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Sexting seguro: las cinco claves para que sea un éxito y beneficioso en nuestra relación

Mandar un mensaje subido de tono o una foto desnudos a través del teléfono no es un drama si sabemos cómo hacerlo bien (y con seguridad)

Sexting seguro: las cinco claves para que sea un éxito y beneficioso en nuestra relación

Una mujer manda mensajes por teléfono desde la cama | ©Freepik.

La mala fama se ha apoderado del sexting (sextín en su castellanización), sobre todo a raíz de según qué episodios que han salpicado principalmente a personalidades y que ha supuesto poner en entredicho la seguridad de los teléfonos móviles y la propia privacidad de los integrantes. Sin embargo, el sexting, comprendido como una práctica sexual de excitación más dentro de la pareja, puede tener más beneficios de los que a priori podemos imaginar.

En auge tras la pandemia, donde el confinamiento supuso limitar al máximo los contactos con otras personas, el sexting experimentó un boom tanto en ellos como en ellas, y tanto en parejas estables como en parejas ocasionales. Evolución del sexo telefónico, el sexting es una práctica cada vez más habitual en cualquier franja de edad, pero no está exenta de riesgos.

Como en cualquier otra práctica, lo importante el sexting también es que haya consenso, y además venga de una forma deseada por ambos lados. Además, es importante que el sexting vaya a la par y que ambas personas estén sincronizadas en esa especie de espiral de deseo que va in crescendo, y que no termine simplemente con un hasta luego. Sobre todo si estamos hablando de relaciones más o menos estables.

Importa lo que mandamos, cuando lo mandamos, a través de dónde lo mandamos y, sobre todo, importa a quién lo mandamos. Para hacer un sexting seguro, debemos saber a quién se lo estamos mandando y la relación que tengamos con esta persona. Además, una de las claves para mantener la privacidad durante esta práctica está en intentar no mandar información o imágenes que realmente nos pueden delatar como tatuajes o imágenes del rostro.  Por supuesto, damos por sentado que entendemos que el sexting solo se puede realizar con una persona a la que conocemos y sabemos quién está detrás del otro teléfono, para no caer en la trampa del famoso catfishing (personas que se hacen pasar por otras personas).

Las cinco claves de un sexting seguro

Una mujer práctica sexting desde la cama
Bien realizado y de manera segura, el sexting es una práctica que eleva el tono sexual dentro de la pareja. ©Freepik.

Oficialmente, el significado de sexting (mezcla de sex y texting, es decir, sexo y escribir) es una práctica que consiste en enviar mensajes con contenido erótico, que pueden venir acompañados de imágenes o no. No demos nunca por hecho que el sexting siempre va a venir asociado a imágenes más o menos eróticas; a veces, hay sexting es simplemente mandar mensajes que podríamos calificar como subidos de tono a través de ciertas plataformas de mensajería instantánea como puede ser WhatsApp, Telegram o incluso Instagram.

Como es lógico, es una práctica que entraña riesgos, sobre todo en menores de edad que no sean ni muy conscientes de lo que significa la huella digital y donde hay riesgo de que esas escenas o imágenes acaben visualizándose son relativamente altas. Aun así, la edad o el género no son eximentes de que estas imágenes pudieran acabar en una plataforma pública. Para evitar que esto suceda,; para que sea seguro y divertido, y para que suponga una motivación extra dentro de nuestra vida en pareja, os vamos a contar las claves para que sea una práctica tan sana como saludable.

También, aunque lo damos por hecho, es importante que si realizamos este tipo de prácticas lo hagamos desde nuestros teléfonos o dispositivos privados. Nunca desde el teléfono del trabajo o desde una red pública en la que puedan quedar vinculados nuestros datos o nuestras imágenes a través de una red Wi-Fi o de una historia sin borrar. Lo que sí está claro es que el sexting, en según que momentos, puede estimular la imaginación y activar el deseo en una pareja que, por ciertas circunstancias, no pueda mantener relaciones. Distancia laboral, enfermedad o simplemente necesite un extra de temperatura.

Consentimiento o por qué también importa el «no es no»

Una mujer reacciona con incredulidad mientras sujeta al teléfono en la cama.
Como en cualquier otra práctica, el sexting debe ser consentido. ©Freepik.

No todo el mundo tiene las mismas ganas o el mismo desempeño sexual como para tomarse el sexting en serio o no. Hay personas a las que no les apetece contar sus intimidades o mantener conversaciones eróticas a través del teléfono por lo que pueda pasar con ellas, o simplemente no encuentra en excitación en reiterar ciertos contenidos a través de WhatsApp, por ejemplo.

Del mismo modo que en cualquier otra práctica sexual (el sexting es una de ellas), el consentimiento y el consenso son la clave para que esta práctica sea divertida y común, nunca entendida como una imposición de uno de los dos miembros de la pareja ni tampoco un motivo por el cual echar en cara a uno de los dos contrayentes que sea especialmente «aburrido».

Esto también implica saber cuándo parar. Puede ser que a partir de un nivel de vocabulario o de imágenes, la otra persona no se sienta segura y cómoda con la situación y quiera echar el freno. Igual que sucedería en una escena cotidiana física, el sexting también tiene ese punto final cuando una de las dos personas no se siente a gusto con la situación. Además, es conveniente que ninguno de los dos miembros inste de forma reiterativa a la otra persona a practicarlo si esta persona no está convencida.Entre dejar caer una idea e insistir de forma machacona en hacerlo hay un trecho bastante amplio.

