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Fidgeting: la forma de perder peso gracias a los movimientos involuntarios

Puede que nadie haya reparado en este inquieto concepto, pero puede tener más beneficios de lo que parece

Fidgeting: la forma de perder peso gracias a los movimientos involuntarios

Una mujer sentada en un sofá | ©Freepik.

Puede que por fidgeting no te suene absolutamente nada. Sin embargo, es posible que lo hagas más a menudo de lo que piensas. Además, puede que no sepas que podría tener ventajas para tu salud aún sin saber de qué estamos hablando. Lo cierto es que este concepto, que nos puede parecer extraño, ha cogido vuelo en los últimos años dentro de las tendencias fitness.

Con el sedentarismo convertido en un problema casi de salud pública, acciones aparentemente involuntarias que nos ayudasen a quemar calorías podrían venir bien. Evidentemente, no se pueden esperar determinados milagros con estos pequeños cambios, pero sí comprender que pueden ser relevantes.

Sometido a un círculo virtuoso donde el ejercicio, el descanso, el déficit calórico y bajos niveles de estrés afectan a la calidad de vida, encontrar pequeñas fórmulas que ayuden nunca está de más. Razón por la que el fidgeting ha ido cobrando fuerza en los últimos años.

Qué es el fidgeting

En castellano no existe un término concreto para definir lo que en inglés se conoce como fidgeting. Si lo intentásemos traducir lo podríamos catalogar como ‘persona inquieta’. Dentro de esas inquietudes, lo que entra como fidgeting serían gestos involuntarios que puede ser mover las piernas, pero también jugar con las manos con objetos diversos como bolígrafos, teléfonos, la ropa o incluso con el propio pelo.

Lo cierto es que este tipo de gestos, aparentemente inútiles, pueden ser de orígenes variados y producirse por todo tipo de razones. También puede que resulten molestos, especialmente para las personas que rodean a estos inquietos, viendo que no dejan de moverse casi de manera compulsiva.

La realidad es que este tipo de movimientos espontáneos se pueden deber a diferentes causas, algunas sin motivación aparente. No obstante, suelen producirse en movimientos de tensión, estrés o nerviosismo, también como aburrimiento. De la misma forma, las personas que padecen el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) también pueden hacer fidgeting. Por este motivo, los orígenes del fidgeting pueden ser variados, aunque también pueden ser intencionados.

Los beneficios del fidgeting

Diferentes estudios han avalado lo que parecía insospechable: que estos movimientos inquietos tenían ventajas para la salud. A nivel físico, el fidgeting parece ejercer cierto control de peso, o así lo avalaba la Mayo Clinic estadounidense con un estudio. En él incluyeron a 16 personas que habían de ingerir 1.000 kcal extras diarias. Lo curioso es que, tras ocho semanas, los participantes habían subido de peso, pero no en la misma proporción que habían ingerido esas calorías de más.

Lo que sucede, según el estudio, es que las personas aumentaron de forma espontánea los movimientos espontáneos. En cierto modo, el cuerpo interpreta que ha tomado más calorías de la cuenta y se producen esta serie de movimientos que implicarían un aumento del gasto calórico. Todo ello se relaciona también con un sistema vinculado a la propia gestión térmica del cuerpo llamado adipostato. En este supuesto, nuestro ‘termostato’ intenta mantener estable la temperatura corporal.

La implicación de la termogénesis

En este supuesto, ingerimos menos calorías, el adipostato también equilibra para que el cuerpo consuma menos calorías. Por contra, si incrementamos las calorías, lo que sucede es que el gasto aumenta. Lo que sucede cuando el fidgeting entra en acción es que estos movimientos voluntarios aumentarían el gasto energético. Un concepto que va asociada a termogénesis por actividad sin ejercicio, algo de lo que ya hablamos en THE OBJECTIVE, y que tiene que ver con ese gasto energético sin realizar deporte o actividad física.

A juicio de los investigadores, dos tercios de esa energía extra que se consumen se deben a la termogénesis ahí citada. No es el único ejemplo, pues otras investigaciones también avalan que existen un gasto calórico extra a medida que practicamos el fidgeting. De esta manera, también podemos intentar aumentar ese gasto de energía con este tipo de gestos instintivos. Aunque hay distintos tipos de prácticas, lo que más calorías podría consumir sería un movimiento potente con las piernas.

La realidad, trasladada a esa energía quemada a través de la actividad no considerada ejercicio, es que se pueden perder parte de las calorías que acumulamos con esta dinámica. Evidentemente, no se puede pretender esperar perder demasiado peso con este tipo de práctica. No obstante, puede ayudar si se incorpora dentro de rutinas más saludables como una dieta más equilibrada o hacer deporte de manera continua.

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