Las feministas piden contabilizar el sexo «real» de los criminales para evitar la confusión 'trans'
La Alianza Contra el Borrado de las Mujeres solicita que la ‘ley trans’ no afecte a los boletines estadísticos de criminalidad
Centenares de colectivos feministas, aglutinados en la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, solicitan al Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska que sus boletines estadísticos de criminalidad recojan el «sexo real» y no el «sexo registral». Este último se puede cambiar mediante la mera declaración de la voluntad gracias a la ley trans. Consideran que así se conseguirá la correcta elaboración de los perfiles criminológicos y se evitará la «falsificación estadística» sobre los autores o las víctimas de un delito.
«Si los boletines estadísticos del Ministerio del Interior solo recogen el dato del sexo registral, y considerando que este puede no coincidir con el sexo real, se estaría ocultando información relevante para la elaboración de los perfiles criminológicos y permitiendo la falsificación estadística sobre el sexo real de los autores o las víctimas de un delito», arguyen las feministas clásicas, contrarias a la teoría queer que preconiza la «autodeterminación de género».
Lo que piden las feministas, según explican a THE OBJECTIVE, es que se cumpla el artículo 20 de la ley de igualdad, que refiere a la «adecuación de las estadísticas y estudios». Este obliga a «incluir sistemáticamente la variable de sexo en las estadísticas, encuestas y recogida de datos que lleven a cabo». Como la norma es de 2007, no preveía la «falsificación estadística» a través del cambio de sexo registral.
La petición de esta alianza feminista nace como reacción a los últimos casos registrados de hombres biológicos que han eludido la condena por violencia de género gracias al cambio de sexo registral. Esta semana han trascendido dos.
El primero, el de un maltratador reincidente de Sevilla, que se había cambiado de sexo en el Registro Civil para evitar ser juzgado por violencia de género y así eludir la cárcel. El segundo, el de un ertzaina que intentó agredir el pasado sábado a su mujer y sus hijas con un cuchillo en el barrio de Txomin (San Sebastián). Este había modificado su sexo el pasado mes de noviembre gracias a la ley trans.
Pero llueve sobre mojado. El pasado mes de marzo la Comunidad de Madrid comunicó al Ministerio de Igualdad que había detectado al menos a seis agresores que se habían cambiado de sexo y estaban incluidos en el sistema VioGén. Tres de ellos, incluso, estaban pidiendo ser atendidos o atendidas -legalmente son mujeres- en los mismos puntos municipales a los que acuden sus víctimas.
‘Mujeres’ que violan
Otra anomalía estadística que se está produciendo en los boletines de Interior es que las agresiones sexuales con penetración cometidas por mujeres se han multiplicado por siete en cuatro años, pasando de 25 en 2019 a 174 en 2023. Esto es, se han disparado un 700% en menos de un lustro, si se comparan sendas entregas del Informe sobre Delitos contra la Libertad Sexual en España. Las feministas atribuyen este auge a la aprobación de las leyes trans autonómicas y de la nacional.
Antes de la aprobación de las leyes trans, los actos por los que una mujer podía ser acusada de agresión sexual con penetración se reducían a dos. O bien la agresora había introducido la mano o un objeto dentro de las partes íntimas de la víctima (que puede ser mujer o varón) o bien había sido colaboradora necesaria mientras otro lo hacía, por ejemplo, inmovilizando a la persona agredida.
Sin embargo, desde el año 2007 hay una tercera causa por la cual una mujer puede ser acusada de haber penetrado sexualmente contra su voluntad a otra persona. La ley trans promulgada ese año permitía que las mujeres trans pudieran ser consideradas legal y estadísticamente como mujeres pese a conservar intactos los genitales. Con estos podrían realizar la agresión sexual con penetración.
Datos de varones
Antes de la entrada en vigor de la ley trans, en marzo de 2023, su impulsora Irene Montero vaticinó que no habría «ningún hombre» dispuesto a ir al Registro Civil a decir que «es una persona que no es» para disfrutar de unas supuestas ventajas. Sin embargo, se equivocó. Así se desprende de los casos antes expuestos o de la existencia de asociaciones como Trans No Normativos (TNN).
Es más, de las 5.139 personas que se beneficiaron de la norma el año pasado, 3.149 (el 61%) fueron hombres. Esto, a pesar de que la disforia de género es más acusada por las mujeres entre 14 y 25 años, lo que evidencia el uso espurio por parte de muchos varones que han cambiado su sexo registral a todos los efectos.