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De lo artístico a lo retro en el bolsillo: Playdate y Analogue Pocket

Si te cansan las guerras de las grandes consolas y tienes un corazón retro, quizás estas pequeñinas estén hechas para ti

De lo artístico a lo retro en el bolsillo: Playdate y Analogue Pocket

Analogue Pocket y Playdate

En estos días no se habla de otra cosa: los dos grandes contendientes del mercado del videojuego, PlayStation 5 y Xbox Series X, han subido al ring. Los memes y las redes sociales son las mejores armas que tienen los partidarios de una u otra consola para defender a su púgil. Bromas con el tamaño “excesivo” de PlayStation 5, chanzas sobre el aspecto de frigorífico de Xbox Series X, o intentos de “colar” como verídicas imágenes en las que se veía a esta última echando humo (en realidad, la ocurrencia de usuarios que decidieron vapear en su interior para grabarlo… sin mucho aprecio a su dinero, por lo visto). La batalla no ha hecho más que comenzar: la decisiva campaña de Navidad será, probablemente, la que sirva para declarar al ganador, si es que existe uno

En este panorama en el que el gamer medio parece obsesionado con alcanzar la cima del fotorrealismo y el rendimiento, ¿queda espacio para algo tan minúsculo, anecdótico, como las consolas portátiles? Parece que sí, aunque dirigidas a un público muy diferente al mainstream. Era algo difícil de prever hace apenas una década, pero hoy en día el mundo portátil se ha convertido en un reducto para nostálgicos. Un espacio en el que se define el verdadero concepto de coleccionismo retro, tal como lo entiende el aficionado al videojuego: no tanto la acumulación de obras detenidas en el tiempo para su contemplación vacía, sino una segunda vida perfectamente funcional. En ocasiones, yendo más allá y reivindicando la identidad artsy, el uso de un lenguaje propio que sigue evolucionando, aunque no se parezca, a simple vista, a los “fuegos artificiales” que acaparan la visibilidad en el sector. 

De lo artístico a lo retro en el bolsillo: Playdate y Analogue Pocket 2
Imagen vía Playdate Twitter.

“Este es nuestro tributo al videojuego”. De este modo describe la compañía Panic (editora detrás del alocado Untitled Goose Game o el experimental Firewatch)  su Playdate, una consola portátil con un diseño ridículamente reducido, pantalla en blanco y negro, con un llamativo color amarillo y… una manivela. Sí, tal como suena. A lo largo de la historia del videojuego ha habido mandos y controladores de lo más variopinto, pero es la primera vez que una consola pone el foco en un elemento tan marciano, fuera de lugar en apariencia. Una declaración de intenciones desde su mismo diseño. En estos tiempos en los que se busca la sofisticación y la vanguardia en el diseño, ¿vamos a jugar con algo tan básico como una manivela? ¿Qué clase de experiencia (la palabra clave, lo que todos buscan) puede ofrecernos algo así?

No hay una respuesta clara. Playdate ofrece un reto que numerosos desarrolladores están dispuestos a asumir: el de integrar el movimiento de la manivela no solo como una mecánica, sino también con un sentido narrativo. “Queremos acabar con la psicosis de lo táctil”, dicen, en referencia a la masiva implantación de este tipo de control en dispositivos móviles. Ya hemos visto un ejemplo, lo que nos muestra uno de los juegos que vendrán de lanzamiento, integrados con la consola: Crankin’s Time Travel Adventures. La manivela nos permite modificar el flujo del tiempo, atrasándolo o adelantándolo, para que nuestro protagonista llegue a tiempo a su cita. 

Crankin’s Time Travel Adventures es una creación de Keita Takahashi, diseñador japonés famoso por obras que han alcanzado la categoría de culto como Katamari Damacy. Es difícil hacerse a la idea de lo que puede dar de sí Playdate a largo plazo, todavía a meses de su lanzamiento, previsto para inicios de 2021, pero lo que está claro es que es una excentricidad a la que muchos le ven posibilidades para salirse de lo normativo. Se han revelado varios de los 12 juegos iniciales que formarán parte de la “primera temporada” de la consola, como sus creadores la llaman: clásicos como DOOM, reminiscencias de Tetris, un juego de exploración que aprovecha el acelerómetro de la consola o incluso una aplicación de caligrafía están entre ellos, dejando claro que Panic quiere dejar vía libre a la creatividad de los desarrolladores. 

Además, Playdate aspira a ser un detonante para nuestra propia creatividad. La consola es también un kit de desarrollo; no hará falta nada más que ella para crear nuestros propios juegos, si queremos.

Algunos medios han descrito a Playdate como “la Gameboy del siglo XXI”. Está claro que supone una reivindicación de ese pasado que para muchos sigue muy presente. Ese público que sigue coleccionando juegos de antiguas portátiles, que los disfruta como si fuera el más puntero de los lanzamientos, es también la audiencia objetivo de Analogue Pocket, la nueva consola de Analogue. Una empresa dedicada en cuerpo y alma a ofrecer nueva vida a los cartuchos que guardamos en el cajón: en su catálogo cuenta con consolas como Mega Sg o Super Nt, en las que podemos hacer funcionar nuestros juegos de Megadrive y Master System, en en el caso de la primera, y Super Nintendo en la segunda. Nada de emulación, ese terreno de legalidad dudosa, que lucha por evitar la obsolescencia: los dispositivos de Analogue pone a la venta nos ofrecen gráficos en alta definición, audio digital, y, sobre todo, un aspecto exterior cuidado e impoluto. Está claro que son consolas para el comprador exigente, el que quiere llevar su afición al retro más allá con un producto de calidad premium.

De lo artístico a lo retro en el bolsillo: Playdate y Analogue Pocket 1
Imagen vía Analogue Pocket.

 

Si nos dijeran que Analogue Pocket ha sido diseñada en las oficinas de Apple, no sería difícil de creer. De líneas minimalistas y colores elegantes, con Gorilla Glass en el display, es un sueño hecho realidad para los amantes de las consolas portátiles con alma de gourmet. En ella podemos utilizar cartuchos de Gameboy, Game Gear, Neo Geo Pocket, o rarezas como la Atari Lynx. Podemos jugar en multijugador, conectarla a la TV, desarrollar juegos con la herramienta GB Studio, y, por si fuera poco, posee un sintetizador para componer nuestra propia música. Por supuesto, con el estilo de los juegos de la época. “Ayuda a preservar la historia del videojuego”, nos dicen sus creadores, un mensaje honesto y directo. Porque el videojuego es un arte adaptable, en constante cambio, que precisa del diálogo; la mejor manera de asegurarnos que sus obras fundamentales siguen vivas es disfrutando de ellas, aun con tecnología y recursos de nuestra época, y ofreciendo nuestra propia perspectiva.

Aun con objetivos tan diferentes (lo artsy frente a la recuperación del formato pasado), Playdate y Analogue son dos caras de la misma moneda. Ejemplos paradigmáticos de contextos que siguen funcionando en su propio terreno, apelando a audiencias para las que el videojuego ha sido fundamental en su etapa formativa. Un revivir de lo portátil que muy probablemente siga abriendo camino a nuevos experimentos y formas de expresión desde lo minimalista.

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