Hace un par de semanas, pasé los mejores días de este año viendo Perdidos con mi hijo de 10 años. El niño disfrutó como el seriéfilo que es, riendo con las frases de Sawyer, cuyas referencias cinéfilas y literarias tenía que explicarle de cuando en cuando.
¿Quién no ha soñado alguna vez en su vida con irse a vivir a una isla? Yo sí que lo he soñado. Varias veces. Me gustaría escaparme lejos de aquí, de esta sociedad ruidosa y acelerada, de la maldad y de la guerra inventada por unos pocos. Querría olvidar los bombardeos de titulares y noticias que destapan la crueldad humana. Llámeme cobarde, pero creo que ahora mismo huiría como un prófugo de la injusticia.
Nunca aspiré a ser multimillonario. He conocido a algunos. Todos ellos me han parecido tipos aburridos. Ensimismados con sus cuentas corrientes. Enrocados en un bucle melancólico que les lleva del negocio al negocio.