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Insomnio crónico: qué es esta patología en la que los españoles somos líderes de Europa

Tomar siestas a deshora, hacer ejercicio por la noche, consumir estimulantes o no concebir el sueño como salud están entre los problemas que más nos afectan a la hora de dormir

Insomnio crónico: qué es esta patología en la que los españoles somos líderes de Europa

Una mujer dormida encima de un teclado | ©Freepik.

Parece evidente la respuesta a la hora de definir el insomnio crónico, una realidad que afecta hasta a un 15% de los españoles. No es el único dato alarmante. O no como lo ha manifestado la Federación Española de Neurología en más de una ocasión, pues también somos uno de los países con mayores índices de insomnio transitorio.

Definido como la incapacidad de conciliar el sueño o de mantenerlo durante períodos largos de tiempo —deben superar el mes—, el insomnio crónico no difiere en su manifestación del insomnio transitorio. Dificultad para conciliarlo o dificultad para conseguir dormir de un tirón, sus síntomas no son ajenos para el que generalmente tiene problemas para dormir.

Despertarnos cansados, aumento de la irritabilidad, problemas de concentración y cambios de humor, entre los que se puede encontrar estados depresivos o de ansiedad son patrones comunes que están detrás del insomnio crónico, aunque también del transitorio. En cualquier caso, como ya te explicamos en THE OBJECTIVE, el insomnio se puede deber a alguna de estas seis razones.

Una problemática que además topa con otro par de factores poco halagüeños para la Sanidad española. Por un lado, somos líderes europeos en consumo de benzodiacepinas y ansiolíticos. Un ranking que encabezan tres nombres que los españoles conocen muy bien como Valium (diazepam), Trankimazin (alprazolam) y Orfidal (lorazepam). Un 11% de los españoles ha tomado en 2021 alguno de estos ansiolíticos. Por ponerlo en contraste, nuestros ‘perseguidores’ a nivel continental son polacos y belgas. En ambos casos, presentan ratios que están en torno a los 85 u 80 consumidores por cada 1.000 personas.

Las complicaciones del insomnio crónico

Una mujer con insomnio crónico se despierta en la cama
El insomnio crónico aparece cuando se está más de un mes con dificultades para dormir. ©Freepik.

Aunque la sintomatología es parecida, conviene identificar el tipo de insomnio crónico que se padece. Algunas personas sufren el llamado insomnio de conciliación, relacionado con el inicio del primer sueño, dando vueltas en la cama durante más tiempo del debido.

La otra opción es el insomnio de mantenimiento, concebido como la incapacidad de conservar el sueño. En estos casos se producen despertares frecuentes o despertares tempranos que impiden volver a dormirse. La cuestión más allá de estas diferencias está en saber también qué está detrás del insomnio crónico de los españoles.

Es evidente que la pandemia del covid-19 acrecentó las dificultades para conciliar el sueño. Una realidad que hace que llueva sobre mojado en los problemas para dormir de los españoles. A ello se debe sumar un dilema habitual en nuestro país, pues el insomnio es considerado un trastorno mental y, sobre todo, no abundan los profesionales del sueño. En este sentido, se recuerda también desde ciertas instituciones como la Sociedad Española de Neurología, los problemas del insomnio crónico y de su afectación al día a día.

Una persona recurre a pastillas para combatir el insomnio crónico
El abuso de benzodiacepinas puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades como el alzheimer. ©Freepik.

Citan entre las complicaciones la aparición de déficits cognitivos y de memoria, independientemente de la edad. También aumentan los riesgos de producir ansiedad y depresión, si seguimos hablando de enfermedades mentales. A eso hay que sumar otras vinculaciones de sobra conocidas como sucede con la obesidad, la hipertensión o la diabetes, de las que hay literatura médica abundante que relaciona insomnio con estas patologías.

Además, también indicaron que los tratamientos contra el insomnio basados en benzodiacepinas no deben alargarse sine die. Citan que no se han de consumir durante más de 12 semanas, pues generan problemas dependencia y tolerancia. Por eso, interrumpir estos tratamientos también se vinculan a la aparición del síndrome de abstinencia. Incluso un aumento potencial del 51% de riesgo de padecer alzheimer en este tipo de personas, según varios estudios.

Cómo corregir el insomnio crónico

Una mujer joven trasnocha en el trabajo
Trabajar a deshora, abusar de las pantallas o hacer deporte por la noche podrían estar detrás de las causas del insomnio crónico. ©Freepik.

El doctor Carlos Egea, presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), apuesta por «concienciar y divulgar que el sueño es salud», según ha citado en varias ocasiones. Haciendo hincapié además con unas declaraciones de principios de año en que «no dormir bien acorta la esperanza de vida y favorece un envejecimiento no saludable».

Además, recordaba que «el sueño no es como la grasa, el organismo no lo almacena, sino que es día a día». Una realidad que pone en negro sobre blanco el error habitual de recuperar o hacer curas de sueño el fin de semana, pues no serviría de nada. Por este motivo, insiste en que el sueño sea de entre siete y nueve horas diarias, algo impensable en un 60% de los españoles, que apenas llegan a las siete horas de lunes a viernes.

El decálogo para dormir mejor de la World Sleep Society

Entre las soluciones que Egea ofrece al insomnio crónico está que se pueda revertir el uso de ansiolíticos o hipnóticos con terapia. También se apuntaba a tomar medidas concretas con el cambio de hora, defendiendo el horario de invierno todo el año. En cuanto a las pautas por una mejor higiene del sueño, los nombres más o menos los sabemos, pero hacemos caso omiso.

Citando a la World Sleep Society, las claves para dormir mejor estarían en una suerte de decálogo que favorezca el descanso:

  • Establecer un horario regular para dormir y despertarse.
  • Evitar la ingesta de alcohol al menos a cuatro horas de acostarse y no fumar.
  • No ingerir cafeína durante las seis horas previas al irse a dormir.
  • Evitar alimentos pesados, azucarados o picantes cuatro horas antes de irnos a dormir.
  • No tomar siestas de más de 45 minutos.
  • Hacer ejercicio de manera regular, pero no antes de dormir.
  • Mantener estancias ventiladas y una temperatura de sueño cómoda (alrededor de los 18º).
  • Eliminar luces, ruidos y estímulos (como las pantallas) de la cama.
  • Utilizar la cama para dormir, evitando el uso para trabajo o recreación.
  • Establecer un horario regular para dormir y despertarse.
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