
La culpa es de las madres
Cada intento de censura impone el deber de la relectura. Y así ahora con la Caperucita Roja, que unos padres concienciados han apartado de la sección infantil de la biblioteca escolar para sorpresa, supongo, de quien recuerde al menos superficialmente el cuento. Porque en este recuerdo la moraleja es clara: pasan cosas terribles cuando te fías de extraños y desobedeces a los padres.