Un ‘in crescendo’ moderado

Una mujer rubia se hace un selfie en la cama.
Es aconsejable ir realizando un in crescendo moderado en el tono de la conversación o de las imágenes. ©Freepik.

Del mismo modo que en cualquier otra práctica sexual, lo primero que se hace en el sexting no es invitar a enseñar los genitales ni a decir la mayor de las burradas. Se trata de manteniendo un nivel paulatino de excitación del mismo modo que haríamos en una sesión de sexo convencional con los famosos preliminares. Puede que en el sexting la forma de entender las caricias o los besos sea distinta, pero debemos procurar habituar el lenguaje ese mismo método. Igual que no hablamos de un aquí te pillo aquí te mato en otras circunstancias, en el sexting debe pasar lo mismo para que tu pareja tenga de repente más ganas de practicar sexo.

También es conveniente que durante esta práctica, aunque no haya una persona que tire más del carro, se utilicen frases relativamente cortas y que permitan una interacción con la otra persona. No se trata de que haya un mono lobista que esté relatando la situación mientras la otra persona lo único que hace es leer y a sentir. El sexting, igual que cualquier otra práctica, debe ser una comunicación bidireccional. Además, es importante que a la hora de plantearlo empecemos siempre con métodos relativamente amables y cómodos, siendo respetuosos y siempre desde el permiso. Nunca abriendo directamente con una conversación soez o con una imagen demasiado explícita.

Piensa en dónde y para qué

Un hombre contento y semidesnudo mira el teléfono desde la cama.
Conviene tener en cuenta la situación de la otra persona antes de iniciar la conversación. ©Freepik.

Aunque hay ciertas situaciones en las que ciertas personas pueden sentir excitación por el morbo público, y en el sexting también ocurre, es evidente que no es lo mismo hablar con una persona y mantener una conversación tórrida incluso mandando imágenes cuando está en el trabajo o en una situación donde podemos desconcentrar esa persona y donde este consumo o práctica puede poner en riesgo o suponer un mal rato.

No se trata de gastar nuestro calentón sin pensar en las consecuencias de la otra persona. Quizá esté trabajando, quizá esté llevando a los niños al colegio, puede que esté haciendo la compra o simplemente esté realizando otras tareas, por lo cual nosotros mandando mensajes a destiempo cuando esa persona está ocupada puede ser tanto molesto como frustrante. Por eso, es clave que dentro de una pareja dentro de una relación más o menos abierta podemos mantener un sexting en el mismo momento en que ambas personas están completamente cómodas.

El cómo y el cuándo

Una mujer morena en la cama mira el teléfono con incredulidad.
Las dos personas involucradas deben estar de acuerdo en realizarlo. ©Freepik.

Son muchas las aplicaciones de mensajería instantánea incluso redes sociales que permiten mandar imágenes efímeras que desaparecerán una vez se abran. Esto es particularmente útil cuando hacemos o practicamos sexting, y no queremos que esas imágenes se guardan en el teléfono de la persona que lo utiliza. Además, ciertas aplicaciones como Instagram nos «chiva» que esa persona ha hecho un pantallazo de una imagen que le hemos enviado (por cierto, THE OBJECTIVE también está en Instagram). Se trata de mantener la privacidad, no de tener una galería erótica que a medio o largo plazo pudiera suponer riesgo si esa relación acaba.

En ese mismo sentido, es importante que mantengamos esa discreción y ese anonimato en la medida de lo posible. No dar nombres, no dar teléfonos (la aplicación de mensajería instantánea Telegram permite esto) o simplemente no mandar imágenes que pueden ser especialmente comprometidas: aquellas en las que se nos ve a la cara, son las mejores pautas para mantener un sexting seguro incluso con personas con las que no tenemos un vínculo emocional asentado.

Ni mucho ni muy pronto

Desde la cama una chica joven practica sexting
Es importante tener una confianza previa antes de practicar el sexting. ©Freepik.

Cada pareja o relación es un mundo eso es evidente, pero aún así si estamos empezando a conocer a alguien es conveniente que el sexting no sea lo primero que hagamos o al menos, no sea la base de la relación, sino que simplemente sea un complemento.

También es importante dejar claro que las fantasías o textos que se vean por escrito a través de esta práctica sexual no tiene porque significar querer realizarlas realmente. Mantener un nivel elevado de erotismo durante el sexting no implica que se quieran realizar todas las cosas que se han hablado en él. De hecho, esas fantasías recurrentes pueden implicar un cierto retroceso en la actividad sexual normal, igual que cuando se cae en la adicción al porno.

En un sentido parecido, es bastante evidente y muy conveniente que el sexting no se convierta en la única herramienta sexual de una pareja o de una relación abierta, esta creación de fantasías puede torpedear a medio y largo plazo el propio deseo dentro de una relación, pues se puede comprobar que el sexo convencional puede llegar a ser aburrido. Además, todos sabemos que el cerebro es el órgano sexual más importante del cuerpo, y puede que luego la relaciones trasladadas al plano físico no sean tan satisfactorias como las habíamos imaginado.

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