
La magdalena de Errejón
Que la izquierda en la que creían Iñigo Errejón y Manuela Carmena era un ‘Starbucks’, uno lo empieza a comprender más tarde. Un postureo que sale caro pero queda muy bien en ‘Instagram’.
Que la izquierda en la que creían Iñigo Errejón y Manuela Carmena era un ‘Starbucks’, uno lo empieza a comprender más tarde. Un postureo que sale caro pero queda muy bien en ‘Instagram’.
Pedro Sánchez ha empezado a hacer precampaña y ha llamado a la movilización “serena” y “firme” de toda la izquierda para ganar las elecciones y proponer un horizonte de progreso para la mayoría social frente a la involución que representan las “tres derechas”.
La escena final de la película de David Cronenberg, protagonizada por Viggo Mortensen, es una especie de metáfora de la propia fundación de la comunidad política: el uso de la violencia es aceptado y perdonado como mal necesario, como medio —siempre polémico— para constituir la sociedad. Fue —creo— Max Weber el primer autor que introdujo la violencia en el estudio institucional, al definir al Estado —nada menos— como aquel ente administrativo y racional que ostentaba el monopolio de la violencia legítima.
Los futuros votantes, aquellos pertenecientes a la Generación Z, tienen puntos de vista más progresistas que los de generaciones anteriores, incluidos los millennials. Y los tienen incluso los que se consideran votantes de derechas. Lo dice un informe publicado por el Pew Research Center en Estados Unidos, que apunta que aunque coinciden en muchos puntos con los millennials, en cuestiones raciales y de género, y sociales en general, son mucho más progresistas que sus antecesores.
Qué lejos quedan aquellos días de mayo en que los jóvenes del Sur de Europa tomaron las plazas y los parques clamando por una democracia real y exigiendo un porvenir arrebatado.
El portavoz parlamentario de IU en el parlamento asturiano, Gaspar Llamazares, ha renunciado al escaño así como de no concurrir a las primarias para elegir al candidato de la coalición en las elecciones autonómicas.
Advierto que, más que una columna, lo que sigue es una reflexión melancólica. Por mucho empeño que uno ponga en que su texto sea algo original y sugestivo, por más que uno tache y vuelva a empezar, hay veces que lo único que sale es el garabato triste de un problema irresoluble.
El análisis a grandes rasgos es ya un lugar común. Al margen de la oposición izquierda-derecha, el gran eje de nuestro debate político es el que viene marcado por la oposición entre partidos del sistema (reformistas, moderados, liberales, globalistas-europeístas) y los partidos contra el sistema (populistas, anti-élites, radicales, eurocríticos, identitarios). Dicho de otro modo: macronismo-bannonismo.
2018 cierra con la adopción de dos medidas que pondrán a prueba la fortaleza de la unión monetaria a partir del próximo 1 de enero cuando cumpla 20 años de existencia. Tal y como estaba previsto, el Banco Central Europeo (BCE) pone fin a su programa de compra de deuda de las diecinueve economías que forman la zona euro. A modo de relevo, sus gobiernos han pactado hace pocos días un descafeinado acuerdo sobre los mecanismos de defensa de la moneda común, que supone algunos avances en la unión bancaria pero deja en el aire la deseada integración fiscal.
Acertar una predicción política es como ganar a la ruleta: dan ganas de volverlo a intentar. Hará cosa de dos meses predije aquí mismo que al auge de Vox proseguiría de darse las cuatro condiciones que podían auparlo; esas condiciones se dieron y ese auge se produjo el domingo, en Andalucía. De modo que voy a volver a probar.
La irrupción de Podemos en 2014 hizo tambalear el escenario político español. El programa que presentaron a las elecciones al Parlamento Europeo incluía algunas medidas que sembraron cierta inquietud, sobre todo cuando en algunas encuestas posteriores aparecieron como ganadores de las elecciones generales.
La primera y más evidente conclusión de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre de 2018 es que la democracia española ya es multipartita. Todavía hay dos grandes partidos hegemónicos, PP y PSOE, sí, pero ya existen otras tres formaciones políticas nacionales de enorme relevancia. Y también son cinco, al menos, las grandes paradojas que arrojan los sorprendentes resultados de esta jornada electoral.
