Los verdes contra la agricultura
«La lucha contra el calentamiento global no puede arrasar con sectores productivos que son nuestro alimento (agricultura y ganadería) o nuestro empleo»
«La lucha contra el calentamiento global no puede arrasar con sectores productivos que son nuestro alimento (agricultura y ganadería) o nuestro empleo»
«Ocuparse de los elementos críticos de la transición como redes, sumideros de carbono y tecnología ayuda mucho más a avanzar que discursos grandilocuentes»
La industria cementera española ha propuesto una hoja de ruta para alcanzar la neutralidad climática en 2050
La industria denuncia graves perjuicios si se intenta acabar con los gases utilizados para refrigerar alimentos y en los aparatos de aire acondicionado
Un centro internacional cifra en 2.242 los casos abiertos en el mundo, 16 en España. El CGPJ sigue sin plantearse la creación de salas especiales
La tasa sobre los Gases Fluorados de Efecto Invernadero se aprobó el pasado mes de junio y entrará en vigor el 1 de septiembre
El borrador de un informe de la ONU sobre el cambio climático señala a los océanos y zonas heladas como principales afectados y pone el foco sobre las inundaciones, que podrían dejar hasta 280 millones de refugiados climáticos
La «sartén» flotante incluye una pancarta donde se lee «Planeta frito»
Los partidos políticos españoles tienen un punto de unión en materia de medio ambiente: la promoción del vehículo eléctrico y el fomento de la infraestructura de recarga
El estadounidense típico consume unas tres veces más carne, lácteos y huevos que la media mundial, lo que perjudica la salud humana y el medio ambiente.
La famosa activista adolescente sueca contra el cambio climático se reúne con Jean-Claude Juncker en Bruselas
La canciller alemana, Angela Merkel, compartió este sábado una foto en las redes sociales oficiales del gobierno de Alemania que ha dado mucho de qué hablar.
Hace unos años comenzó la batalla contra las emisiones de gases de efecto invernadero: la capa de ozono empezó a resquebrajarse y las temperaturas de la Tierra, a aumentar sin freno. En ciudades asiáticas, cada vez eran más comunes las estampas de mujeres y hombres trabajando en las calles con mascarillas para protegerse del alto nivel de contaminación. Ahora se demuestra que esta precaución tiene una justificación lógica.
Los tres últimos años han sido los más cálidos registrados hasta la fecha y el ritmo del calentamiento planetario constatado durante este periodo es «excepcional», ha advertido este jueves la ONU. El año 2016 mantiene el récord por la incidencia del Niño, aunque 2017 ha sido el año más cálido sin este fenómeno.
Las temperaturas medias aumentan drástica y rápidamente en Estados Unidos, y las últimas décadas han sido las más cálidas en 1.500 años, según un informe del gobierno federal citado este lunes por The New York Times.
Estados Unidos ha confirmado este lunes sus discrepancias con los demás países del G7 en relación con el clima al negarse a apoyar un texto firmado por los ministros de Medio Ambiente del grupo en el que se reafirma la «irreversibilidad» del Acuerdo de París.
El primer ministro de China, Li Keqiang, ha declarado este jueves que su país respetará el Acuerdo de París que establece medidas para luchar contra el cambio climático
Aunque el mensaje suene apocalíptico, lo cierto es que las consecuencias del cambio climático son una realidad. Durante este año hemos podido ver como China ha tenido que activar en varias ocasiones la alerta roja por los altos niveles de polución que dejaban estampas realmente asfixiantes. Ha sido el año también en el que por primera vez en la historia Madrid activa la medida anticontaminación que implica restringir la circulación de vehículos. Las nubes contaminantes que acechan las grandes ciudades se han convertido en la prueba palpable de que la contaminación nos rodea y nos afecta. El Acuerdo de París limita el calentamiento global muy por debajo del tope de 2ºC, por lo que las grandes ciudades deberán reducir sus emisiones, de 5 toneladas de equivalente C02 por habitante y por año a 3 en 2030 y 0,9 en 2050. Las grandes ciudades del mundo que pertenecen al C40 fijan 2020 como la fecha límite para realizar una serie de medidas antes de que los efectos del cambio climático lleguen a un punto de no retorno y altamente destructivo. Si las ciudades no actúan, el planeta pagará el precio de la inacción. Comienza la cuenta atrás.
La medida está encaminada a cumplir con el Acuerdo de París, un ambicioso acuerdo ratificado por 195 países miembros que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y así evitar un aumento de 2 grados en la temperatura terrestre. El consistorio holandés empezará a desconectar de la red a 10.000 viviendas antiguas de su propiedad en 2017. Además, en dos barrios de nueva planta ya se ha construido sin dicha infraestructura, y en los próximos cuatro años se espera que unos 100 mil hogares puedan valerse de una red alternativa alimentada con la energía restante de la industria.
La medida cuenta con el respaldo del gobierno Holandés, debido a los problemas de obtención de gas natural del Mar del Norte. Holanda tiene allí la mayor reserva europea, pero se ha constatado que su extracción provoca terremotos de hasta 4,5 grados en la escala de Richter en la región del Groningen, al noreste del país.
