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Las bebidas energéticas mezcladas con alcohol incitan a beber más, según varios estudios

Esta combinación puede ser perjudicial para la salud pues enmascara el sabor, facilitando una mayor ingesta

Las bebidas energéticas mezcladas con alcohol incitan a beber más, según varios estudios

Las bebidas energéticas proporcionan acceso inmediato a dosis altas de cafeína | Unsplash

La combinación de alcohol con bebidas energéticas promueve un mayor consumo del primero, aumentando el riesgo para los consumidores, según revelan los últimos estudios que analizan la interacción entre distintos componentes de ambas bebidas.

Estos datos proceden de una revisión sistemática de más de 50 investigadores realizada por Ernesto Tarragón, investigador principal del grupo de investigación psicobiología fundamental y aplicada de la Universidad Internacional de La Rioja (Unir).

«La mezcla del alcohol con bebidas energéticas se popularizó hace varios años gracias, entre otras cosas, a que la combinación permite mantener el consumo durante un tiempo prolongado mientras se mantienen altos niveles de energía, limitando así los efectos narcóticos del alcohol», asegura Tarragón en declaraciones recogidas por THE OBJECTIVE.

La fiesta, el calor y el alcohol son características propias de la vida mediterránea. No obstante, esas características deben ser controlables, útiles para el buen funcionamiento de nuestro sistema. Sin embargo, el mal uso de estas puede provocar problemas mayores -a medio largo plazo-, sobre todo en los jóvenes.

Los festivales –como el pasado Mad Cool– son recurrentes en verano, donde abunda el alcohol, y cientos de jóvenes se lanzan a beber sin control y sin conocimiento, probando y experimentando. Uno de esos experimentos, que se ha popularizado en los últimos años, es la mezcla de bebidas energéticas con alcohol -obviando los refrescos-, siendo el ‘Jagger-Redbull’ el más conocido.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) explica que «no deben combinarse bebidas energéticas con bebidas alcohólicas. Estudios recientes demuestran que el consumo de alcohol mezclado o en combinación con bebidas energéticas conduce a estados subjetivos alterados que, entre otros efectos, incluyen una disminución de la percepción de intoxicación etílica».

La importancia de los ingredientes

Los efectos en la salud de estas combinaciones son la principal preocupación, pues las bebidas energéticas cuentan -habitualmente- con múltiples ingredientes como son la sacarosa, la taurina, la cafeína, etc., cuya combinación con el alcohol es asunto de investigación por sus efectos en la salud.

«A pesar de que todavía queda mucho por investigar, los resultados coinciden en que la combinación de alcohol con bebidas energéticas se asocia a un aumento de conductas de riesgo y un mayor consumo de alcohol, especialmente entre la población joven», argumenta el investigador.

Por otro lado, los resultados del estudio también han valorado qué efectos psicoactivos tienen cada uno de los ingredientes en esta combinación: «Las bebidas energéticas y el alcohol tienen muchos componentes que afectan al sistema nervioso central y hay que seguir investigando cómo afectan si se consumen de manera conjunta».

La conclusión más clara sobre la mezcla de estas dos bebidas es que el consumo de alcohol aumenta, ya sea porque la cafeína tiene un estimulante o porque el azúcar mitiga y endulza el sabor, sin embargo, «hace falta mucha información, no solo a nivel experimental ni de investigación, sino por parte de los productores de bebidas en ofrecer más información sobre este producto».

Interacción entre distintos componentes

Las bebidas energéticas proporcionan acceso inmediato a dosis altas de cafeína y plantean la posibilidad de interacciones clínicamente significativas entre la cafeína y el alcohol cuando se combinan, pues «produce un efecto psicoactivo, estimulante, que genera un estado de alerta y disminuye el efecto narcótico del alcohol, lo que hace que te mantenga despierto durante más tiempo para seguir consumiendo. Esto puede conllevar otros efectos asociados, como el aumento de la presión arterial y el insomnio».

Parte de los resultados obtenidos en las distintas pruebas indican que el consumo general de alcohol al final de una sesión aumenta al añadir bebidas con cafeína a la mezcla. Otro de los datos extraídos en la investigación por Tarragón explican que «al comienzo de la ingesta del alcohol con bebidas energéticas, éstas pueden disimular el efecto del alcohol, facilitando la continuación del consumo y los riesgos asociados a ello».

Por otro lado, las bebidas alcohólicas suelen combinarse con refrescos ricos en azúcar, lo cual se ha demostrado que tiene un impacto metabólico severo en la farmacocinética del alcohol.

La teoría predominante es que las bebidas azucaradas enmascaran el sabor del alcohol, facilitando su consumo. Tarragón destaca que «estos efectos en el sistema nervioso central pueden ser especialmente perjudiciales para las personas que no tienen del todo formada la corteza prefrontal».

Además, el investigador añade que «la autoadministración de bebidas energéticas con alcohol está vinculada al consumo de alcohol en mayores cantidades, lo que pone de relieve el peligro que puede suponer esta combinación para desarrollar conductas adictivas».

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