Susana no era Susana. Susana era el producto de una sociología, casi de una orogenia, las lentas masas de la tierra que habían ido creando esa forma perfecta del PSOE andaluz, paternalista y providente, acariciador y consolador. Susana era su mejor producto, en realidad. La perfección de esa manera de hacer política sin política, sino con una mezcla de raíces sentimentales y calderilla regada que encandilaba al pueblo. Pero hasta ella ha caído.
Desde la retaguardia, lugar de resistencia, Iván de la Nuez plantea un controvertido ensayo que recorre el territorio del arte contemporáneo.
El experimento separatista —empieza a ser difícil llamarle proceso a algo que hace años que gira sobre sí mismo— ha abierto las puertas de la sociedad catalana a una retórica izquierdista, pero no de cualquier izquierda.
Ha vuelto a suceder. Un ultra indisimulado gana unas elecciones aupado por la ola reaccionaria que recorre gran parte de Occidente. Jair Bolsonaro será el próximo presidente de Brasil después de haber dicho, entre otras cosas, que el destino de los partidarios de su rival del Partido de los Trabajadores era irse del país, o que un policía que no mata no es un buen policía.
Brasil celebra este domingo unas elecciones clave en las que no sólo se decide quién presidirá el Gobierno a partir de enero de 2019 y durante los próximos cinco años, si el ultraderechista Jair Bolsonaro o el izquierdista moderado Fernando Haddad. Está en juego también, según los analistas, el retroceso o el progreso del país más grande de Latinoamérica.
Elegido embajador de Tabarnia en su ciudad natal, José Manuel Soto declara en un medio digital sevillano que se siente “un poquito como los cantautores que hacían canción protesta en los años sesenta”. Obviamos la diferencia primera, que es ética y política: en aquellos años hubo dictadura autoritaria donde hoy hay democracia liberal. Obviamos la diferencia segunda, que es estética: el interés que sugieren las canciones de unos comparado con las canciones del otro: donde antes escuchábamos reivindicaciones hoy tan sólo oímos folclore. Y que no podemos equiparar la censura franquista con el aburrimiento de tuiteros desahogados, que es lo que muchas veces pretende nuestro cantante embajador: posicionarse como alguien que sufre por decir sus verdades. Todo, apuntamos, por comentarios con faltas de ortografía en una red social.
El semanario The Economist y el diario Financial Times son dos publicaciones británicas de cabecera para los liberales, también en España. En esto hay incluso consenso entre las distintas familias –muchas de ellas, contradictorias entre sí– que se autocalifican como tales.
El primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven, ha invitado a la oposición a dialogar después de que ninguno de los bloques, ni la izquierda ni el centro-derecha, lograran una mayoría en las elecciones legislativas de este domingo.
No todos los medios afines al Partido Republicano son como Fox o Breitbart. 10 publicaciones indispensables para entender a la derecha estadounidense.
Ser zurdo no es fácil. La vida cotidiana está pensada y hecha para los diestros por no hablar de que a lo largo de la historia, quienes usaban la mano derecha para manejarse en el día a día estaba mal visto. Los castigos han estado presentes hasta hace poco.
Hay por aquí muchos y buenos chistes escondidos y no seré yo quien los encuentre, pero al ponerse serio y al insistir sobre el origen africano de los jugadores franceses y/o de sus familias, Noah no consiguió más que demostrar hasta qué punto tiene la izquierda enormes dificultades para reivindicar la diversidad sin caer en el esencialismo.
Acude la izquierda al debate sobre la gestación subrogada. Un asunto en el que podría proponer juicios que contribuyeran a limitar, que es razonar, un dilema de la sociedad de hoy. Sin embargo, las únicas aportaciones que se oyen son de discrepancia, sin mayor propuesta o motivo.
El psiquiatra Juanjo Jambrina no solo es uno de mis escasos amigos imprescindibles (“els amics es poden comptar amb els dits d’una mà”, reza una de esas máximas catalanas de baldosa que siempre me recuerda mi padre) sino que también escribe con garra y hace todo lo posible por ser un profesional incontestable. Entre sus logros se encuentra la iniciativa del documental Desconectados (de Manuel Gómez Pereira), que cuenta la experiencia de un modelo de abordaje psiquiátrico fuera de sórdidos manicomios. Un modelo de éxito que Juanjo, siguiendo la estela de sus maestros, ha establecido en Avilés, villa muy recomendable para comer, beber y reír en buena compañía de batas blancas.