El secretario general de la ONU añadió que Trump, que «es un empresario de éxito», entenderá que las fuerzas del mercado ya están dirigiendo la economía mundial hacia energías más limpias tales como solar y la eólica, que son cada vez más baratas, y desechando los combustibles fósiles.El Acuerdo de París supuso un importante paso adelante en la lucha contra las emisiones de gases contaminantes después de más de dos décadas de bloqueo, gracias a las certezas científicas de que dichas emisiones provocan inundaciones, riadas y el aumento del nivel del mar.
Ban Ki-moon se mostró confiado en que Trump cambiará su opinión de cancelar la participación de Estados Unidos en el Acuerdo de París por considerar que el cambio climático es un invento. «Estoy seguro de que tomará una…sabia decisión» y «que entienda la seriedad y la urgencia de luchar contra el cambio climático». En este sentido, recordó que empresas estadounidenses como General Mills y Kellogg, o Estados como California y ciudades como Nashville y Las Vegas ya están trabajando para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Este demoledor balance aparece en el último Boletín sobre los gases de efecto invernadero, que publica anualmente la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua. Los niveles de CO2 en la atmósfera ya habían alcanzado anteriormente la barrera de las 400 ppm en algunos lugares concretos durante varios meses del año, pero nunca antes a escala mundial en un año entero. La OMM culpa al fenómeno meteorológico de ‘El Niño’ de haber impulsado el crecimiento acelerado que experimentó el CO2 atmosférico. ‘El Niño’ provocó sequías en las regiones tropicales y redujo la capacidad de los sumideros (como los bosques, la vegetación o los océanos) para absorber dióxido de carbono. Pero este fenómeno meteorológico ya ha terminado, por lo que los expertos advierten que hay que hacer más para frenar el cambio climático. «Si no nos ocupamos de las emisiones de CO2, no podemos hacer frente al cambio climático ni limitar el aumento de la temperatura a 2ºC con respecto al nivel preindustrial (reto marcado por el Acuerdo de París)», apunta el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, que urge a los países firmantes del acuerdo histórico a acelerar la puesta en marcha del mismo, prevista para el 4 de noviembre.
Entre 1990 y 2015, el forzamiento radiativo (es decir, la modificación del flujo de la radiación solar hacia la superficie de la Tierra por cambios en la atmósfera, que provoca un efecto de calentamiento del clima) experimentó un incremento del 37% por los gases de efecto invernadero de larga duración, como el CO2, el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), resultantes de actividades industriales, agrícolas y domésticas.
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el cambio climático fue rubricada por 200 países, que se comprometieron a adoptar medidas para atajar el calentamiento global. El acuerdo de París consiguió por primera vez en la historia el compromiso decidido de los grandes emisores contaminantes a acometer metas de reducción. Entre los grandes emisores, Estados Unidos se ha comprometido a reducir sus emisiones entre un 26-28% en 2025 respecto a 2005 y China promete poner pico a sus emisiones antes de 2030 y a recortarlas para ese año al menos un 60% por unidad del PIB con respecto al nivel de 2005. Es la segunda vez que la lucha para proteger al Planeta recibe una distinción tan elevada. La primera fue la Academia Nobel al conceder el premio Nobel de la Paz al Panel Intergubernamental del Clima. Al galardón de Cooperación Internacional optaban veintisiete candidaturas de catorce países diferentes. Entre estas candidaturas figuraban la organización no gubernamental MOAS (Migrant Offshore Aid Station), dedicada al rescate de emigrantes en el mar o el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.
El Miniserio de Salud de China ha elaborado unas directrices dietéticas que recomiendan que los 1.374 millones de ciudadanos chinos deberían consumir a partir de ahora entre 40 y 75 gramos de carne al día. Las medidas están diseñadas para mejorar la salud pública, pero la reducción del consumo de carne también ayudar a limitar los efectos del cambio climático. Esto se debe a que el sector ganadero contribuye en el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero, el equivalente a las emisiones generadas por todos los vehículos del mundo. Para hacer más atractiva la medida, el Gobierno chino ha recurrido a figuras de la talla del actor Arnold Schwarzenegger y el director James Cameron para instar a los ciudadanos a comer menos carne y así ayudar al medio ambiente.
El consumo de carne en China se ha disparado drásticamente en los últimos años coincidiendo con el aumento del nivel de vida y el fortalecimiento de las clases medias. Así, mientras en 1982 un chino comía de media 13 kilos de carne al año, actualmente consume 63 kilos.
Los investigadores inyectan dióxido de carbono con agua en el subsuelo de roca volcánica de una planta eléctrica. Esa mezcla ácida las convirtió en roca caliza, que atrapó el gas de forma natural y permanente. Inicialmente se creía que ese proceso de solidificación tardaría miles de años, pero lo lograron en unos meses. Los resultados, publicados en la revista científica Science, concluían que el CO2 «básicamente se convertía en piedra». El entusiasmo inicial se topa con la realidad, y es que los impulsores del estudio advierten de que «no es la solución definitiva», pero aseguran que «puede contribuir a reducir significativamente las emisiones de CO2». Sin embargo, para que este descubrimiento se convierta en un proyecto consolidado y extensible a otras partes del mundo se requiere una gran inversión y determinación política, algo que según denuncian, no se está produciendo. A ello se añade el problema de elegir un lugar seguro en el que almacenar el gas convertido en piedra, ya que se corre el peligro de que el gas se escape.
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