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Comer sin sal: cuatro formas de dar sabor a tu comida sin necesidad de trucos

Los hipertensos están de suerte porque cocinar sin sal ni es imposible, ni es aburrido si se siguen estos cuatro principios

Comer sin sal: cuatro formas de dar sabor a tu comida sin necesidad de trucos

Un plato de verduras cocinadas al grill | ©Freepik.

Cocinar sin sal es uno de los grandes retos de cada cocinillas cuando se pone delante de los fogones. Es cierto que es un aderezo muy habitual en nuestra cocina, pero eso no significa que debamos a abusar de él. Especialmente cuando tenemos que cumplir con dietas bajas en sodio por prescripción médica y debamos comer sin sal.

Sin embargo, la sal y el sodio son fundamentales para el correcto desempeño de nuestro organismo. Eso no significa que vayamos a darnos una barra libre de sal, evidentemente, pero sí que tengamos muy claro de dónde procede y cuánto utilizamos. De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda que se consuman solo cinco gramos de sal al día. Una dosis que excedemos con mucha diferencia en los países occidentales, donde llegamos a incluir hasta 10 gramos de sal por día.

La trampa, como es evidente, llega con la sal, añadida en diversos productos precocinados y elaborados que elevan estos niveles de sodio, sin que apenas nos demos cuenta. Entre los ingredientes que más sal suelen llevar podemos encontrar las conservas de pescado, las conservas vegetales, los embutidos y los fiambres. También los quesos suelen tener cantidades de sal relativamente elevadas.

Por este motivo, conviene comprender que la mayor parte de los enemigos ricos en sal de nuestra dieta van a venir a través de los alimentos ya elaborados. Además de los antes mencionados, también debemos saber que cualquier tipo de precocinado o congelado generalmente va a tener cantidades de sodio muy elevadas.

No obstante, donde si podemos meter mucha más mano (además de mejorando nuestra cesta de la compra) es lo que cocinemos a diario en nuestras casas. Por eso, existen muchos trucos y formas de dar más sabor a nuestros alimentos, sin tener que recurrir a la sal. Podemos recurrir un poco, pero tenemos claro que este potenciador de sabor, a la larga y en cantidades demasiado elevadas, puede ser perjudicial para la salud.

Cuatro formas para cocinar con sabor y comer sin sal

Un plato de verduras al grill para comer sin sal
El horno, los salteados o la parrilla ofrecen sabor sin añadir sal extra a la preparación. ©Freepik.

Como también puede resultar evidente, nuestra intención con estos trucos para dar sabor a la comida sin usar sal no pasa porque utilicemos otras formas también poco recomendables de aumentar el sabor. De nada serviría, o de casi nada, que te aconsejemos reducir el consumo de sal, si luego añadimos azúcares o nos dedicamos a hacer frituras, que van a ser más sabrosas, pero también van a ser muy calóricas.

La intención es que, aparte de sal, también prescindamos de ciertos elementos que dan muchas calorías a lo que comemos. Por tanto, vamos a prescindir en la medida de lo posible de cierto tipo de grasas, o si utilizamos grasas, que sean lo más sanas posibles. También se trata de encontrar formas de elaboración y de cocinado que aumenten el sabor sin la necesidad de aumentar los aditivos o aderezos al comer sin sal.

El horno como aliado

No, es un truco que necesite demasiada ciencia, pero la realidad es que utilizar el horno para hacer asados. Es una forma ideal de dar más ahora nuestra comida sin esfuerzo. Cualquier verdura o cualquier hortaliza gana muchos enteros si se cocina en el horno y además nos permite prescindir de la sal. También puedes sacar a pasear la air fryer o freidora de aire. De hecho, en THE OBJECTIVE te hemos dejado varias recetas con air fryer.

Huelga decir que podemos utilizar todo tipo de hierbas aromáticas para sazonarla y darle sabor. No en vano, un chorrito de aceite a ciertas hortalizas o productos va a conseguir realzar el sabor fácilmente en el horno. Cebollas, zanahorias, patatas o casi cualquier verdura que se te ocurra van a ser mucho más sabrosas si se cocinan al horno. Especialmente si antes las cocinábamos al vapor, hervidas o cocidas, pues estos tres métodos son muy saludables, pero más insípidos.

Marina y vencerás

El problema de buena parte de los que hoy compramos en los mercados y supermercados es que no es demasiado sabroso. Le pasa a las carnes blancas y también les suele pasar a los pescados de acuicultura. Claro que no son tan caros, pero son menos sabrosos que las carnes rojas o que los pescados salvajes. Tampoco quiere decir que las carnes rojas actuales, o al menos las más baratas, sean, especialmente sabrosas al comer sin sal.

Por eso, las mejores opciones para dar sabor a alimentos no muy sabrosos como el pollo, el pavo o el conejo es pasar por las marinadas. Es cierto que hace falta algo de previsión, pero es una solución perfecta. Ingredientes ácidos, alguna base grasa como el aceite de oliva o el yogur griego y especias o aromáticas serán suficientes. Luego sólo falta dar tiempo de reposo en nevera y conseguiremos que el sabor y la textura se mejoren.

Recurre al picante

Todo con picante sabe más. No hace falta que te excedas y vayas a los ingredientes que más piquen, pero la realidad es que es un potenciador de sabor de primer nivel. En los rangos más bajos podemos conformarnos con las pimientas y con ciertos tipos de pimientos picantes. Las primeras se usan en seco y molidas y los segundos también se pueden añadir en fresco.

Una guindilla picante cortada en rodajas
El picante, siempre con moderación, se puede añadir en fresco y en seco. ©Freepik.

También podemos recurrir a las cayenas, tanto frescas como secas. Además de a otros pimientos picantes, que se pueden añadir al principio de la elaboración para que maximicemos su efecto. Carnes, pescados y verduras son perfectas compañías de los picantes, pero recuerda que no debemos abusar de salsas picantes, pues muchas de ellas tienen sales o azúcares que no nos harán bien.

Sé previsor y anticípate

Cualquier aderezo cogerá más sabor si sazonamos nuestro alimento antes. Si directamente sacamos del frigo una pechuga de pollo, añadimos tomillo seco y la cocinamos, el resultado no será el más satisfactorio. Sin embargo, si esas mismas pechugas se sazonan con antelación —unas horas, por ejemplo—, le irá mucho mejor para comer sin sal.

Varios muslos de pollo sazonados
Si sazonas con antelación, los alimentos cogerán más sabor. ©Freepik.

También es fundamental el momento de añadir las especias o aromáticas. Ten claro que la mayor parte de aromas y aceites esenciales se liberan con la temperatura. Si añadimos en frío o al final de la preparación nuestros aliños, perderemos potencia. Por este motivo, siempre es conveniente que todo lo que añadamos a la preparación vaya desde el principio.

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