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¿Eres un vampiro emocional? Cómo saber si lo eres o si tienes a uno de ellos en tu vida

No necesariamente hay que cortar con este tipo de personas, pero sí saber cómo atajarlas

¿Eres un vampiro emocional? Cómo saber si lo eres o si tienes a uno de ellos en tu vida

Una adolescente abroncando a otra. | ©Freepik.

Hay personas en nuestra vida que, al pasar tiempo con ellas, nos dejan una sensación de agotamiento. A veces, sus conversaciones giran constantemente en torno a sus problemas, sus dramas y necesidades. ¿Te ha pasado que, cuando estás con alguien, sientes que tus propios problemas quedan relegados? ¿O que esa persona siempre quiere estar en el centro de todo, sin importar las circunstancias? Este tipo de actitudes puede hacerte sentir invisible, como si no importaras tanto. Pues bien, es hora de hablar del vampiro emocional.

Otras veces, puede que te hayas sentido culpable por cosas que no son realmente tu responsabilidad. Personas que te hacen sentir que no haces lo suficiente por ellas, o que no cumples con expectativas que jamás acordaste cumplir. ¿Sientes que, cuando estás con ciertas personas, sales con más culpa de la que tenías antes de hablar? Esa manipulación emocional sutil puede ser una señal.

También puede que, en lugar de culpa, sientas intimidación. Hay personas que logran hacer que el ambiente se torne pesado, controlado, donde solo ellas tienen la razón. ¿Alguna vez has sentido que tus emociones o tus problemas no tienen cabida? Que por mucho que intentes expresarte, esa persona siempre tiene un tema más importante o más urgente que atender. Estas son algunas señales de lo que conocemos como vampiros emocionales. Son temas que trata abundantemente el psicólogo Albert J. Bernstein en su obra Emotional Vampires, que en España fue adaptada por la editorial EDAF.

Qué hacen los vampiros emocionales

Los vampiros emocionales, aunque no es un término médico ni psiquiátrico, son personas que parecen tener una habilidad especial para drenar la energía emocional de quienes los rodean. No lo hacen con colmillos ni capa negra, pero sí con palabras, actitudes y acciones que, a menudo, son inconscientes. Estas personas, sin ser necesariamente malas, tienen una enorme necesidad de atención, de ser escuchadas y atendidas, lo que puede llevar a una relación desequilibrada.

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Uno de los comportamientos más frecuentes en los vampiros emocionales es la manipulación. Pueden utilizar la culpa, la victimización o el chantaje emocional para conseguir lo que desean. Por ejemplo, pueden hacerte sentir mal si no accedes a sus peticiones o si no pasas suficiente tiempo con ellos. Esa sensación de ‘deberles algo’ es una de sus principales armas.

Es importante aclarar que ser un vampiro emocional no es un trastorno psicológico ni un problema diagnosticado oficialmente. No es algo que una persona sea permanentemente, sino un conjunto de comportamientos que pueden surgir en diferentes contextos y que todos, en algún momento, podemos manifestar. Lo clave está en identificar cuándo alguien está drenando nuestra energía emocional de manera constante y establecer límites saludables. Algo de lo que ya te contamos en THE OBJECTIVE sobre cómo gestionar determinadas relaciones.

Qué tipo de vampiros emocionales existen

Existen diferentes tipos de vampiros emocionales, cada uno con su propio estilo de drenar la energía de los demás. El primero es el victimista, esa persona que siempre está en crisis y cuyas desgracias parecen ser siempre las peores. No importa lo que te pase a ti, sus problemas siempre serán más grandes, más trágicos y más urgentes. Con este tipo de vampiro, es esencial no caer en la trampa de sentirte responsable de su bienestar. La compasión está bien, pero no hasta el punto de sacrificar tu propia paz mental.

Otro tipo común es el narcisista. Este vampiro emocional necesita estar en el centro de todo, busca constantemente la admiración y reconocimiento de los demás. Si no le prestas atención, se sentirá herido y buscará alguna manera de hacer que te sientas mal por no haberlo considerado lo suficiente. La mejor forma de protegerte de este tipo de personas es mantener límites claros y no ceder a sus demandas de constante validación.

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Algunos de los comportamientos del vampiro emocional tienen que ver con una personalidad narcisista. ©Freepik.

Finalmente, tenemos al agresivo pasivo, esa persona que nunca expresa su descontento de manera directa, pero que te hace sentir mal a través de comentarios sutiles o actitudes ambiguas. Con este tipo de vampiro, la clave es la asertividad: responder con claridad y no dejar que sus insinuaciones te hagan dudar de ti mismo. Evitar el enfrentamiento directo no ayuda, ya que este tipo de persona suele aprovecharse del silencio para seguir drenando emocionalmente.

Protegerte de un vampiro emocional no significa cortar relaciones de inmediato, pero sí aprender a establecer límites claros y cuidar tu propia salud mental. Rodearse de personas que te apoyen y que valoren tus emociones es esencial para evitar caer en estos círculos agotadores. Mantener un equilibrio en las relaciones es clave: todos merecemos ser escuchados, pero no a costa de nuestra propia energía emocional.

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