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Zapatillas de andar por casa: cómo debe ser el calzado doméstico si nos importa nuestra salud

No todas las alternativas son iguales y algunas, de hecho, son más arriesgadas que otras más allá de la comodidad

Zapatillas de andar por casa: cómo debe ser el calzado doméstico si nos importa nuestra salud

Calzado de estar por casa. | ©Freepik.

Puede parecer un tema menor, pero la realidad de las zapatillas de andar por casa y sus implicaciones pueden ser mucho mayores de lo que parece. El calzado doméstico es fundamental en nuestro día a día. Quizá no tanto como el que utilizamos en la calle, pero lo cierto es que pasamos muchas horas con él.

No llegamos, insistimos, al extremo del calzado callejero. Sobre todo por el tipo de superficies a las que nos enfrentamos y, especialmente, al recorrido que hacemos con unos y otros. Eminentemente sedentario, el calzado doméstico, que sintetizaríamos en zapatillas de andar por casa, puede ser un peor aliado de lo que pensamos.

Lo cierto es que las opciones domésticas parecen infinitas. Las típicas pantuflas son un refugio habitual. También el uso de chanclas o sandalias, así como zuecos, pero también zapatillas de deporte o directamente ir descalzos pueden ser modus operandi habituales. Todos, como veremos, tienen sus pros y sus contras. Por eso, comprender la realidad de qué calzado es más adecuado para andar por casa es relevante.

Entendiendo el calzado doméstico: más allá de las zapatillas de andar por casa

Hay una realidad evidente que, en determinadas profesiones, ha supuesto un cambio radical a la hora de enfrentar sus estilismos diarios. La pandemia supuso para millones de personas pasar más tiempo de la cuenta en calzado doméstico. Las zapatillas de andar por casa se convirtieron en el pan nuestro de cada día. De esta manera, un calzado orientado a apenas darnos alivio unas pocas horas al día se convirtió en calzado oficial.

Esa realidad ha perseguido a otro tipo de profesiones donde el teletrabajo sea frecuente y que supone, de nuevo, pasar más tiempo en zapatillas de andar por casa de la cuenta. Es aquí donde entra parte de este problema que puede, si no se presta atención al tipo de calzado, un problema para la salud podológica del que lo utilice.

Es curioso, evidentemente, pues el uso del calzado –no hablemos ya del doméstico– es relativamente contemporáneo para la especie humana. Si llevamos algo más de 200.000 años como Homo Sapiens sobre la faz de la Tierra, el uso generalizado de los calzados es infinitamente menor. Razón por la que pensar si debemos, o no, utilizar calzado es parte de esta incógnita.

Lo que sí sucede es que hay un mundo alrededor del calzado, tanto doméstico como callejero, donde se indican conceptos como amortiguación, talón elevado o soporte del arco plantar. Todos ellos, en mayor o menor medida, pasan a un segundo plano cuando hablamos de calzado de andar por casa.

Descalzos o calzados: esa es la cuestión

La cuestión es que hemos convertido en cotidiano un calzado que a veces era puntual. Como esa puntualidad se ha ido aumentando, ahora también podemos darnos cuenta de que esas zapatillas de andar por casa que utilizábamos no siempre eran la mejor opción. Especialmente si estamos hablando de personas que pueden tener ciertos defectos de pisada o problemas con el arco plantar, bien sea por el pie plano o por el pie cavo.

Zapatillas de hotel
Debemos buscar calzado que sujete y que tenga cierto perfil en el talón, no que sea plano. ©Freepik.

Lo que sí es cierto es que hay determinadas características que deberíamos tener en cuentas al elegir unas zapatillas de andar por casa. De hecho, es algo que recuerda el Colegio Oficial de Podólogos de Castilla-La Mancha, que explica en una de sus publicaciones que «el uso prolongado de zapatillas inadecuadas puede afectar la postura y la salud general de los pies».

No obstante, recuerdan que «proporcionan amortiguación y protección contra superficies duras o frías, reduciendo el riesgo de lesiones menores». Motivo por el que también analizan la realidad de andar descalzo en casa. En este ejemplo, recuerdan que «puede fortalecer los músculos de los pies y mejorar el equilibrio». No obstante, hay una letra pequeña si el suelo es duro o hay objetos que pueden causar lesiones, ir descalzo no sería recomendable. Razón por la que evitar superficies perjudiciales.

Cómo deben ser las zapatillas de andar por casa

Una mujer antes de ponerse las zapatillas de andar por casa
El calzado de andar por casa debe ser cómodo, pero también debe garantizar cierta estabilidad. ©Freepik.

A partir de ahí, explican que las zapatillas de andar por casa básicas deberían «proporcionar un soporte adecuado y no ser demasiado ajustadas». En este caso, explican las zapatillas ideales como las que «ofrecen soporte para el arco del pie y una suela que absorba los impactos». Además, conviene que, como con el calzado de calle, no sean del todo planas en su suela, sino que ofrezcan un cierto perfil con un poco de elevación en el talón. Motivo por el que debemos prescindir de calzados planos y también de aquellos calzados que no permitan una buena sujeción del pie, como las sandalias de tira o las chanclas.

Sin embargo, no hemos de pasarnos: «deben ser lo suficientemente flexibles para permitir el movimiento natural del pie y, al mismo tiempo, proporcionar estabilidad». Además de usar materiales transpirables que eviten un exceso de sudoración y mantengan los pies secos. Esto es fundamental si queremos evitar el mal olor de pies del que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.

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