El infierno que vivió Inés Hernand: «Me comía los restos de la comida de los clientes»
Inés Hernand ha desvelado episodios de su vida, hasta ahora desconocidos, en ‘Planeta Calleja’
Inés Hernand, se ha convertido en la protagonista del momento tras presentar los Goyas en RTVE Play, durante la gala fue protagonista incluso por tirar un eructo. Además, se orinó encima y llamó «icono» al presidente del Gobierno, Pedro Sanchez.
En THE OBJECTIVE ya te hablamos de varios aspectos de su vida más privada y desconocida, como la nula relación que mantiene con sus padres o cómo pasó de ser abogada a convertirse en una comunicadora conocida por casi todo el mundo.
Ahora, sin embargo, han salido a la luz nuevos datos de la vida personal de la licenciada en Derecho, y los ha revelado ella misma en el programa Planeta Calleja.
Inés Hernand: «He tenido una infancia un poco alternativa»
Uno de los aspectos que más ha marcado a Inés Hernand tiene que ver con su familia. En concreto, la abogada, que es hija única, no mantiene ningún tipo de relación con sus padres desde hace años.
«De niña lo pasé bien, aunque siempre he tenido particularidades. Empecé el colegio tarde, con seis años. He tenido una infancia un poco más alternativa», ha dicho en el programa de Cuatro.
Con sus progenitores nunca se llevó bien: «Ellos tenían mucho trabajo y siempre estaban fuera. No los culpo por ello. Yo he crecido mucho con mi abuela. Para mí mi abuela era como mi madre».
Aunque nunca se llevó bien con sus padres, algo pasó hace tiempo que marcó un antes y un después: «Los hechos un poco más fuertes fueron cuando tenía 25 años. Desde esa edad no he sabido nada más de ellos y tengo 31«, revelaba.
Sobre las penurias que pasó en Londres: «Me comía los restos de la comida de los clientes»
Empezó la carrera de Historia del Arte pero no la acabó, así que decidió irse a Londres un tiempo: «Todas las personas de mi quinta que no teníamos pasta nos fuimos a poner pintas a un pub en Londres».
La joven viajó a la ciudad con apenas 300 euros y tuvo que compartir cama con un antiguo profesor suyo de batería. Para ganarse la vida, trabajó en hostelería pero pasó muchas penurias: «Tenía que comerme los restos de la comida de los clientes. Eso me ha generado estrés y ansiedad cronificada».