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Arroz rojo: qué es y qué beneficios tiene respecto al arroz blanco tradicional

De moda desde hace unos años, la realidad puede no ser tan romántica y beneficiosa como a priori apuntaba

Arroz rojo: qué es y qué beneficios tiene respecto al arroz blanco tradicional

Un plato con arroz rojo | ©Freepik.

El arroz es el ingrediente fundamental para culturas tan milenarias como la china, la japonesa o la india. Básico en miles de dietas y consolidado como el cereal más consumido del mundo, el arroz viajó hace siglos hacia Occidente. Hoy raro es el hogar español o europeo que no lo consume. Sin embargo, no todos los arroces son iguales. Razón por la que hoy os vamos a presentar al arroz rojo, una variedad sorpresiva y nutricionalmente curiosa a la que prestar atención.

Todos sabemos que el arroz, en términos generales, tiene ciertas características nutricionales muy bien definidas. Entre lo más habitual está el concebir al arroz como una fuente de hidratos de carbono. Lo es, evidentemente, pero el arroz blanco que solemos consumir en España es, en términos generales, poco relevante en otros macronutrientes.

Distinto es el caso de las proteínas, donde sí tiene una cantidad relevante. No obstante, como hemos explicado en otras ocasiones en THE OBJECTIVE, las proteínas de los alimentos de origen vegetal no tienen incorporados todos los aminoácidos esenciales. Algo que sí sucede en las proteínas de origen animal. No obstante, no debemos quedarnos sólo en los macronutrientes. Motivo por el que ver un más allá con el arroz rojo.

Qué es el arroz rojo

Una persona sujeta arroz rojo
El arroz rojo es habitual en las cocinas del Sudeste asiático, pero también en algunos países de África. ©Freepik.

Cuando hablamos de arroz rojo no nos referimos a una variedad en concreto, sino a distintas referencias como puede ser el arroz rojo cargo o el arroz rojo del Himalaya. En cualquier caso, el arroz rojo –sin importar la variedad– entraría en lo que definimos como arroz de grano largo.

Típico en determinados países de Asia y África, el arroz rojo –en cualquiera de sus versiones–se utiliza gastronómicamente de manera parecida al arroz de grano largo. El nombre, como es evidente, está en su pigmentación. Esta coloración rojiza o parduzca se debe a la presencia de antocianinas, un pigmento que da esta gama cromática a los granos. Como además el arroz rojo se suele comer sin descascarillar –es decir, integral– su color es más intenso. Además, la parte exterior que lo protege –el salvado– es de ese color rojo.

Por eso, ha cogido bastante fama en los últimos años, pues pertenece a la índole de los arroces integrales. No obstante, esto no quiere decir que el arroz rojo sea necesariamente una panacea gastronómica o nutricional. Más aún cuando vemos cómo cambia su precio respecto al arroz blanco convencional o incluso respecto al arroz integral.

Comparativa del arroz rojo versus arroz blanco

El arroz rojo que se comercializa en España, si prestamos atención al etiquetado del producto que se puede ver en nuestros lineales, no es abismalmente diferente al arroz blanco convencional. Tampoco respecto a arroces de grano largo o a arroces integrales. Echando un vistazo a dos de los principales supermercados de España donde se comercializa, vemos que 100 gramos de arroz rojo suponen 77,4 gramos de hidratos de carbono.

También 7,5 gramos de proteínas y 1,9 gramos de fibra alimentaria. Todo ello también con un bajo componente en azúcares (apenas 1,2 gramos por cada 100 gramos de producto). Además de una cantidad de grasas baja –1,9 gramos–, para un valor energético de 360 kcal por 100 gramos.

Si lo comparamos con un arroz blanco redondo de marca blanca, veremos que los datos no son para tirar cohetes. El arroz rojo apenas presenta un gramo más de fibra, así como apenas medio gramo más de proteína y un poco más –apenas 0’2 gramos– de grasas. Por lo demás, si prestamos atención a los macronutrientes, su relevancia no es mucho mayor. Cuestión diferente a lo que encontramos con el precio, multiplicando el arroz rojo hasta por siete el coste normal de un arroz redondo de marca blanca.

De hecho, si la comparativa se hace con arroces integrales –también de marca blanca–, veremos que el arroz integral convencional tiene más proteínas, más fibra y más grasa que el arroz rojo. La cuestión, como vamos a ver a continuación, no está solo en analizar macronutrientes, sino también los micronutrientes. Lo que sí sucede es que tiene una mayor cantidad de ciertos minerales como magnesio o hierro, pero tampoco en una concentración muy distinta de la que puede tener un arroz integral convencional.

Los posibles beneficios del arroz rojo

Vista cenital de granos de arroz rojo
Distintos estudios apuntan a las posibles ventajas del arroz rojo, aunque no están del todo identificadas. ©Freepik.

La antocianina antes citada, según distintos estudios realizados en vitro y presente en el arroz rojo, podría tener virtudes antioxidantes. Estos flavonoides podrían combatir los radicales libres, frenando cierto envejecimiento celular, y también tener una función antiinflamatoria. Razón por la que también se apunta a que el arroz rojo, aunque las investigaciones no son del todo concluyentes, podría suponer cierto control de patologías como la diabetes tipo 2. También existe una vinculación de los antocianos con el control del colesterol, pero también hemos de leer cierta letra pequeña.

En cualquier caso, los estudios más avanzados en este sentido solo se han realizado en animales –ratas, principalmente– por lo que no son extrapolables en casos de éxito a los seres humanos. Por tanto, el arroz rojo podría tener potenciales virtudes debido a estos flavonoides, pero no es algo que esté corroborado científicamente. Motivos que hacen que no se pueda asegurar que consumir arroz rojo –en detrimento de otros arroces– supusiera ventajas para nuestro organismo.

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