Mucha de ellas se encuentran en zonas rurales, por lo que varios activistas y parlamentarios advierten que los pensionistas y las personas más vulnerables serán los más afectados. «Se quedarán sin una farmacia cercana, de forma que no tendrán acceso a algunos medicamentos vitales y se verán obligados a viajar más lejos para conseguirlos», señala Shaun Spiers, director ejecutivo de la Campaña para la Protección de la Inglaterra Rural. «Podría ser un desaste para aquellos habitantes que tienen dificultades para llegar a la ciudad más cercana», informa.
Hace unos años, 2.500 oficinas de correos se vieron obligadas a cerrar cuando el Gobierno decidió retirar una subvención anual de 150 millones de libras.