Ansiedad por comer: el secreto para calmarla sin prohibiciones ni culpa, según una experta
Comer con atención y respeto a nuestras emociones nos libera de la obsesión por la báscula

Ansiedad por la comida | Canva pro
La ansiedad por comer rara vez surge por hambre real. Según May Morón, experta en nutrición emocional, aceptación corporal y hábitos saludables, detrás de este impulso suele haber preocupaciones más profundas que el simple apetito: estrés laboral, familiar o económico, cansancio físico o mental, soledad o la sensación de no tener tiempo para una misma. «La ansiedad por comer no nace en el estómago, sino en lo que intentamos calmar, tapar o controlar», explica Morón, quien desde hace 14 años acompaña a mujeres cansadas de las dietas, ayudándolas a reconectar con su cuerpo y disfrutar de la comida sin culpa. THE OBJECTIVE se puso en contacto con la experta para abordar este tema y conocer estrategias prácticas para gestionar la ansiedad por la comida.
Vivimos en un ritmo acelerado, llenas de exigencias y con la mente constantemente en modo “hacer”, mientras el cuerpo permanece en hipervigilancia. La comida se convierte entonces en un consuelo rápido, un parche emocional que reconforta de manera efímera. La cultura de la dieta, con su énfasis en el control absoluto, intensifica este fenómeno. Cuanto más tratamos de restringirnos, más fuerte se activa el impulso de descontrol. Las dietas restrictivas generan ansiedad porque el cuerpo interpreta las prohibiciones como escasez, y la mente responde con más deseo de los alimentos prohibidos. Así, un simple dulce puede convertirse en un objeto de obsesión que provoca culpa y malestar.
Diferencias entre el hambre real y el hambre emocional
Diferenciar entre hambre física y ansiedad por comer es fundamental para recuperar una relación sana con la comida. El hambre fisiológica aparece de manera gradual y paciente; puede satisfacerse con casi cualquier alimento y produce bienestar y energía. En cambio, la ansiedad por comer surge de forma repentina, intensa y selectiva: “necesito chocolate, dulce, pan… y lo necesito ya”, señala Morón. Una estrategia efectiva consiste en hacer una pausa antes de comer y preguntarse qué parte de uno mismo tiene hambre en ese momento. ¿Es el cuerpo que necesita alimento, o la mente que busca consuelo ante emociones incómodas como aburrimiento, estrés o tristeza? Comer para calmar un vacío emocional solo proporciona un alivio momentáneo, y tras ello aparecen culpa y vacío. Reconocer esta diferencia es un primer paso crucial hacia una alimentación más consciente. La ansiedad no es enemiga; es una mensajera que nos indica que algo dentro de nosotras requiere atención. Escucharla con curiosidad y sin juicio permite gestionar estas emociones sin recurrir automáticamente a la comida.

Hábitos para gestionar la ansiedad y no comer por impulso
Según May Morón, experta en nutrición emocional, aceptación corporal y hábitos saludables, más que intentar controlar la ansiedad por comer, lo importante es comprenderla y gestionarla mediante hábitos saludables que atiendan tanto al cuerpo como a las emociones:
- Mantener regularidad en las comidas, evitando saltarlas, para que el cuerpo se sienta seguro y equilibrado.
- Comer de forma consciente y nutritiva, incluyendo variedad de verduras, frutas, proteínas de calidad, legumbres y grasas saludables, para satisfacer las necesidades reales del organismo.
- Reducir el estrés diario mediante pequeñas pausas conscientes para respirar, caminar al aire libre, meditar o llevar un diario de emociones, así como mover el cuerpo regularmente con actividades como yoga, pilates, baile, correr o entrenamiento de fuerza.
- Desconectarse del ruido digital, especialmente de pantallas y redes sociales, y fomentar relaciones sanas que aporten apoyo emocional y compañía.
- Romper con la mentalidad de dieta, evitando clasificar los alimentos como “buenos o malos”, y practicar comer consciente, enfocándose en estar presente y atender lo que el cuerpo necesita, más que en la perfección.
La importancia de reconciliarse con la alimentación
Culparse por sentir ansiedad por comer es un aprendizaje cultural, no un fallo personal. Morón enfatiza que la ansiedad suele intentar protegernos o calmar emociones difíciles, y responder con reproche solo aumenta la tensión interna. Mirarse con curiosidad y compasión permite entender lo que sucede y construir una relación más sana con la comida. En su libro ¿De qué tienes que desprenderte para adelgazar? Y en su podcast, May Morón ofrece más herramientas prácticas para reconciliarse con la alimentación, disfrutar sin culpa y alcanzar un bienestar integral. Aprender a comer con presencia y respeto por nuestras emociones permite dejar atrás la lucha constante con la báscula y la ansiedad, alcanzando un equilibrio real entre bienestar, tranquilidad y amor propio.
