecos, en un momento en el que se había topado con la reivindicación de su socio de coalición, Pablo Iglesias. El entonces líder de Podemos reclamó un referéndum de autodeterminación para la excolonia española que incomodó a Rabat.
Una posición que también defendió históricamente el PSOE y que está recogida en las resoluciones de Naciones Unidas tras el complejo proceso de descolonización de este territorio a mediados de los setenta, aunque la posición de los socialistas evolucionó en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero y cristalizó en el apoyo firme al plan de autonomía marroquí por parte de Sánchez en marzo de 2022 para poner fin a la crisis diplomática con el Reino alauí, que había empezado en abril de 2021 a raíz del caso Ghali.
La embajada en Marruecos es un puesto sumamente sensible para la diplomacia española. Por eso, la elección de un nuevo representante en Rabat recae en última instancia en el propio presidente del Gobierno. Además, el nombramiento se suele comunicar con carácter previo a La Zarzuela por los vínculos históricos entre ambas familias reales.