Cuatro personajes, cuatro emociones, cuatro minutos. Utilizando estos tres pókers como eje, la directora y productora de cine Cris Arana ha construido Workingay, su último cortometraje, que refleja las barreras a las que se enfrenta el colectivo LGTB. «La exclusión social genera un deterioro de su intimidad, que da lugar al estrés, a la angustia y a la depresión. Sin embargo, se produce un cambio de chip», valoran desde el equipo de Arana. Pero en el cortometraje, «los personajes pierden el miedo y ganan la ilusión, las fuerzas y la felicidad que les hacen seguir adelante y comerse el mundo».
Cuatro personajes, cuatro emociones, cuatro minutos. Utilizando estos tres pókers como eje, la directora y productora de cine Cris Arana ha construido Workingay, su último cortometraje, que refleja las barreras a las que se enfrenta el colectivo LGTB. «La exclusión social genera un deterioro de su intimidad, que da lugar al estrés, a la angustia y a la depresión. Sin embargo, se produce un cambio de chip», valoran desde el equipo de Arana. Pero en el cortometraje, «los personajes pierden el miedo y ganan la ilusión, las fuerzas y la felicidad que les hacen seguir adelante y comerse el mundo».