Los sindicatos no han rebajado su lucha pese a las consecuencias que puede tener paralizar un país que alberga un acontecimiento de las características de una Eurocopa. En pleno torneo, el sector ferroviario está de huelga indefinida desde el 31 de mayo, y los pilotos de Air France tienen prevista una protesta de tres días a partir del sábado. Hollande, contra las cuerdas, ha cedido algunas posiciones demandas. El caso de la SNCF (la Renfe francesa, transportista oficial de la Eurocopa), el Gobierno ha accedido a flexibilizar una norma en cuanto a las libranzas de los trabajadores y también se ha comprometido a invertir cien millones de euros más al año en mejorar infraestructuras y asumir parte de esa deuda en el futuro. En el caso de Air France, donde el Gobierno tiene el 17% de capital, el Ejecutivo ha prometido que la compañía más aviones de largo recorrido, como se demandaba. Aun así, el día 14 sigue manteniéndose la huelga general a la que están convocados trabajadores y estudiantes de toda Francia. Ya en la pasada del 31 de marzo se manifestaron 390.000 personas, según las autoridades, y 1,2 millones, según los convocantes.
Además, a este crisol de protestas se suma otra que ensucia la Eurocopa. Centros de tratamiento e incineración de basuras se han sumado a la movilización que empezó en marzo, y como consecuencia se eestán acumulando desechos en algunos barrios de París, Marsella o Saint-Étienne
El gobierno socialista de Hollande tiene un duro partido que jugar. De momento, la primera parte la van ganando los sindicatos.