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Comer pulpo: tres beneficios saludables y dos errores insanos que no debes cometer

Rey de la cocina gallega el pulpo es un alimento maravilloso cargado de proteínas, pero también hay que tener en cuenta posibles inconvenientes

Comer pulpo: tres beneficios saludables y dos errores insanos que no debes cometer

Un plato de pulpo cocido | ©Freepik.

A la brasa, al horno, a la plancha, a la parrilla o en la terna preparación cocida a la gallega, el pulpo es uno de los mejores alimentos para cuidarnos disfrutando de la comida y con poco remordimiento. Cefalópodo famoso donde los haya por tener ocho patas cargadas de hileras de tentáculos, no es solo un animal la mar de sabroso (aunque suene un chiste), sino también es un animal muy inteligente.

La realidad es que, sea más o menos brillante no nos interesa especialmente, ahora, lo que sí nos interesa es poner las virtudes nutricionales que este cefalópodo, primo hermano de la sepia, de los calamares y los chipirones aporta. También es importante destacar que este animal que puede ser congelado puede ser fresco, a pesar de ser un dechado de virtudes en lo gastronómico, también tiene ciertos perjuicios si nos pasamos con su consumo.

No, no hablamos de la alergia al marisco, de los cuales el pulpo sigue siendo parte. Junto a gambas, cigalas, langosta, bogavante que son crustáceos, tanto como con otros moluscos como pueden ser los chipirones antes mencionados o los calamares, el pulpo ha de ser considerado dentro de esta familia gastronómica. Por ese motivo, cuando hablamos de alergia al marisco también va a estar incluido en ella.

Varios pulpos recién cocidos en un restaurante de La Coruña
El pulpo es un alimento cargado de proteínas y con muy pocas grasas. ©Unsplash.

Entre sus beneficios, al contrario de lo que puede pasar por ejemplo con la sepia o con los propios calamares, hay que recordar la ventaja providencial a la hora de ser una proteína magra completamente limpia. Y el pulpo, a diferencia de los otros ejemplos mencionados, no tiene hueso central ni la famosa pluma por lo cual la mayor parte de su peso significa carne comestible. Con la excepción de algunas vísceras, del depósito de tinta o del famoso pico, el pulpo está prácticamente limpio para comer.

Lo que también es lógico mencionar es que hay muchas formas diferentes de consumir pulpo. Entre los más saludables siempre bastar cuando lo cocinamos fresco o congelado, mientras que hay que tener más cuidado cuando compramos pulpo enlatado porque generalmente va a venir acompañado de aceites y otras grasas que van a subir el nivel calórico del plato. En el caso del pulpo seco, que también es una preparación bastante habitual, lo único que hay que hacer es rehidratarlo para poder consumirlo.

Los beneficios de comer pulpo: un festival de proteínas

Como siempre que hablamos de comer productos del mar, ya sean pescados o mariscos, solemos tener muy presente que siempre hablamos de productos que son ricos en proteínas de alto valor biológico. El alto valor biológico trasladado a las proteínas básicamente son las que tienen todos los aminoácidos esenciales en su propia composición.

Además, como es muy habitual, la mayoría de los pescados y mariscos son elementos que tienen muy pocas calorías en proporción a la cantidad de proteínas que aportan. El pulpo, igual que pasa con los chipirones, con la sepia, o con los calamares, también pertenece a esta índole de animales marinos que nos dan muchas proteínas y muy pocas grasas. A su vez, las pocas grasas que nos dan son grasas insaturadas, es decir, estar cargadas de ácidos grasos omega-3 o lo que bautizaríamos como grasas buenas.

Primer plano de una pata de pulpo cocida y braseada.
Los problemas de su preparación vienen cuando se añaden grasas saturadas a la mezcla. ©Freepik.

