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¿Dormimos peor en invierno? Causas y soluciones para descansar esta temporada

Parámetros ambientales y fisiológicos podrían explicar estas dificultades

¿Dormimos peor en invierno? Causas y soluciones para descansar esta temporada

Un hombre despierto en la cama | ©Freepik.

El sueño es una de las asignaturas pendientes de los españoles, como ya hemos contado en varias ocasiones en THE OBJECTIVE. Nuestro país forma parte de la locomotora europea en cuanto a casos de insomnio, además de otros trastornos del sueño. Los motivos que afectan son muchos, pero también deja interrogantes en el aire como si dormimos peor en invierno que en verano.

A priori, no debiera ser así. Son muchas las razones por las que dormir en verano es peor o, cuanto menos, altera más nuestros hábitos de sueño y merma nuestro descanso. El verano va asociado a temperaturas más elevadas, algo que a nuestro organismo —si vamos por encima de los 21 ºC— no le sienta bien. También a una cantidad ingente de horas de luz solar, lo cual también provoca cambios hormonales que dificultan la calidad del sueño.

De la misma manera, los hábitos estivales también son un torpedo a la línea de flotación del buen sueño. Peores rutinas de comida, cambios en la hora de ir a dormir, alcohol o grandes comilonas… Todo, o casi, apunta a que dormir en verano tiene más de pesadilla que de sueño. Ahora, si extrapolamos esta realidad a dormir peor en invierno, no encontraríamos razones para entenderlo.

Dormir peor en invierno suena a oxímoron. Tenemos más rutinas y horarios más regulares; temperaturas más controladas; una incidencia más medida de la luz solar; hábitos más sanos… Aun así, es posible que, al final, puedas dormir peor en invierno, pero ¿por qué?

Por qué podemos dormir peor en invierno

Una mujer que duerme peor en invierno
Hay razones ambientales que podrían explicar el mal descanso invernal. ©Freepik.

Parte de las razones que pueden explicar el hecho de dormir peor en invierno tienen que ver con, de nuevo, la luz y los ritmos circadianos. Si tan poco favor le hace a nuestro organismo que anochezca a las diez de la noche, no menos gracia le hace ver anocheceres a las cinco de la tarde. Nuestro reloj biológico, el nombre que se le da popularmente a estos ritmos circadianos, funciona con una serie de sensores de luz que están en nuestros ojos. Detectando estos ciclos de luz y oscuridad ambientales, ajustan el ritmo del organismo para que coincida nuestro día interno con el ambiental.

Sin embargo, vivimos también en un mundo saturado de contaminación lumínica. Lámparas, bombillas, pantallas, teléfonos… Dormir peor en invierno también puede entenderse desde la sobreestimulación que suponen determinados aparatos electrónicos. Razón por la que se suele recomendar alejarse de luces y pantallas en las horas finales del día.

No obstante, también hay razones psicológicas que podrían explicar el dormir peor en invierno. Una de ellas es el conocido como trastorno afectivo estacional (o TAE), del que habla Mayo Clinic. Su aparición invernal, también provocada por esa menor exposición a la luz solar y a realidades fisiológicas como una falta de vitamina D, puede modificar nuestro estado de ánimo. Cambios de humor repentinos, depresión, cansancio… Estas condiciones asociadas al TAE invernal también podrían alterar la calidad del sueño y provocar que durmamos peor en invierno.

Descansar peor desde un punto de vista ambiental: enfermedades y otras razones

De un modo parecido, ahora en lo fisiológico, hay ciertas realidades que también suelen torpedear el sueño en invierno. Los ambientes en los hogares, debido al uso de calefacciones, son particularmente secos en esta época del año. Por este motivo, las mucosas poco hidratadas dificultan las respiración y la sequedad aumentada de, por ejemplo, la garganta, puede dificultar el sueño. Además, este tipo de calefacciones también deberían estar en un término medio para que el sueño sea de calidad. Se estima que la temperatura idónea de la habitación o dormitorio debería estar en unos 19 ºC, dificultándose el sueño si la habitación va por encima de esa temperatura.

Un hombre que duerme peor en invierno
Uno de los errores más habituales es mantener una temperatura demasiado elevada en el dormitorio. ©Freepik

Por último y no menos evidente, el dormir mal en invierno puede vincularse a la evidencia de enfermedades como gripes o el resfriado común, dos elementos que suelen perjudicar la calidad del sueño y que están muy vinculados al invierno o al mal tiempo.

Qué hacer para no dormir peor en invierno

Lo bueno de los consejos para dormir mejor en invierno es que son extrapolables a prácticamente todo el año. Aparte de la temperatura correcta de la habitación, también deberíamos usar ropa de cama cómoda y que nos permita cierta movilidad.

Un hombre adulto duerme tranquilamente
Algunas de las pautas para dormir mejor en invierno se pueden extrapolar al resto del año. ©Freepik.

También conviene alejar elementos estresantes de las últimas horas del día, como también reducir la ingesta de comida o evitar las comidas copiosas, así como el alcohol. El uso de humidificadores en las habitaciones también podría contribuir a mejorar el ambiente de los dormitorios, paliando parte de esa sequedad. No menos relevante también es el mantenimiento de ciertas rutinas de higiene del sueño que nos puedan funcionar. Leer, una conversación calmada, una infusión relajante o una ducha de agua caliente, que pueda bajar la tensión arterial, podrían venirnos también bien para no dormir peor en invierno.

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