Retrato de Menéndez Pidal (con Juaristi al fondo)
El ensayista vasco publica una profunda y brillante biografía intelectual del maestro de la filología española
El ensayista vasco publica una profunda y brillante biografía intelectual del maestro de la filología española
El Instituto Juan de Mariana propone bloquear los fondos y poner en marcha un programa de incentivos fiscales
«Jon Juaristi repasa en su libro ‘Ramón Menéndez Pidal. El último liberal unitario’ la vida intelectual del sabio, sin duda uno de los más influyentes del siglo XX»
«Carmen Iglesias es una pensadora liberal de la mejor tradición europea y tiende a creer en el peso definitivo del carácter sobre el destino en su último ensayo»
El prestigioso economista argentino inaugura con esta charla el nuevo podcast de EL LIBERAL
«El centro no es una desiderata, sino la consecuencia de tener ideas propias al margen de los intereses, malabares y equilibrios de los dos grandes partidos»
Ese espacio electoral está disponible y podría condicionar el futuro el país, en lugar de hacerlo Puigdemont o Bildu
Dos nuevos libros recuperan la figura del escritor y periodista, muerto en el exilio y representante de la Tercera España
«Que el pluralismo sustituya a la polarización, que la tolerancia organice la convivencia y que las instituciones funcionen de acuerdo con la legalidad»
Para la politóloga Antonella Marty, Rosario (Argentina), 1992, el liberalismo se sale de ese espectro de la izquierda y la derecha. Hablamos con ella sobre el liberalismo moderno, los fallos que debe corregir esta ideología y el avance del populismo de extrema izquierda y derecha.
Hablamos con la politóloga Antonella Marty sobre el liberalismo moderno, los fallos que debe corregir esta ideología y el avance del populismo de extrema izquierda y derecha.
¿Qué es un liberal? Mejor dicho: ¿quién es un liberal? Este es uno de los grandes temas en ‘Candidato’, la novela que acaba de publicar Antonio J. Rodríguez.
Celebramos casi siempre los aniversarios de los escritores cuando sus obras han quedado injustamente olvidadas por el paso del tiempo. En estos casos conviene recordar que la mejor manera de homenajear a un autor es leerlo y releerlo, e incitar a otros a hacer lo mismo. Suele ocurrir que la liturgia que acompaña a estos eventos queda reducida muchas veces a banales rituales, en los que ni se contempla la difusión de la obra ni la invitación a su lectura.
Acude la izquierda al debate sobre la gestación subrogada. Un asunto en el que podría proponer juicios que contribuyeran a limitar, que es razonar, un dilema de la sociedad de hoy. Sin embargo, las únicas aportaciones que se oyen son de discrepancia, sin mayor propuesta o motivo.
Hay un sinfín de causas del populismo que vemos, unas más profundas, otras más obvias, pero hay una, la más sencilla y cotidiana, que lo mantiene vivo como ninguna otra. Y es la antipatía de nosotros los liberales que nos hemos declarado su enemigo. Insisto, no es un tema ideológico (el populismo, vale redundar, no es un tema ideológico), ni de si preferimos fronteras abiertas o cerradas o si creemos en el matrimonio homosexual o si en el individuo es naturalmente bueno o naturalmente malo. Tampoco es un desacuerdo historiográfico, en el que se designan tales o cuales minorías y se busca conseguir justicia en sus nombres. Es simplemente eso, antipatía.
La política –liberal, conservadora o progresista – ha tenido siempre como uno de sus atributos más nobles la capacidad de abrir el horizonte de los ciudadanos, llevándolos de lo particular a lo común. Los partidos necesitaban dar con elementos compartidos y llegar a acuerdos para definir objetivos y estrategias compartidas. Fuera por convencimiento o necesidad electoral, los políticos se veían obligados a reflexionar y hablar del “bien común”.
Lejos de mí la frivolidad, pero más lejos aún el desagradecimiento. El órdago del independentismo me preocupa tanto como a Felipe González, aunque yo sea tan pequeñito y tenga tan poquita voz; pero, en paralelo, estoy contrayendo una deuda con los nacionalistas.
El líder del Partido Liberal Demócrata británico, Tim Farron, ha presentado su dimisión este miércoles, menos de una semana después de las elecciones generales de Reino Unido, donde obtuvo doce escaños, cuatro más que en los anteriores comicios.
Así lo ha anunciado el propio ex primer ministro socialista Manuel Valls en una entrevista a la emisora de radio RTL. «Los viejos partidos están muriendo o están muertos», ha dicho Valls, que ha informado de su intención de ser candidato en las elecciones legislativas de junio con el nuevo partido del presidente electo, Emmanuel Macron, y no con el Partido Socialista que considera que no tiene futuro.
Un día nos desayunamos descubriendo que Ciudadanos tiene ideología, y que esta es liberal, pero doceañista. Todo un hallazgo de la nueva política, anclarse en un movimiento político de hace dos siglos. Les llevan un siglo de ventaja a Podemos. Ciudadanos tiene la ventaja de que en la fina capa de memoria común sobre aquéllos liberales apenas hay algún recuerdo de que estaban contra el invasor francés, o que constituyeron unas Cortes. Acaso que reconocieron la soberanía nacional o la libertad de prensa, pero eso es ya para los muy avezados. De modo que Ciudadanos puede envolver con ese celofán casi cualquier proyecto político. Por qué no el suyo.
En “Ámame, soy liberal”, una versión españolizada de “Love me, I’m a liberal”, de Phil Ochs, Nacho Vegas canta “y yo que votaba a Felipe/creí en el milagro de Aznar […] yo adoro a rumanos y a negros/si están lejos de mi portal […] yo siempre me siento español/soy fan de Jiménez Losantos”
Los colegios electorales en Holanda abrieron hoy sus puertas a las 07.30 hora local para dar inicio a unas decisivas elecciones parlamentarias en las que 12,6 millones de ciudadanos elegirán a su futuro gobierno.
Un rasgo del rebrote populista, bien conocido pero no suficientemente señalado, es la repersonalización de la política, que se cifra en nuestro renovado interés por saberlo todo de la personalidad de nuestros gobernantes. Nos interesamos así por las prendas morales que los adornan o las máculas en su carácter, por su visión del mundo y por cómo la adquirieron, por su disposición a la templanza o su temperamento impulsivo, por saber, en suma, si impera en su vida el método o el desorden, la razón o el deseo, el vicio o la virtud. El caso más espectacular de líder sometido a retrato psicológico constante es Donald Trump y, por extensión, todo su gabinete. Últimamente, al lector de periódicos le asalta un nombre tras otro, seguido siempre de su prolijo perfil personal: Bannon, Sessions, Mattis, De Vos, Kushner. Nombres de personas cuyas motivaciones y convicciones íntimas nos es de pronto muy importante conocer y evaluar.
La mejor definición de liberal que conozco la leí en algún lugar atribuida a Stendhal: “Un liberal es alguien que no se enfada por las manías de los demás”. Pues bien, en las últimas semanas un bañador que cubre de la cabeza a los pies, el llamado burkini, que algunas mujeres musulmanas portan como atuendo a la playa, ha puesto a prueba el liberalismo de los europeos.
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