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Política

IU concluye que Acento buscó a Garzón para incluir a Sumar en su red de influencia

Circula en IU el temor a que los principales dirigentes antepongan su interés particular a una vocación ética de la política

IU concluye que Acento buscó a Garzón para incluir a Sumar en su red de influencia

Alberto Garzón.

«La consultora de Pepe Blanco es el emblema del bipartidismo, PSOE y PP». En Izquierda Unida ha generado revuelo el hecho de que el pasado martes trascendiera la noticia del fichaje del excoordinador confederal, Alberto Garzón, por parte de Acento. Para los militantes y cuadros de IU esta consultora no es una cualquiera de la galaxia de empresas que se dedican al lobby. Es el «emblema del bipartidismo», pues sus fundadores y máximos directivos son exdirigentes del PSOE y PP. Y Pepe Blanco, el exministro socialista de Fomento y exsecretario de organización del PSOE, también no es un cualquiera en ese sector, sino un político que durante sus mandatos ha aprobado operaciones de carácter económico muy criticadas por los de IU.

De ahí que el fichaje de Garzón llegara como un jarro de agua fría en la formación. Fuentes de IU en Madrid conocedoras de algunos pormenores de lo ocurrido aseguran en conversación con THE OBJECTIVE que tanto Yolanda Díaz como otros altos cargos de IU sabían del fichaje de Garzón. Y que recibió algo parecido a una bendición por parte de sus interlocutores. Donde en cambio se encendieron los ánimos fue en niveles intermedios y bajos del partido, con una militancia acostumbrada a reivindicar un código ético y político diferente de los demás grandes partidos.

El hecho de que Garzón, su líder por el que muchos «dieron la cara», decidiese pasar a trabajar de lobista se interpretó en muchos ámbitos como una traición a los valores del partido. Los chats de militantes y también altos cargos se encendieron. El propio Garzón, uando anunció su renuncia a la propuesta de Acento, dijo que recibió presiones de su partido y también de Podemos. El partido morado se lanzó contra él, en una operación de venganza por todo lo ocurrido con Sumar. Pero en IU señalan también, como publicó este diario, el «silencio atronador» de Díaz y de los demás responsables de Sumar. Ese silencio equivalió a una condena al estilo Poncio Pilato.

Yolanda Díaz decidió lavarse las manos

Después de la tormenta, en IU se empieza a reflexionar sobre lo ocurrido bajo otra perspectiva. Así, las fuentes consultadas por este diario tanto en Madrid como en otros territorios, como Barcelona, sostienen que el fichaje fracasado de Garzón dibuja otro escenario «preocupante». Según estas fuentes, atañe al interés de la consultora por ampliar su red de influencia a Sumar, la nueva formación lanzada por Díaz y que todavía no ha celebrado una asamblea fundacional (se prevé para finales de marzo).

Yolanda Díaz con Enrique Santiago en el Congreso
Yolanda Díaz con Enrique Santiago en el Congreso. | Europa Press

El interés de Acento por Sumar preocupa en IU, pues la formación plantea una confluencia por la vía de los hechos en el nuevo partido. Algunos sectores de IU temen que se traslade a la sociedad la idea de que Sumar está dispuesto a hablar y negociar con unos poderes económicos históricamente tachados de corruptos o enemigos de las clases populares. Y que el sí –aunque parcial– de Garzón empañe la imagen de la nueva formación. No todos, sin embargo, piensan lo mismo. Otros sectores de Sumar, incluso los que llevan más años de militancia y que lucharon contra el propio Garzón, creen que la formación de Díaz queda indemne de lo ocurrido, pues consideran que, a nivel social, el nombre del excoordinador de IU se asocia «más a Podemos que a Sumar».

¿El fin del 15-M?

Sea como fuere, todos reconoce el interés de Acento y de los lobistas por añadir a Sumar en una red de influencia que despierta mucho recelo. «Lo de Garzón es lo de menos. Él simplemente buscaba trabajo, y ellos se lo ofrecieron. Lo importante aquí es que Acento y Pepiño Blanco quieren tapar el hueco de Sumar e incluirlo en su esfera de influencia», afirman fuentes de IU. Garzón finalmente ha rechazado sumarse al equipo de Acento. Pero lo ocurrido ya tiene una carga simbólica inequívoca, que algunos resumen en la sentencia del «fin del 15-M».

Al mismo tiempo, se difunde el temor a que los principales referentes de IU y también de Sumar estén aflojando en sus requisitos éticos a la hora de hacer política. Y que, sobre todo, supediten su interés personal de permanencia en el Gobierno a mantener una autonomía política frente al PSOE. Esta es la tesis, por otro lado, que esgrimen en Podemos. Desde hace tiempo, existe cierto malestar en algunos sectores de IU por el acercamiento de Díaz a Puigdemont y su entorno. Algunas decisiones de política económica también despiertan algunas alarmas, a la vez que en el sindicato empiezan a torcer el gesto ante las «ocurrencias» de la ministra.

Con el caso Acento militantes y cuadros de IU reconocen la dificultad de seguir defendiendo a algunos de sus referentes. Y sobre todo, asusta el hecho de que existan «puertas giratorias» entre la consultora y los primeras espadas de Sumar y de las formaciones que se integran en la coalición. La cuestión moral que IU planteó en estos años como factor diferencial de su acción política puede quedar en entredicho. Y todo ello por el interés particular de aquellos que ahora controlan la organización, según la tesis de los más críticos con lo ocurrido entre Garzón y la consultora de Pepe Blanco.

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