Monstruos debajo de la cama
La noticia de que el parlamento regional de Valonia ha bloqueado la ratificación del CETA, el ambicioso acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá, tiene una trascendencia que no debe pasarse por alto. Esperemos que tenga arreglo y no se malbaraten esfuerzos negociadores de siete años. Porque el colapso de esta iniciativa –si la UE no es capaz de firmar un acuerdo con un país tan afín a sus valores como Canadá, difícilmente lo hará con cualquier otro socio– podría suponer para el proyecto europeo un golpe más destructor que el del Brexit. La apertura comercial está en el corazón del proyecto europeo y quién sabe si la tendencia refractaria al libre cambio mundial no acabará provocando también una sístole interna dentro del mercado común. Ya lo está haciendo en el caso de la libre circulación de personas.