Así es la casa de soltera de la infanta Cristina en Ginebra: un alto alquiler y muchas zonas verdes
La hija de Juan Carlos y Sofía ha cambiado dos veces de residencia desde que llegó a Suiza en el año 2013
La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin comenzaron el 2024 separados. Y no solamente a nivel físico, sino, también, en lo sentimental. Fue en el mes de diciembre cuando firmaron los papeles del divorcio, aunque la separación se había producido casi dos años antes. Tras su divorcio, la hija de los reyes Juan Carlos y Sofía se ha convertido en una mujer soltera. Un estado sentimental que pretende aprovechar saliendo con amigas, conociendo a gente nueva y, sobre todo, disfrutando de su vida. Esa nueva vida y etapa que, ahora, ha comenzado en Ginebra, lugar en el que vive desde que estallara el caso Nóos.
Lo cierto es que, en estos últimos meses, la Infanta ha estado viviendo a caballo entre Suiza y España, más concretamente Barcelona, donde su hijo Pablo está desarrollando su carrera deportiva. Además, muchos han sido los viajes que ha emprendido la mujer en este 2023 y 2024. Así, ha pasado por Abu Dabi, para el cumpleaños de su padre; en la India, por cuestiones de trabajo y en Londres por el funeral de su tío, el rey Constantino de Grecia. Aún así, su corazón siempre estará en Ginebra, ciudad en la que se refugió tras el escándalo de Urdangarin y que se convirtió en su hogar rápidamente.
A su llegada a Ginebra, la familia Urdangarin vivió en un dúplex en la zona vieja de la ciudad
También, ha sido en Suiza donde han estudiado sus hijos. Aunque eso sí, ninguno de ellos se ha quedado para involucrarse en la formación superior y, por ejemplo, Miguel hizo la universidad en Inglaterra, mientras que Pablo se mudó hasta Barcelona para crecer en el mundo del balonmano. El país, además, se ha convertido en su refugio durante su divorcio con Iñaki Urdangarin, un trance especialmente complicado para la Infanta que pasó en Suiza. Su casa se convirtió en cuatro muros infranqueables en los que no pudo entrar ni la prensa y donde desarrolló su sencilla vida, que se resumió en cuidar de sus hijos, trabajar a distancia en la Fundación La Caixa e intentar lidiar con el ruido público.
Fue en el año 2013 cuando los Urdangarin-Borbón llegaron a Suiza. La investigación del caso Nóos había comenzado tres años antes. La familia eligió este destino porque Suiza es un país próspero, cómodo porque hay cierto respeto a sus famosos por parte de la prensa y discreto. A su llegada se instalaron en el número 12 de la Rue des Granges, en un dúplex de lo más céntrico, dentro del corazón de la ciudad, cercano a la catedral. Fue ahí donde los periodistas se colocaron, frente a su puerta, para conocer cómo había sido el comienzo de esa nueva etapa en la vida de Cristina.
Su fachada de piedra y el gran portón de madera se convirtieron en los protagonistas de las conexiones en directo. Sobre todo después de que Iñaki fuera condenado a seis años de prisión por su implicación en el caso de corrupción. Tras esto, y para huir del foco, Cristina se instaló más lejos del centro de la ciudad, huyendo del ruido. Así, la zona que eligió está cercana al Hospital Universitario de Ginebra, no muy lejos de l’école Internationale de la Route de Chêne, donde estudiaron sus hijos. Además, la casa también tiene una ubicación buenísima si tenemos en cuenta su puesto de trabajo, que se encuentra en la Avenue de la Paix, a pocos minutos andando. Cristina trabaja en la Fundación Aga Khan y, también colabora con la Fundación La Caixa.
Zonas verdes, chalets y pisos a partir de los 4.000 euros
Ahora, en su nueva residencia, Cristina y su familia han hecho todos los esfuerzos posibles para que no salga en la prensa, manteniendo esa privacidad que tanto desean. Sí que sabemos que esa zona está compuesta por pisos amplios, con tres o cuatro habitaciones, cocina y salón y varios baños. Eso sí, también hay impresionante villas, con grandes jardines, cuyo precio oscila los 15.000 euros al mes. Aunque eso sí, se trata de grandes viviendas con más de siete habitaciones y varios baños. Hay otros chalets más modestos que se alquila por unos 4.000 y 5.000 euros. Es por eso por lo que la Infanta se ha decantado por una vivienda un poco más modesta.
También, en el barrio podemos encontrarnos pisos antiguos, aunque también los hay reformados. Si echamos un vistazo al precio del alquiler, podemos decir que estos rondan los 3.000 o los 4.000 euros, dependerá de la zona en la que se encuentre, de sus características y de si ha sido sometido a algún tipo de reforma.
Lo que más valor tiene de la casa es la zona. Esta está llena de parques verdes y amplias avenidas. Aún así, aunque hay mucha vida, la familia no cuenta con la misma actividad que podían encontrar cuando vivían en el centro de la ciudad. Cuando Irene vivía con su madre era muy normal captar a ambas yendo a tomar un brunch o, con el buen tiempo, pasar largas ornadas en terrazas. También, les gusta mucho pasear e ir de compras, algo que pueden hacer en la ciudad Suiza que, además, cuenta con el lago Lemán.
Hace unos años fue Juan, el mayor, el primero que abandonó el hogar. Luego, le siguieron Miguel y Pablo. Por último ha sido Irene quien se ha marchado de Camboya para disfrutar de un año sabático. Ahora mismo, la joven, que cumplió en junio la mayoría de edad, está haciendo un voluntariado en el país asiático. Por tanto, la Infanta ha empezado esta vida sola, aunque siempre cuenta con el apoyo de sus hijos mayores, sobre todo de Pablo a quien acude a ver con cierta asiduidad. Es en Cataluña donde Iñaki también ha encontrado su refugio y en el se instala en casa de su hermana cada vez que viaja a la ciudad condal para seguir de cerca la carrera profesional de su hijo.