Vox elige a Garriga para las catalanas tras fallar su plan para ser vicepresidente de Feijóo
El candidato a la Generalitat de Cataluña fue un día el escogido por Santiago Abascal para la vicepresidencia de España
Ignacio Garriga será el candidato de Vox a presidir la Generalitat de Cataluña en las próximas elecciones catalanas, que se celebran el 12 de mayo. Las expectativas del partido conservador en la región no son muy buenas, ya que podrían retroceder con respecto al sorpasso al PP que dieron en 2021. Pero un año antes la suerte de Garriga, dentista de profesión, podría haber cambiado para siempre: era el nombre con más apoyos en Bambú 12 para ser el vicepresidente de Alberto Núñez Feijóo en un hipotético gobierno de coalición con el Partido Popular.
Las dudas estaban entre él e Iván Espinosa de los Monteros, dos perfiles muy institucionales y que serían bien vistos desde Europa. Pero la relación cada vez más distante de este último con la dirección nacional decantó la balanza. Eso, y que el hecho de tener por primera vez en la historia a un mestizo como vicepresidente de España era una idea golosa para refutar las acusaciones de «racista» o «ultraderechista» que pesan sobre la formación que preside Santiago Abascal.
Tal y como adelantó THE OBJECTIVE el pasado verano, Abascal no tenía ninguna intención de entrar en el Ejecutivo, y hubiese permanecido sólo como presidente de Vox, que también codiciaba cuatro ministerios, en especial el de Cultura o Defensa. «Me veo como presidente si los españoles quieren, como vicepresidente, la verdad, que no me veo», llegó a conceder en una entrevista en campaña.
Sea como fuere, la idea se quedó en eso, en una idea. El pasado 23 de julio, contra pronóstico de Génova 13 y Bambú 12, PP y Vox no sumaron mayoría absoluta, por lo que sus opciones de formar gobierno se fueron diluyendo para los de Abascal, que terminaron renunciando a entrar en el Ejecutivo con el objetivo de que Feijóo buscara en el PNV los apoyos restantes: «No vamos a ser un obstáculo».
Tras el batacazo electoral, en el que Vox cayó de 52 a 33 diputados, Espinosa de los Monteros abandonó la formación, abriendo la veda para otras salidas y desatando una crisis interna de la que aún no se ha recuperado. Garriga, por otro lado, fue ganando más peso interno y el pasado mes de enero, en la remodelación del partido, se quedó como único vicepresidente del partido y secretario general, lo que le convierte en el número dos, en la mano derecha de Abascal.
La semana pasada, Garriga renunció a ser portavoz del partido en las ruedas de prensa que se celebran todos los lunes en la sede nacional de Vox. Su puesto lo ocupa ahora José Antonio Fúster, periodista de profesión, con el objetivo de que el candidato a presidir la Generalitat de Cataluña se centre en este cometido.
«Yo vengo aquí para descargar ciertas obligaciones y para hacerlo de la mejor manera posible. Entre nosotros, blanco y en botella…», expresó el nuevo portavoz nacional deslizando lo que ha podido confirmar este medio. Garriga es el hombre escogido para insuflar vida a un partido que, pese a tener todo a favor por los estragos de la inmigración descontrolada, está en retroceso en Cataluña.
Expectativas electorales
En 2021 Vox logró el ansiado sorpasso al PP en la región con el 7,67% de los votos, que se materializaron en 11 escaños en el Parlament. Un resultado histórico que se produjo a costa del batacazo popular (3,85% de las papeletas y 3 parlamentarios). Pero el próximo 12-M, según todas las encuestas, la formación que lidera Alejandro Fernández en la región se recuperará con mucha fuerza (entre 12 y 14 escaños) hasta volver a ser la hegemónica en la derecha. La de Ignacio Garriga, por otro lado, competiría en escaños (7-9) con Catalunya en Comú y la Cup.
En un principio, Vox celebraba que en la política catalana se hubiese desplazado la ventana de Overton y ya todos los partidos admitan el problema migratorio, pero eso podría terminar jugando en su detrimento, ya que el factor diferencial de la formación conservadora se estaría diluyendo. En caso de consumarse las encuestas, y en cuestión de un año, Ignacio Garriga habría pasado de aspirar a la Vicepresidencia de España a la irrelevancia en el Parlament, pero la política hodierna da tantos giros que el plan original de Santiago Abascal para él podría terminar haciéndose realidad algún día.