Facebook

La publicación de Shadi Khalileh, el ciudadano árabe, tan sólo tuvo 12 «me gusta», y finalmente fue detenido por la policía israelí. La publicación del ciudadano judío recibió 600 «me gusta», fue compartido 25 veces y recibió comentarios del tipo «eres el rey». Sin embargo, su mensaje no fue detectado por las autoridades israelíes. Este experimento puso de manifiesto dos cosas: por un lado, que Facebook no eliminó ninguno de los dos mensajes que incitaban a un ataque, y por otro lado, que las autoridades israelíes sólo se interesan por los mensajes que provienen del lado palestino. Esta prueba se produjo días antes de que  Israel acusara a la red social de ser cómplice de la violencia palestina contra los israelíes. El ministro de Seguridad Pública israelí, Gilad Erdan, dijo en una entrevista que Facebook no hace nada para detener los mensajes de odio que algunos palestinos difunden a través de sus perfiles contra los israelíes, y llegó a asegurar que la red social sabotea los esfuerzos policiales y rechaza las solicitudes de colaboración de Israel. «La sangre de las víctimas israelíes está parcialmente en manos de Facebook», sentenció.

La medida es tan radical que el primer ministro, Abdelamalek Selal, ha tenido que explicar las razones por las que ha tomado esta decisión indicando a través de la agencia oficial de noticias argelina que “la medida va orientada a favorecer a los estudiantes que están preparando el BAC, en lugar de los que quieren cometer fraude”. Y es que al parecer, decenas de estudiantes argelinos fueron detenidos a principio de este mes, junto con varios funcionarios del sistema educativo, por filtrar las pruebas de selectividad en Facebook y Twitter. El bloqueo ha sido consensuado con las autoridades educativas y los operadores de telecomunicaciones que ofrecen sus servicios en Argelia. El corte se extenderá hasta el próximo 23 de junio.

Médicos argelinos han abierto una clínica en la ciudad de Constantina para tratar la adicción a Facebook. Advierten de que este tipo de adicción es tan grave como las drogas o el alcohol y que no estamos prestando suficiente atención. El director del centro, Roauf Bogafa, compara la obsesión por las redes sociales con la magia negra y alerta de que los adictos son vulnerables al lavado de cerebro por grupos extremistas. El tratamiento ofrecido en la clínica está enfocado en acabar con los tres efectos de la adicción: daño psicológico, social y de seguridad.

Clínicas de este tipo ya existen también en China y Corea del Sur.