Cómo hacer senderismo seguro en invierno: los cinco consejos para disfrutar y cuidarte
Confiarse por la distancia de la ruta, del tiempo o no ir bien preparado puede jugar una mala pasada
El senderismo en invierno es una actividad ideal para conectar con la naturaleza, respirar aire fresco y desconectar de la rutina. La tranquilidad de los paisajes nevados y el encanto de los bosques en esta época del año invitan a aventurarse al aire libre. Además, no es necesario ser un deportista de élite para disfrutar de esta práctica, pues existen rutas de todos los niveles y para todas las edades. Sin embargo, el invierno presenta desafíos que no debemos subestimar si queremos disfrutar con seguridad de esta experiencia.
La combinación de bajas temperaturas, climatología cambiante y terrenos resbaladizos puede transformar una jornada agradable en una experiencia incómoda o, peor aún, peligrosa. Por ello, planificar adecuadamente y adoptar ciertas medidas preventivas es esencial. Si nos aseguramos de estar bien preparados, no solo aumentaremos nuestra seguridad, sino que también sacaremos el máximo provecho al tiempo que pasemos en la montaña. Además, tendremos la certeza de realidad un deporte con probados beneficios para la salud, según la literatura científica. Incluso combinable con los llamados baños de bosque, de los que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.
Los peores enemigos del senderismo en invierno
El clima invernal puede ser tan hermoso como impredecible. En la montaña, el tiempo cambia con rapidez, y lo que empieza como una jornada soleada puede transformarse en una tormenta de nieve en cuestión de horas. Las temperaturas bajo cero no solo afectan al confort, sino también a nuestra capacidad física y mental. Además, la luz solar escasea: los días cortos y las tardes que se oscurecen temprano pueden poner en aprietos a quienes no planifiquen bien los horarios de su ruta.
Una preparación física deficiente también puede jugar en contra. Aunque muchas rutas parecen sencillas, el esfuerzo que exige caminar en terrenos nevados o helados es mayor al habitual. La fatiga llega antes y, con ella, el riesgo de cometer errores aumenta. Este aspecto afecta especialmente a quienes no están acostumbrados a caminar largas distancias o a lidiar con las exigencias del invierno. Del mismo modo, conviene siempre tener en cuenta que los caminos, en muchos casos, han de ser también de retorno.
Por último, un equipamiento inadecuado y la falta de información sobre la ruta pueden convertir una experiencia prometedora en un mal trago. Ropa no impermeable, calzado sin agarre o mochilas mal organizadas pueden dejarnos expuestos al frío o las inclemencias del tiempo. Además, infravalorar el nivel de dificultad de una ruta, especialmente en invierno, puede ser una trampa peligrosa. No todos los senderos son aptos en esta época del año, y conocer sus características es fundamental.
Cómo hacer senderismo seguro en invierno
La hidratación y la alimentación son claves para mantener la energía durante el recorrido. En invierno, aunque no sintamos tanto la necesidad de beber, nuestro cuerpo pierde líquidos constantemente. Llevar agua suficiente y alimentos energéticos como frutos secos o barritas puede marcar la diferencia entre disfrutar de la experiencia o acabar agotado. No olvides comer y beber a intervalos regulares, incluso si no tienes hambre o sed.
El equipamiento adecuado es otro pilar fundamental. Ropa térmica, impermeable y transpirable es imprescindible para mantener el calor y evitar la humedad. También necesitarás calzado específico para montaña con suela antideslizante y, si el terreno lo requiere, crampones o bastones para mejorar la estabilidad. Añade una mochila con elementos básicos como una linterna, una manta térmica y un botiquín. La previsión es clave: lleva siempre más ropa de la que creas que necesitarás.
Planificar con antelación e informarse sobre la ruta es igual de importante. No confíes únicamente en los mapas digitales o las aplicaciones móviles, ya que la cobertura puede fallar en zonas remotas. Lleva un mapa físico y aprende a orientarte con él. Consulta las previsiones meteorológicas y el estado de las rutas antes de salir. Además, comunica a alguien tu plan, indicando la hora estimada de regreso y la ruta que seguirás.