Charlene de Mónaco, desaparecida tras abandonar la clínica suiza
La princesa monegasca continúa con su recuperación lejos de palacio
El pasado 12 de marzo Charlene de Mónaco regresó al Principado después de cuatro meses ingresada en una clínica suiza. La propia Casa Real monegasca anunció su vuelta con un comunicado oficial. En el mismo se aseguraba que «como resultado de la alentadora recuperación de la princesa Charlene y la aprobación de sus médicos, Sus Altezas se complacen en anunciar que la princesa continuará ahora su convalecencia en el Principado, con su esposo y sus hijos a su lado».
En el mismo documento, se aseguró que la princesa estaba «feliz» de haberse reencontrado con los suyos. Y además se adelantó que «en las próximas semanas podrá retomar completamente sus actividades oficiales». Compromisos que quedaron interrumpidos en mayo de 2021 cuando enfermó durante su estancia en Sudáfrica.
Charlene, ni en su casa ni con su familia
Todo hacía pensar que se instalaría en la vivienda privada del palacio Grimaldi. Llegó días antes de la celebración del 64 cumpleaños de su marido. Pero la mujer del príncipe Alberto ni está en su casa ni junto a su familia. Así lo ha desvelado la revista alemana Gala, que ha informado del nuevo destino en el que se encuentra Charlene. No es nada más y nada menos que Roc Agel, el palacio de verano ubicado en la ciudad francesa de Peille. El mismo lugar en el que Alberto, Charlene y sus hijos, pasaron el confinamiento hace dos años.
Así es el nuevo refugio de Charlene de Mónaco
Situado a 20 minutos de Mónaco y con unas vistas envidiables, Roc Agel ya fue en su momento el refugio favorito de Rainiero y Grace Kelly. El propio Alberto lo desveló en Point de Vue, en una entrevista íntima y personal. «Mis padres buscaban un lugar en el campo donde poder escapar cuando sus compromisos se lo permitieran y donde sus hijos pudieran crecer en paz. En definitiva, donde fuésemos más libres», confesó. Ya lo dijo años antes la actriz hollywoodiense que llego al trono monegasco: «Roc Agel es el lugar donde cerramos la puerta al mundo».
Este palacio estival, refugio actual de Charlene de Mónaco, fue construido por el príncipe Rainiero en el año 57. En ese momento, el soberano ya estaba casado con Grace Kelly. El matrimonio se enamoró del enclave en el que se encuentra, Mont Agel, una montaña en la frontera entre el Principado y Francia.
Cuenta con 56 hectáreas donde hay cultivos ecológicos y animales de granja como gallinas o vacas Jersey. En 2015 se realizó una reforma debido al paso del tiempo y tiempo después la propia exdeportista sudafricana le dio su toque personal. Allí además de estar totalmente al margen de la mirada de los curiosos, Charlene de Mónaco no solo puede relajarse. También puede nadar en la impresionante piscina, jugar al golf o cuidar del enorme jardín y del huerto que abastece las cocinas del palacio. Precisamente en sus jardines fueron fotografiados sus hijos, Jacques y Gabriella, durante la Pascua de hace dos años donde se reunió toda la familia después de que Alberto terminase la cuarentena y diera negativo en covid.
La tragedia que une ambos palacios
Aunque ahora es un lugar de disfrute y el nuevo refugio de Charlene tras abandonar la clínica en la que ha permanecido los últimos meses, Roc Agel siempre ha estado unido a la primera tragedia que golpeó a los Grimaldi. Y es que fue de allí de donde salió Grace Kelly el malogrado día que sufrió el accidente de coche que acabó con su vida el 13 de septiembre de 1982. La propia Grace conducía el vehículo en el que viajaba acompañada de su hija, la princesa Estefanía.
Los comunicados oficiales de las primeras horas llevaron a tal confusión que, según se dijo años después, los monegascos no fueron conscientes del alcance de las heridas de la soberana consorte. Fue al día siguiente cuando, pasadas las diez de la noche, se confirmaba que la princesa Grace había muerto en la clínica a la que fue trasladada víctima de una hemorragia cerebral y vascular.
Desde aquel momento las especulaciones y las incógnitas han rodeado todo lo que ocurrió aquel fatídico día que cambió la vida de los Grimaldi para siempre y convirtió a Grace Kelly en una leyenda. Al parecer ese 13 de septiembre, Estefanía tenía que viajar a París para realizar un pase de moda en la casa Dior. Tenía solo 17 años. Según se ha contado, el chófer de la princesa se ofreció para conducir el vehículo, un Rover de más de diez años de antigüedad, pero Grace insistió en conducir ella misma. Conocía a la perfección el trayecto lleno de curvas que separaba Roc Agel de Montecarlo.
Fue en una de las curvas más peligrosas de la carretera cuando el coche se salió de la vía cayendo por un terraplén de más de 40 metros de altura. La hija pequeña de los príncipes monegascos sufrió la fractura de tres cervicales, de la clavícula y de varias costillas.
En el libro Rainiero y Grace: un retrato íntimo, se recoge el testimonio de Carolina reproduciendo lo que le contó su hermana poco después del accidente por el que estuvo a punto de quedarse paralítica. «Estefanía me dijo: ‘Mamá me decía todo el rato que no podía frenar, que los frenos no funcionaban’. Me dijo que mi madre estaba en estado de pánico, así que Estefanía tiró del freno de mano, pero el coche no paró». Ahora solo queda esperar cuándo estará lista Charlene para retomar su agenda oficial.