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Estos son los riesgos de la hipervitaminosis o sobredosis de vitaminas

Por exceso y por defecto, llevarnos mal con la cantidad de vitaminas que ingerimos podría tener consecuencias fatales en función del tipo de vitamina

Estos son los riesgos de la hipervitaminosis o sobredosis de vitaminas

Una doctora sujeta dos blísters con vitaminas.

Quizá, si tenéis alguna curiosidad por una ración de historia de los descubrimientos, hayáis leído alguna vez que la hipervitaminosis (además de existir), puede ser letal. Es lo que llamaríamos también sobredosis de vitaminas y es lo que le pasó a principios del siglo XX al explorador polar suizo Xavier Mertz, que murió a causa de una hipervitaminosis de vitamina A, considerada una enfermedad multisistémica.

La rareza no está solo en morir por un exceso de vitaminas, sino en cómo se produjo aquella muerte, pues debido a una fuerte carestía de otros alimentos, este suizo acabó viéndose obligado durante la Expedición Antártica Australasiana a consumir el hígado de los perros de trineo que llevaban durante la exploración. Este mismo problema se sucedería, por ejemplo, si se consumiese el hígado de otros animales polares como los osos o las focas, que son las fuentes más ricas en retinol (la forma de la vitamina A animal) que existen. Para hacernos una idea, esos hígados equivaldría a la misma cantidad de vitamina A que una decena de docenas de huevos.

Aunque a Mertz no se le hizo autopsia y entre las causas de la muerte también está la probable congelación, lo cierto es que las sobredosis de vitaminas existen. Por fortuna, ni son habituales ni son tan dramáticas como en el caso de este explorador, pero sí conviene conocerlas. Por estos motivos, también es habitual que cualquier tipo de suplemento vitamínico explique o especifique que no se deben consumir más píldoras o comprimidos de lo debido.

Además, también conviene comprender que no todas las vitaminas son iguales. No, nos referimos a que tienen una función u otra, lo cual se da por bastante supuesto y es que no son los mismos los beneficios que obtenemos de la vitamina C que los que obtendríamos de la vitamina D, por poner un ejemplo bastante evidente.

Una mujer toma vitaminas en su casa
Generalmente no se recomienda la ingesta de más de un suplemento vitamínico por persona y día.  | Freepik.

Para ello tampoco hace falta conocer las virtudes de las 13 vitaminas que podemos consumir, sino cuáles son sus diferencias fundamentales y el principal escollo va a estar en cómo se disuelven estas vitaminas dentro de nuestro organismo y, por tanto, en cómo las excretamos. De esta manera, debemos establecer dos divisiones muy sencillas: vitaminas hidrosolubles (que se disuelven en agua) y liposolubles (aquellas que lo hacen en aceites y compuestos grasos).

Por sí solo quizás esto no os saque de dudas, pues la disolución tiene más que ver en cómo se pueden acumular las vitaminas en nuestro cuerpo. En este caso, las hidrosolubles se expulsan con facilidad cuando hay un superávit de ellas y no se acumulan en los tejidos. Justo lo contrario que sucede con las liposolubles, a las que ahora pondremos cara. En el primer frente encontramos a la vitamina C y a todas las vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9 y B10). En el segundo ejemplo, las que hemos de remarcar como vitaminas liposolubles son la vitamina A, vitamina D, vitamina E y vitamina K.

Que haya esta diferencia a la forma de deshacerse de ellas no significa que las vitaminas hidrosolubles no puedan ser también potencialmente nocivas si se consumen en grandes cantidades aunque, como decimos, se pueden excretar mejor y no se acumulan en nuestros tejidos. Por este motivo, el ejemplo del hígado de animales polares cargado de vitamina A es la perfecta definición de los riesgos de una hipervitaminosis o sobredosis de vitaminas.

Qué es la hipervitaminosis o sobredosis de vitaminas

Una mano sujeta pastillas para evitar la hipervitaminosis o sobredosis de vitaminas
Aunque no todas las sobredosis de vitaminas son igual de graves, conviene evitarlas en cualquier caso. | Freepik

El concepto de hipervitaminosis alude a algo tan sencillo como una acumulación excesiva de vitaminas en el organismo, siendo el hígado el órgano que más lo sufre debido a esa función metabólica que tiene. Además, no en todos los casos es igual de severa. De hecho, se estima que la vitamina K, así como las vitaminas B1, B2, B5, B7 y B12 no tienen niveles de toxicidad orgánica independientemente de la cantidad que esté presente en nuestro cuerpo.

¡Ojo, esto no quiere decir que no puedan interferir con otros medicamentos! Aún así, es cierto que hay vitaminas hidrosolubles que pueden ir aparejadas a ciertos problemas de salud en caso de esta ‘sobredosis’. Es el caso de la vitamina C, que tiene una toxicidad relativamente baja, pero que podría generar problemas gastrointestinales como diarreas o vómitos, además de migrañas o lo que también sucede con la vitamina B12, como explica este estudio.

En el caso de la vitamina B3, también llamada niacina, puede elevar la presión arterial y generar dolor abdominal, además de daño hepático si se consumen entre uno y tres gramos al día. Una cantidad similar es la que nos serviría para enfrentarnos a la sobredosis de vitamina B6 (la piridoxina), que acarrearía lesiones dérmicas, fotosensibilidad y quemaduras solares. En último caso, se ha de puntualizar que también la vitamina B9 (el folato) puede afectar al sistema inmune o a enmascarar el déficit de la vitamina B12, de la que ya te hemos hablado en THE OBJECTIVE.

Una mujer se dispone a tomar varias vitaminas
Aunque sean sin prescripción médica, la toma de vitaminas se debe consensuar con el médico. | Freepik.

Más complejos y severos son los problemas asociados a las liposolubles, sobre todo porque su acumulación es más pausada y la forma de eliminarla más compleja. En este caso, la más severa es la sobredosis de vitamina A, que se acompaña de náuseas, aumento de la presión intracraneal y en casos extremos, el coma y la muerte.

Como decimos, es las más dura de todas, aunque eso no significa que una excesiva ingesta de vitamina D pueda ir aparejada a una pérdida drástica de peso y de apetito, además de arritmias como taquicardias y bradicardias, o interferir en los niveles de calcio en sangre. Por último, la vitamina E también interfiere en la coagulación de la sangre, causando hemorragias internas e incluso conduciendo a infartos hemorrágicos, una complicación potencialmente mortal de la hipervitaminosis.

Por fortuna, este tipo de sobredosis son muy poco frecuentes y son fácilmente identificables a través de analíticas de sangre más o menos rutinarias que se pueden demandar desde la Atención Primaria si se aprecia una sintomatología que acompañe al historial clínico.

Dolores de cabeza, irritabilidad, náuseas, vómitos, dolor abdominal, somnolencia y, en casos crónicos relacionados con la hipervitaminosis de vitamina A, como la vista borrosa, la falta de apetito, una mayor fotosensibilidad o la piel demasiado seca, dura o quebradiza, podrían ser pistas de este aviso. Como es también comprensible, la forma más habitual de que se desarrollen estas sobredosis vienen por el consumo desmesurado de suplementos nutricionales, que siempre deben ser pautados o comentados con el médico antes de ser tomados.

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