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Gastritis, un clásico del verano: qué es y cómo evitarla durante las vacaciones

A pesar de ciertos falsos mitos, lo cierto es que la gastritis tiene, entre otros hechos, causantes muy precisos

Gastritis, un clásico del verano: qué es y cómo evitarla durante las vacaciones

Un hombre con dolor de estómago | Freepik

Las vacaciones y el verano huelen a sol, playa, barbacoa y, también, a excesos. Excesos que acabamos pagando. La gastritis, por citar uno de ellos, está entre las patologías más habituales del verano, siendo una de las enfermedades que más consultas médicas generan entre los meses de junio y septiembre.

No es patrimonio estival, claro, pero sí hay nuevos comportamientos o alteraciones que contribuyen a aumentar un malestar que, a veces, tenemos bajo control el resto del año. De hecho, es una de las patologías más comunes a nivel mundial, pues se estima que hasta un 25% de la población la sufre. No obstante, también hay muchos mitos en torno a ella, vinculados a fenómenos que contribuyen a aumentarla —o remedios para frenarla— que veremos que poco o nada tienen de cierto.

Lo que sí es cierto es que hablamos de una enfermedad producida por varios factores, pero donde sí hay elementos que la pueden desencadenar con más facilidad. Por otro lado, hay factores que pueden agravarla, pero no son desencadenantes por sí mismo. Motivos que hacen que, a veces, comprender la gastritis no sea tan sencillo y que se acabe solapando. Especialmente, cuando comprobamos que cierta sintomatología coincide con la de otras patologías gastrointestinales.

Por tanto, veamos qué es la gastritis, cómo podemos lidiar con ella —o evitarla— y si el verano tiene más que decir de lo que creemos en torno a ella. Respecto a esto último, a modo de spoiler, vamos aclarando que sí, aunque dependerá de nuestro comportamiento y de nuestras rutinas.

Qué es la gastritis

Un hombre con gastritis sentado en la cama
El verano puede suponer un incremento de la incidencia de la gastritis. | Freepik

Simple y llanamente, la gastritis no es otra cosa que un trastorno gastrointestinal que aparece por la inflamación de la mucosa que cubre el revestimiento interno del estómago. Lo que sucede es que esta mucosa gástrica, que tiene dos funcionas principales, se irrita, inflama y daña. Entre sus cometidos está el de generar los jugos gástricos que participan en la digestión, pero también ser el chaleco antibalas de estos ácidos —muy agresivos— y proteger al estómago de esos propios jugos.

Cuando está irritada e inflamada, aparecen los malestares. No obstante, la realidad ante la gastritis se deriva por dos vertientes. Por un lado, la de su duración o cronificación. De esta manera encontramos que hay gastritis aguda y gastritis crónica, pero hay otro recorrido en función de su gravedad.

Se trata, como explican desde MSD Manuals, de la gastritis erosiva y de la gastritis no erosiva. La primera, como es lógico, es más grave y aparte de inflamar también desgasta la mucosa gástrica, especialmente por ciertos hábitos.

Las causas de la gastritis

Una mujer joven aquejada de gastritis
La mayor parte de las gastritis se deben a la infección previa del ‘helicobacter pylori’. | Freepik

Por eso, conviene saber por qué está apareciendo la gastritis y cuándo es erosiva y cuándo no lo es, a pesar de que los causantes puedan ser muy diversos. Lo cierto es que las gastritis, independientemente de su gravedad, suelen provenir por dos razones principales.

  • Infección por la bacteria Helicobacter pylori, que debilita la mucosa gástrica y aumenta la inflamación. De hecho, se estima que está detrás de entre un 60% y un 70% de la gastritis crónica en mayores de 40 años, según datos de la Clínica Universidad de Navarra.
  • Consumo excesivo de antiinflamatorios no esteroideos (llamados AINEs), que en una ingesta en demasía pueden irritar este revestimiento estomacal. Ejemplos de AINEs son el ibuprofeno, el naproxeno, el dexketoprofeno, pero también el ácido acetilsalicílico (la popular aspirina).

Aparte y contrariamente a lo que suele pensar, la gastritis también podría tener un origen en otras infecciones bacterianas (aunque su frecuencia es bajísima) o vírica, igualmente poco frecuente pues sólo suele darse —y no con facilidad— en pacientes inmunodeprimidos.

También influyen, y en esto sí hay más consenso, el estrés o el consumo de alcohol. En todas ellas, las manifestaciones de la gastritis suelen ser iguales, aunque puede ser un trastorno asintomático. Si hay síntomas, van en un espectro amplio que incluye dolor y malestar, pero también náuseas —incluidas con vómito—, dispepsia, hinchazón abdominal o, en caso de complicaciones severas, las que suceden con hemorragias o úlceras.

Los mitos tras la gastritis

Un vaso de whisky y un puro
El alcohol y el tabaco empeoran los síntomas de la gastritis. | Freepik

La dieta, por sí sola, no genera gastritis. Del mismo modo que hay determinados alimentos o remedios caseros que no hacen nada para mitigarla. Lo primero es comprender que la gastritis no es una infección —pero sí puede ser un producto de una infección, como la del Helicobacter pylori—. También comprender que no hay alimentos que actúen como detonantes, como podrían ser los cítricos o los alimentos picantes. Caso contrario a lo que puede suceder con la acidez estomacal o con el reflujo gastroesofágico, de los que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.

Tampoco ayuda a curar la gastritis que bebamos más agua, así que olvida pensar que estás ‘apagando un fuego’. Como también es lógico conviene saber que ni fumar ni beber alcohol van a hacer bien a nuestra gastritis. Razón por la que unas costumbres algo más laxas durante el verano pueden perjudicar a nuestro estómago sin que nos demos cuenta. Además, y como también puede resultar evidente, la gastritis no se combate con antiinflamatorios.

No en vano, como explicamos anteriormente, pueden ser un desencadenante. En ese caso, lo que se puede tomar —siempre con pauta médica— son ciertos analgésicos como el paracetamol, tal y como indican desde el blog del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.

Cómo combatir la gastritis

Un hombre bebiendo agua
Tomar agua no alivia los síntomas de la gastritis. | Freepik

Lo primero es identificar el tipo de gastritis que tenemos y comprender que, si es de origen bacteriano, ha de combatirse con antibióticos. Es lo que sucede si ha aparecido el Helicobacter pylori en nuestra vida. A partir de ahí, determinados tratamientos como antiácidos o protectores gástricos —los denominados inhibidores de la bomba de protones— pueden funcionar bien.

De nuevo, siempre con pauta médica, a pesar de que podamos encontrar antiácidos de libre dispensación. En el caso de los protectores gástricos nos referimos a toda la familia de los ‘prazoles’ como el omeprazol, el pantoprazol o el esomeprazol.

Aparte de eso, nuestros hábitos de vida influyen. Menos tabaco, menos estrés y menos alcohol ayudan a despedirse de la gastritis. También evitar comidas excesivamente copiosas, grasas o calientes. Perfil parecido que implica mejorar la dieta, incorporando más frutas, verduras o patatas —siempre cocidas o al vapor—; además de prescindir de bebidas edulcoradas o carbonatadas y otros irritantes como el café o el té, como también recuerdan desde el COFM.

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