Estas son parte de las razones por la que consumir pulpo dentro de una dieta cetogénica es muy habitual y también una de las razones por la que los deportistas suelen comerlo junto a otros pescados de forma muy habitual. Además, entre sus ventajas también está que sus digestiones son relativamente rápidas y sencillas además de tener ese poder saciante que ofrecen las proteínas, pero sin apenas grasas.

Bajo en grasas y rico en minerales

Para poner esto en su justa medida hay que hablar de cantidades. Se estima que un pulpo (fresco o descongelado) cocinado en un método rápido como puede ser la brasa, el cocido o estofado tiene alrededor de unos 25 gramos de proteína por cada 85 gramos de producto.

Si hablamos de grasas, estaremos hablando de alrededor de un par de gramos de grasa por 85 gramos de pulpo. También es lógico en todo este tipo de animales, el contenido en hidratos de carbono es residual aunque aún así estamos hablando de 4 gramos de carbohidratos por unos 85 o 90 gramos de ración, según avala el departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés).

A todo este carrusel de propiedades vinculadas a los macro nutrientes, también hay que poner en valor los micro nutrientes y minerales que el pulpo significa. En este caso hablamos de un alimento rico en selenio, rico en cobre, rico en hierro, rico en zinc y especialmente rico en vitamina B12.Tanto es así que una ración media de pulpo por persona supondría nada más y nada menos que el 1275 % de la dosis diaria recomendada de esta vitamina. Entonces, ¿dónde están los perjuicios?

Los posibles inconvenientes del pulpo

Dando por hecho que cualquier persona que es alérgica al pulpo no lo va a consumir, también es importante que ciertas personas tengan en cuenta que hay preparaciones que pueden hacer poco recomendable el pulpo. En este caso lo fundamental es tener claro que este molusco, en cualquiera de sus versiones, incluye una cantidad relativamente elevada de sodio.Para esa ración que estamos calculando en torno a los 90 gramos, habría que decir que aportan también el 25 % del sodio diario. Y esto, sin hacer ninguna sal añadida.

En preparaciones con el pulpo a la gallega, no es conveniente no añadir sal de más. ©Pixabay.

Si no tenemos ningún problema con la sal, ni con la hipertensión, ni tenemos ningún problema cardiovascular, consumir pulpo de forma más o menos habitual no es un riesgo. El riesgo vendrá cuando lo consumamos en preparaciones que aumenten esta cantidad de sal. Es muy habitual que recetas como el pulpo a feira o a la gallega, acabe siendo sazonado con sal en escamas. Este gesto, aparentemente nimio, puede disparar las cantidades al final de la elaboración.

También hay que hablar de otros inconvenientes que el pulpo pudiera tener, compartidos con otros pescados que están en lo más alto de la cadena trófica del mar, como son el atún, el emperador, el pez espada o el bonito. Todos estos animales son grandes predadores, que al comerse piezas más pequeñas van acumulando el mercurio que esos víctimas ya poseen.

Por este motivo la mayor parte de los mariscos, debido a la capacidad de filtración que lucen, y los pulpos por ese carácter predador, tienen una cantidad relativamente elevada de mercurio. Esto es impone que personas inmunodeprimidas, embarazadas o menores no deberían consumirlo con gran frecuencia.

Un plato de pulpo frito acompañado de limón en una mesa italiana
En las recetas en las que se cocina frito añaden calorías innecesarias a la preparación. ©Unsplash.

Por último y no menos importante, hay que explicar que también depende de cómo vayamos a consumir este cefalópodo podemos convertir un alimento potencialmente saludable y sano en un alimento no tan sano.Esto quiere decir que si lo freímos, vamos a disparar las calorías que tenga, pero generalmente no es una preparación muy habitual en nuestro país.

Lo que sí es muy habitual es que el pulpo que acompañado de diferentes formas de consumir patatas: lo más común quizás sean las patatas cocidas, pero también es muy frecuente que hayamos caído en la tentación de acompañarte o de puré de patatas que generalmente van a venir cargados de sal y grasas saturadas, usualmente provenientes de lácteos como la mantequilla o la nata.

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