Comer con ortodoncia: los seis alimentos a evitar cuando tienes aparato
Duros, blandos, fibrosos, dulces… La lista de enemigos de los aparatos es casi interminable
Lo puedes llamar aparato, pero el nombre técnico va a ser ortodoncia. A pesar de que la técnica haya avanzado muchísimo y ya no sólo vivamos de los clásicos brackets metálicos, es muy posible que sigas resumiéndolo en llevar aparato. Lo llevan los niños, generalmente, pero cada vez son más los adultos que también quieren corregir su boca.
Sobremordida, una mala oclusión, el apiñamiento de ciertos dientes y razones estéticas —que también son prácticas— están detrás de que cada vez más españoles se pongan aparato. O el famoso Invisalign, uno de los pioneros en la ortodoncia invisible a través de sus fundas, también de la ortodoncia invisible o de la ortodoncia lingual, de la que ya te hablamos en THE OBJECTIVE y que se coloca en la carta interna de las piezas dentales.
Con la llegada de la ortodoncia también se suceden catastróficas desdichas gastronómicas en la boca del que las porta. No siempre, está claro, pero hay alimentos que pasan al mundo de los platos prohibidos. Depende del tipo de ortodoncia también. No es lo mismo enfrentarse con los clásicos brackets de metal que con la apariencia más amable de las ortodoncias transparentes.
Aun así, tengamos claro que la mayoría de ortodoncias suponen ciertos cambios en los hábitos alimenticios. Por fortuna, si los mantenemos, algunos de ellos nos vendrán bien a futuro. Entre los clásicos, la penalización de ciertos alimentos dulces, pero no sólo nos van a martirizar por el azúcar.
Comer con ortodoncia: qué alimentos evitar
Uno de los caballos de batalla de los ortodoncistas es que los pacientes dejen atrás ciertos alimentos que van a perjudicar su salud bucodental. Si ya de por sí es complicada, con una ortodoncia se multiplica. La realidad, con los datos en la mano, es que en España hay 34 millones de personas con caries. Convertida en la primera enfermedad bucodental por prevalencia, un descontrol higiénico durante el uso de la ortodoncia puede agravar estos problemas.
No obstante, si se lleva bien, la ortodoncia nos vendrá muy bien para tener una mejor salud bucodental. Dientes más alineados, espacios más holgados entre ellos y una mordida correcta son buenos remedios para poner coto a la caries. También a enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis, motivo por el que recordamos que la ortodoncia no es sólo una cuestión estética.
Por ello, además conviene tener claro que a la hora de cuidar la ortodoncia no sólo debemos fijarnos en los alimentos dulces. Siempre se llevan buena parte de las culpas, pues son cariogénicos, pero para respetar a nuestros dientes también deberíamos tener en mente a otros elementos que, aún siendo sanos, pueden dañar la dentadura.
Snacks y aperitivos
Si alguna vez has tenido brackets, sabrás lo incómodo que es comer patatas fritas, palomitas o todo tipo de extrusionados con el aparato. Si has tenido Invisalign, también lo sabrás. De hecho, en bocas sensibles, elementos relativamente cortantes como las patatas fritas pueden ser verdaderamente molestas.
El ‘crunchy’ nunca nos viene bien y a los aparatos aún menos. En este caso, también hay que recordar que cuando masticamos este tipo de aperitivos acaban haciéndose masas blandas que acaban en los espacios interdentales con mucha facilidad. Una vez que sucede esto, sólo un buen cepillado puede ser nuestro aliado.
Carnes fibrosas
No todos los elementos que lastran nuestros brackets son cariogénicos. Tampoco, como vamos a ver a continuación, se trata del simple hecho de molestar con el aparato puesto, sino de la higiene dental posterior. Es habitual que las personas que llevan ortodoncia se acostumbren a llevar un kit de limpieza, pues los restos de comida en la boca son especialmente molestos.
Quizá no todo produzca caries, pues los elementos proteicos no la generan, pero sí producen halitosis. Más aún si hablamos de productos fibrosos —como puede ser el jamón, por poner un ejemplo, aunque no está solo— que se encajan con facilidad en los espacios interdentales y deben sacarse con hilo dental, con cepillos interdentales o con arcos.
Frutas crujientes
En este caso volvemos a hablar de dos dilemas. Por un lado, el de hacer demasiada fuerza con el aparato puesto o con la propia dentadura si tenemos fundas de quita y pon. Manzanas y zanahorias están a la cabeza en cuanto a resistencia y, una mordida con palanca como la que exigen, puede suponer cargarse la ortodoncia.
El problema es que el mundo de las frutas es particularmente ingrato. Las que no son duras, son fibrosas o facilitan esa distribución en los espacios interdentales. Por poner algún ejemplo, pensemos en albaricoques, melocotones y ciruelas, que también por su textura acaban prestándose a que pequeños trozos de pulpa se queden entre los dientes.
Pan tostado
Con el pan tostado y todos sus secuaces —incluyendo los bordes de la pizza, por ejemplo— también topamos en hueso. Casi roer toca a las personas que se enfrentan a un pan duro con ortodoncia, motivo que hace poco recomendable su consumo. Además, se trata de hidratos de carbono, así que tienen un componente cariogénico que conviene evitar.
Una alternativa es el pan de molde, que tampoco es la panacea porque en la boca también su miga acaba ocupando espacios interdentales, aunque es más fácil de quitar. No obstante, es mejor esta alternativa que un pan demasiado duro que pueda dañar las encías, los dientes o el propio aparato.
Postres azucarados
Un bizcocho o un brownie es el terror de las ortodoncias. Por un lado, azúcar. Por el otro, una textura blanda que se aloja sin compasión entre los brackets y entre las muelas. Enfrentarse a este tipo de postres es un auténtico suplicio y no lo recomendamos si no vamos a tener un cepillo a mano.
También sucede con chicles, caramelos y cualquier sustancia masticable más o menos elástica o dura. Parece mentira, pero la realidad es que cualquier de estos ingredientes puede jugarnos una mala pasada por pasarse de elástica —como el chicle— o por ser demasiado dura —como un caramelo o una piruleta—.
Frutos secos
Los frutos secos son una bendición nutricional. De eso no cabe duda, pero sí nos deja más de una duda a la hora de recomendar frutos secos cuando tenemos ortodoncia. Anacardos, nueces, almendras, avellanas, cacahuetes, pistachos… Todos ellos son más o menos duros, lo cual no hace nunca bien a nuestro esmalte dental.
Sin embargo, no es su única complicación. También son elementos que, al morderse, acaban con bastante facilidad enclaustrados en los espacios interdentales. Casi como joyas en las coronas —de nuestros dientes—, estos restos se engarzan allí y suponen un suplicio para el que luego quiere eliminarlos.