En Grandes esperanzas, Dickens retrata el personaje de John Wemmick, un empleado del abogado Jaggers que aconseja y cuida -a su manera- al protagonista Pip. Se ha señalado con justicia que Wemmick es el personaje más moderno de la novela, y que su vida escindida entre la frialdad con que se mueve en el entorno profesional y la calidez doméstica de su “castillo” en Walworth, al sur del Támesis, es quizás el primer gran ejemplo en la literatura europea de esa existencia demediada de la pequeña burguesía. El castillo no es (sólo) metafórico: es una casa con almenas, puente levadizo y foso que Wemmick comparte con su padre anciano, y que simboliza tanto el refugio frente a la banalidad del mundo exterior del trabajo y los negocios, como la consabida aspiración burguesa a ser algo más que un producto aventajado de ese mundo.
España necesita elecciones generales y un Gobierno estable que afronte las crisis que nos acechan, que son varias y muy serias. No hay otra salida.
La idea del líder socialista, Pedro Sánchez, es convocar elecciones en unos meses si gana la moción de censura contra el presidente del Gobierno.
El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, ha acusado a Pedro Sánchez de querer “asaltar” el poder y hacerlo “de la mano de los que ponen en peligro España”, en alusión a Podemos, y de los que quieren “romperla”, por los independentistas.
El secretario general del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, ha presentado este viernes una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tras conocerse la primera sentencia de la Gürtel en la que se condena al Partido Popular (PP) como “partícipe a título lucrativo”.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha convocado para este viernes por la mañana una reunión extraordinaria de la Ejecutiva federal para decidir si presenta una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy
Laura Fàbregas le dedica su Subjetivo a Pablo Iglesias, Irene Montero y a su chalet de Galapagar.
Laura Fàbregas le dedica su Subjetivo a Pablo Iglesias, Irene Montero y a su chalet de Galapagar.
Seis exjefes de Estado y de Gobierno europeos, entre ellos los socialistas José Luis Rodríguez Zapatero y François Hollande, han hecho un llamamiento por escrito para que el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, condenado por corrupción y encarcelado desde el pasado 7 de abril, pueda “presentarse libremente ante el sufragio del pueblo brasileño”, haciendo referencia a las elecciones que se celebrarán en octubre en el país.
Revoluciones. Cuando el pueblo se levanta, de Gero Von Randow es un repaso panorámico a las principales revoluciones de la historia moderna y contemporánea.
El número de este mes de Letras Libres, la excelente revista cultural que en España dirige Daniel Gascón, viene dedicado a la vida y el legado de Karl Marx, de quien se celebra el segundo centenario de su nacimiento. He comprado la revista, pero he puesto cuidado en no leerla, sobre todo porque no quiero que la lectura de especialistas que saben más que yo me chafen –al menos por ahora– la opinión que hace tiempo me hice del personaje: Karl Marx me cae mal.
Ya se trate de una mesa redonda, una conversación de sobremesa o un trayecto en taxi, la fórmula es infalible: para no pelearse y terminar con una dosis reconfortante de indignación, basta con apelar a la educación y su reforma, solución a todos los problemas conocidos y por conocerse.
Hace años que oímos hablar de la muerte del eje izquierda-derecha como marco interpretativo de las posiciones ideológicas y políticas. Si no de su muerte, al menos sí de su pérdida de peso relativo frente a nuevos clivajes, especialmente el que enfrenta a los supuestos partidarios de un mundo abierto y cosmopolita frente a los también supuestos nostálgicos de un mundo cerrado y proteccionista.
El abrazo de cierta izquierda de pensamiento flácido y unívoco a la corrección política y todos sus ismos segregados ha traído consigo la actitud frívola y acomodaticia del bienquedismo. Entendamos por bienquedismo una derivación del populismo consistente en defender cualquier causa que despierte simpatías mayoritarias, adhesiones inquebrantables y sobre todo que proporcione réditos inmediatos.