
Memento mori 2.0
Si William Blades hubiese vivido en el siglo XXI en vez de en el XIX, habría incluido en su exhaustivo catálogo de Los enemigos de los libros a los virus informáticos. Junto al fuego, al agua, al gas, a los sirvientes, a los niños, a la cucaracha rubia y a los biblioclastas, habría añadido, además de los biblioplastas -que merecen otro artículo-, los problemas informáticos, capaces de bloquear en un segundo bibliotecas inmensas de libros electrónicos y de perder, lo que es peor por lo que tienen de únicos, libros inéditos o en avanzado proceso de escritura.