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Las mejores formas de comer mango para aprovechar toda la pulpa

Se trata de una fruta rica en fibra que previene ciertos tipo de cáncer, alivia el estreñimiento y reduce el colesterol «malo»

Las mejores formas de comer mango para aprovechar toda la pulpa

Mangos | Pixabay

Las propiedades nutricionales y características de los llamados «superalimentos» los han convertido en productos clave que no pueden faltar en las nuevas dietas saludables.

Alimentos como las semillas de chía, el aguacate o el brócoli han experimentado un crecimiento de popularidad y un aumento considerable de la demanda.

Entre los conocidos como «superalimentos» destaca el mango (Mangifera indica). Se trata de una fruta originaria de una región al noroeste de la India. Sin embargo, ha encontrado un terreno fértil en todo el sudeste asiático, donde se ha estado cultivando durante más de 4.000 años. A partir de allí, ha viajado por todas las regiones cálidas del mundo gracias a la influencia de monjes budistas y a la actividad comercial de diversos grupos, incluyendo persas, portugueses, españoles e ingleses.

Cómo seleccionar un buen mango

En muchas ocasiones, los mangos son recolectados antes de madurar para evitar su deterioro durante largos trayectos hasta su destino, a menudo a miles de kilómetros de distancia. Adicionalmente, es habitual que se utilicen numerosos pesticidas, incluyendo el «carburo». Por esta razón, si es posible, es recomendable elegir mangos provenientes de cultivos ecológicos.

Si el mango se encuentra en su fase de inmadurez, es posible permitir su maduración gradual en el frigorífico, a una temperatura de aproximadamente 12 grados, durante una o dos semanas. Otra alternativa es mantenerlo a temperatura ambiente durante algunos días o introducirlo en una bolsa de papel para acelerar el proceso de maduración.

La señal definitiva de un mango maduro se manifiesta en su agradable aroma y en su textura al ejercer una leve presión, la cual no debe ser ni excesivamente firme ni demasiado blanda.

Una manera de evaluar su grado de madurez consiste en sumergir la fruta en agua: si se hunde, está en su punto de maduración, en caso contrario, aún se encuentra verde.

El matiz de color no constituye un indicador absoluto, ya que varía según la variedad del mango. Algunas variedades permanecen verdes al madurar, mientras que otras adoptan tonalidades amarillas, naranjas o incluso azuladas.

Cuatro formas distintas de comer el mango

Existen cuatro formas para disfrutar del mango sin desaprovechar parte de su pulpa:

Con una cuchara

Corta dos grandes rodajas del mango a cada lado del hueso central. Separa estas rodajas, manteniendo el centro con el hueso. Utiliza una cuchara para extraer la pulpa del mango.

Con un tenedor

Haz un corte en forma de cruz en uno de los extremos del mango. Retira la piel en cuatro partes siguiendo la cruz. Pincha el mango con un tenedor y disfruta de la pulpa.

Partido en forma de cubos

Empieza cortando un «filete» a lo largo del mango. Luego, con un cuchillo afilado, realiza cortes en forma de cuadrícula en la pulpa sin llegar a cortar la piel. Gira el mango y los cubitos de pulpa se separarán fácilmente. Finalmente, córtalos desde la base.

Mango en cubos | Pixabay

En láminas

Empieza por cortar los extremos del mango. Luego, coloca el mango de manera vertical y pela la piel desde la parte superior hacia abajo, siguiendo la forma curva de la fruta. Después, realiza cortes en láminas a ambos lados del hueso central.

Con las manos

Empieza por pelar el mango con la mano pellizcando uno de los extremos. Después, estira la piel hacia abajo dejando el otro extremo sin pelar para poder sujetarlo mientras comes la parte ya descubierta. El punto es ir bajando la piel hasta comer por completo.

Beneficios del mango

El mango posee una composición singular que contribuye a prevenir enfermedades degenerativas, como trastornos cardíacos, cáncer y diabetes. Aunque es rico en hidratos de carbono, su sabor dulce no se traduce en un alto aporte calórico, ya que 100 gramos apenas contienen 65 calorías, además de proporcionar una buena cantidad de fibra.

  • Protección para la piel y mucosas: el betacaroteno presente en el mango resulta valioso para resguardar la piel, mucosas, ojos y corazón frente a los efectos nocivos de los radicales libres.
  • Apoyo para huesos y músculos: la combinación de magnesio y potasio en el mango resulta propicia para mantener en óptimas condiciones el sistema músculo-esquelético, previniendo desde la osteoporosis hasta los calambres musculares. Estos minerales también influyen en la regulación de la presión arterial, favorecen la eliminación de líquidos y aseguran el adecuado funcionamiento de los riñones.
  • Balance y fluidez sanguínea: los ácidos orgánicos débiles que contiene el mango, una vez procesados por el cuerpo, se unen a minerales para formar sales que actúan alcalinizando y fluidificando la sangre.
  • Mejora en la absorción de nutrientes: las enzimas presentes en el mango fomentan la asimilación de los macronutrientes y contribuyen a su digestión. Estas enzimas facilitan la digestión, y se cree que «suavizan» y «purifican» el estómago y los intestinos, razón por la cual es recomendado para quienes padecen problemas digestivos.
  • Estímulo al sistema inmunológico: los minerales y vitaminas antioxidantes del mango, junto con compuestos fenólicos, fortalecen el sistema inmunológico. La presencia de compuestos como quercetina, isoquercetina, astragalina, fisetina, ácido gálico y metilgalato aporta propiedades antioxidantes.
  • Aporte de fibra: al igual que la mayoría de las frutas, el mango ofrece una cantidad apreciable de fibra, que contribuye a prevenir ciertos tipos de cáncer, como los digestivos, alivia el estreñimiento y reduce el colesterol LDL, protegiendo así el corazón y el sistema circulatorio.
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