Cibofobia: qué es y qué hay detrás de este miedo irracional a comer
Este tipo de situación no debe confundirse con los simples gustos o con otros trastornos
De sobra sabemos que hay ciertos trastornos como la anorexia donde la persona que los sufre tiene un auténtico temor a comer determinados alimentos. Sin embargo, aunque puedan parecer similares, la cibofobia, de la que hoy os hablaremos, no tiene nada que ver con la anorexia en forma y fondo.
Aunque en ambos la persona que lo padece puede evitar determinados alimentos, el motivo por el que lo hace es bien distinto. Lo que sí es cierto es que ambos pueden ser especialmente letales, sobre todo en personas jóvenes. No obstante, cabe puntualizar que la cibofobia no es, ni mucho menos, una fobia exclusivamente juvenil.
Consideradas las fobias como un miedo irracional e injustificado a algo, la cibofobia está considerada una fobia específica. Si traducimos su prefijo, de origen latino, veremos que ‘cibo’ significa ‘cebo’ o ‘comida’. Aunque la traslación no sea tan precisa como quisiéramos, traduciríamos la cibofobia como el miedo a comer, pero por qué sucede esto.
Qué es la cibofobia
Como sucede con otras fobias, es decir, miedos irracionales, la cibofobia vuelve a no tener un origen del todo claro en las personas que la sufren. Lo que sí es evidente es que este temor va más allá de las simples apetencias organolépticas. En el caso de la cibofobia ya no hablamos sólo de algo tan trivial como las preferencias, sino de situaciones de auténtico pánico o temor que pueden sufrir las personas ante ciertos alimentos.
De la misma manera que en otras fobias específicas, la cibofobia puede tener orígenes remotos, basados en un episodio traumático. No obstante, esta realidad es relativamente frecuente en el desarrollo de este trastorno, pues se entiende la cibofobia como el miedo a comer determinados alimentos muy concretos.
Además, no hablamos de que se eviten por cuestiones como las preferencias gustativas, sino que se evitan por el temor a que este alimento nos produzca una reacción insospechada. De tal modo, la cibofobia guarda ciertos paralelismos con episodios de alergias alimentarias o intolerancias. Como recordatorio de estos eventos traumáticos, que podrían devenir en una noche de hospital o en un cuadro anafiláctico, las personas con cibofobia sienten auténtico pánico ante esos alimentos. Algo que también sucede con determinadas fobias específicas relacionadas con la comida, como cita este estudio.
En un sentido parecido, la cibofobia también se entendería como ese terror a poder contaminarnos o contagiarnos al comer ciertos alimentos. La presencia de gérmenes, patógenos o ciertas toxinas estarían detrás de la evitación de este tipo de alimentos. Además, como insistimos, puede estar propiciado por un acontecimiento real del pasado o simplemente por una percepción.
Cuáles son los síntomas de la cibofobia
Como otras fobias específicas, la cibofobia presenta una sintomatología similar. De hecho, lo habitual es que se produzca en tres sentidos diferentes: cognitivo, conductual y físico-fisiológico. En el primer caso se puede producir desorientación, angustia, preocupación extrema o pérdida de concentración. Realidades paralelas al hecho conductual de evitar o esquivar ese estímulo fóbico. No comprarlo, no comerlo o simplemente rechazar la posibilidad de su ingesta estaría en esos términos.
Como es evidente, conviene no forzar a la persona que lo sufre a consumirlo. En cuanto al último tipo de síntomas se pueden experimentar cambios físicos como escalofríos, mareo, taquicardias, sudoración o temblores. Sensaciones que también se suelen sentir en fobias como la agorafobia, de la que ya te hablamos en THE OBJECTIVE, o la amaxofobia.
Cómo identificar y tratar esta fobia
Es fundamental no confundir la cibofobia con la anorexia o con simples gustos alimentarios. Es lógico que haya personas que sencillamente no consuman determinados alimentos o que, si los consumen, es de una manera muy concreta. Por este motivo, conviene comprender ciertas realidades más o menos recurrentes en la cibofobia.
En este caso, suelen ser personas que leen a conciencia el etiquetado de los alimentos para conocer la caducidad o la composición. También suelen evitar tomar alimentos perecederos o poco cocinados, sobre todo por el temor a que persistan o se desarrollen gérmenes. Del mismo modo, suelen preferir no consumir comida preparada por otra persona, confiando únicamente en ellos mismos cuando cocinan. Además, es habitual que no quieran ingerir alimentos preparados con antelación o de días anteriores.
Lo más habitual cuando se perciben los síntomas de la cibofobia es acudir a un especialista en salud mental. La terapia conductual con psicólogos o psiquiatras puede ayudar a vencer esta resistencia a comer ciertos alimentos. Además, conviene que se compagine con trabajo de nutrición para hacer entender al paciente la importancia de determinados productos.
Como en otros ejemplos de terapia conductual, los caminos más habituales para reconducir la situación también pasan por determinadas técnicas de relajación y exposición. Solo en casos extremos suele necesitarse tratamiento farmacológico, pero no es habitual.